Hace unas semanas, la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, mediante un fallo que refería a la libertad de expresión se desvinculó de lo establecido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos abriendo un panorama de arbitrariedad e incertidumbre en materia de aplicación del marco jurídico internacional de los Derechos Humanos en el país. Gastón Chillier, Director Ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), cuenta a La Primera Piedra las implicancias de este fallo regresivo y la situación de los Derechos Humanos en la actualidad.
— ¿Cuál es la situación de los Derechos Humanos en Argentina en el 2017?
— Me parece que este último año hemos visto regresiones en distintos niveles, por un lado, arrancó el año 2016 con la detención, que luego fue caracterizada como arbitraria, de Milagro Sala, en un contexto provincial donde hay un alto nivel de represión y criminalización. Después, el desmantelamiento de políticas públicas muy reconocidas por la comunidad internacional, como la Ley de Migrantes en cuanto al nuevo paradigma de protección de los Derechos Humanos de las personas migrantes, que fue desarmada injustificadamente por un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). Estamos viviendo amenazas de la propia ministra de seguridad de represión e intervención de la protesta social. En términos sociales, el despido de más de 150.000 trabajadores de distintas áreas del Estado y también de privados producto de las medidas económicas, termina afectando el acceso a los de derechos económicos y sociales.
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— ¿Cómo ven este panorama desde el CELS?
— Vemos con mucha preocupación las políticas de seguridad. Están muy alineadas con la agenda de Estados Unidos sobre nuevas amenazas, con la incorporación del narcotráfico y el terrorismo como variable de políticas de seguridad públicas, y todo lo que ello implica en relación a la represión o criminalización de los pobres y de líderes sociales. En general, el lugar marginal que tiene el tema de Derechos Humanos en el gobierno de Macri tiene una contracara en las políticas que claramente afectan la situación de los derechos de muchas personas en nuestro país, en particular, aquellas en posiciones de mayor vulnerabilidad. Eso es grave y preocupante.
El lugar marginal que tiene el tema de Derechos Humanos en el gobierno de Macri tiene una contracara en las políticas que claramente afectan la situación de los derechos de muchas personas en nuestro país. Eso es grave y preocupante.
— ¿Qué opinión tenés sobre el fallo de la Corte Suprema de Justicia (CSJN) sobre la incidencia de las revisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en Argentina?
— Es un fallo que es gravísimo. Retrocede en términos de la jurisprudencia argentina y en la incorporación del derecho internacional de los Derechos Humanos, al sistema previo a la reforma constitucional del ‘94. Jurídicamente es equivocado. Aparte, tampoco es claro, porque la CSJN se deja un margen de discrecionalidad sobre cuando cumple e implementa las decisiones de la Corte IDH y cuando no. Eso tiene impacto y efectos sobre las decisiones de los otros poderes. Nosotros como abogados del caso en el que decidieron no acatar la disposición del sistema interamericano, vamos a presentar un pedido de seguimiento a la Corte IDH por el incumplimiento del fallo por parte de la CSJN. Creo que puede tener efectos muy negativos sobre la protección a otras víctimas, en un contexto complejo en políticas de Derechos Humanos que están siendo regresivas, como por ejemplo, las políticas sobre migrantes después del decreto reciente del gobierno de Macri.
— Teniendo en cuenta que retrocede más de 20 años, ¿este fallo se puede considerar inconstitucional?
— Es relativo porque, justamente, el último intérprete de la Constitución es la Corte Suprema. Me parece que la cuestión es disputar ese sentido. La discusión ahora es que la Corte IDH, los distintos espacios colectivos, como la academia, las organizaciones en la sociedad argentina, interpelen a la CSJN por tener un fallo tan regresivo en materia de incorporación del derecho internacional en el derecho interno. Argentina pasó de ser vanguardia a estar a la cola.
Puede tener efectos muy negativos sobre la protección de derechos humanos a otras víctimas, en un contexto complejo en políticas de Derechos Humanos que están siendo regresivas.
— ¿Puede llegar a desalentar la instancia internacional de presentación de pedidos de revisión de los fallos que se dan en el ámbito nacional?
— No, no creo porque el sistema interamericano, en particular en Argentina, a partir de su tremendo éxito en la visita del año ‘79, y también en distintos momentos en democracia, está muy incorporado en el ADN de la sociedad argentina. Está claro que cuando no hay respuestas a nivel interno, las víctimas de violaciones a los Derechos Humanos van a seguir buscándolas afuera. En todo caso, aún con fallos regresivos, la Argentina se verá ante la situación de verguenza internacional de tener decisiones en contra de los organismos internacionales.
— ¿Crees que este fallo tiene alguna intención puntual?
— Es difícil saberlo, por lo pronto no hay información y no está bueno hacer especulaciones. Pero, es un supuesto, puede ser una demostración de autoridad de la propia CSJN frente a la Corte IDH. Si, claramente, creo que está vinculado, también, con un clima de época en el cual el tema de Derechos Humanos no ha sido prioridad del gobierno de Macri. De hecho, los dos candidatos propuestos para la Corte Suprema por el presidente, se sabía que tenían posiciones regresivas en este sentido, no tanto pero se conocía que tenían posiciones críticas a la incorporación que el sistema judicial argentino estaba haciendo de los órganos internacionales, en particular, los de la Corte IDH. Entonces, también se explica un poco por eso.
El sistema interamericano, en particular en Argentina, a partir de su tremendo éxito en la visita del año ‘79, y también en distintos momentos en democracia, está muy incorporado en el ADN de la sociedad argentina.
— A nivel general, ¿qué implica despegarse de un marco jurídico internacional de los Derechos Humanos?
— Lo vemos como el brexit de los Derechos Humanos y, justamente, es desprenderse de un sistema de integración jurídico en un tema muy puntual y muy sensible para Argentina. También, de alguna manera, pretender equivocadamente una soberanía jurídica que, desde la segunda guerra mundial, no es tal. La protección de los Derechos Humanos del sistema internacional justamente opera a partir de que la comunidad internacional interviene cuando los países no dan respuesta. En ese sentido, y por eso todavía está en disputa, el mensaje de cerrar las fronteras, de generar muros jurídicos ante decisiones de organismos de Derechos Humanos es, por lo pronto, preocupante porque de alguna manera se monta en cierto clima global donde eso está sucediendo en otro tipo de políticas: la construcción de muros reales como el de Estados Unidos, la desintegración del bloque regional en Europa. Me parece que en Argentina eso va muy a contramano de lo que piensa la sociedad, por eso, creo que la CSJN actuó con poca sensibilidad, teniendo en cuenta dónde está parada la sociedad argentina en estos temas, en relación con el mundo.
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