¿Cuáles son las secuelas de la dictadura cívico-militar en la actualidad?

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Entender el genocidio sucedido en Argentina es fundamental para comprender sus consecuencias y persistencias actuales. El plan económico implementado, los beneficiados de la dictadura y la impunidad conlleva consecuencias que se siguen pagando hasta el día de hoy. En La Primera Piedra conversamos con diversas organizaciones, sus miembros y referentes, que trabajan con los Derechos Humanos, para que respondan una misma inquietud desde sus diferentes perspectivas: ¿cuáles son las secuelas de la dictadura cívico-militar en el 2017? (Foto de portada: Eduardo Longoni)



Madres de Plaza de Mayo – Línea fundadora
Taty Almeida, fundadora e integrante

«Las consecuencias del golpe cívico, militar y clerical, hoy en día, siguen siendo nefastas. Lo principal de esto, y lo irreparable, es la desaparición de nuestros queridos hijos, los 30 mil. Por supuesto, la desaparición es física nada más, porque siguen, y cada vez más, presentes a través de tantos otros jóvenes, y no tan jóvenes, que día a día demuestran que realmente teníamos razón las locas cuando gritabamos y decíamos todo lo que estaba ocurriendo. Nos llamaron locas creyendo que nos ofendían y era verdad: éramos locas de dolor, de rabia y de impotencia. Lo más preciado que tiene una mujer es un hijo y nos lo arrancaron».

Lo principal de esto, y lo irreparable, es la desaparición de nuestros queridos hijos, los 30 mil. Por supuesto, la desaparición es física nada más, porque siguen, y cada vez más, presentes a través de tantos otros jóvenes, que día a día demuestran que realmente teníamos razón las locas cuando gritabamos y decíamos todo lo que estaba ocurriendo.

«Después, en este gobierno de Macri, desde hace un año y pico, tratan de borrar nuestra memoria: acá no pasó nada, no hubo genocidio, se lo pasan discutiendo estúpidamente a los 30 mil, pero el número no importa porque aunque hubiese sido uno solo, pero no, son 30 mil y más. Y, realmente, lo que no dicen es que en Argentina hubo un genocidio y que vino por parte del terrorismo de Estado, donde se violaron los Derechos Humanos: el principal es el derecho a la vida. Hoy, esto es un gobierno constitucional, pero de democrático no tiene nada. Cómo es posible que en democracia, entre otras cosas, haya presos políticos como Milagro Sala y los compañeros de la Tupac Amaru. ¿Cómo es posible que se sigan violando los Derechos Humanos como lo es el derecho al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educación?». 

«Se le sigue poniendo piedras en el camino a los juicios que permiten juzgar a los genocidas. Entonces, este gobierno es nefasto. Hace un año y pico que pretenden borrar todos los logros que tuvimos hasta la fecha. Pretenden pero no van a poder. Cada vez somos más los que resistimos pacíficamente, los que estamos realmente peleando, luchando, para que todo eso que logramos se mantenga como política de Estado. Lo que está pasando hoy con respecto a los Derechos Humanos es lamentablemente. Pero no van a lograr que bajemos los brazos, de ninguna manera.»

(Leé nota relacionada: Juicios de lesa humanidad: “Los partícipes civiles impunes del genocidio hoy gobiernan junto a Mauricio Macri”)


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Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS)
Gastón Chillier, director ejecutivo

«En el 2017, y es una construcción de años, está muy consolidado en la sociedad argentina un consenso social sobre que la última dictadura fue el período más trágico de la historia del país y está muy asentada la necesidad de un proceso de justicia sobre ese período y la ejecución de políticas de memoria y verdad. En los últimos años, las marchas del 24 de marzo fueron creciendo y realmente son movilizaciones masivas en conmemoración al golpe de Estado, en las que el pueblo argentino manifiesta su rechazo. En un punto, mirando hacia el futuro, esto es una gran respuesta para que no se repita. Me parece que es mirar hacía atrás y condenar lo que pasó, pero sobre todo mirando para adelante. Donde este gran consenso social exige que no haya vuelta atrás y en ello se inscribe el proceso de justicia con todas sus complejidades». 

Más allá de lo discursivo desde el gobierno actual, más allá de medidas que debilitaron unidades de investigación, el año pasado hubo sentencias fundamentales en casos como el Plan Cóndor o La Perla. Es un proceso que no tiene vuelta atrás.

«Más allá de lo discursivo desde el gobierno actual, de medidas que debilitaron unidades de investigación, el año pasado hubo sentencias fundamentales en casos como el Plan Cóndor o La Perla. Es un proceso que no tiene vuelta atrás. Por ejemplo, el intento del gobierno de Macri de mover por decreto el feriado del 24 y la respuesta de intendentes, gobernadores, de la sociedad en su conjunto, de los organismos, fue categórica. Esto provocó que tengan que revisar esa decisión y mantener el feriado»

«Me parece que la Argentina, y más que cualquier otro, es el país donde más están presentes, a 41 años después del golpe, las demandas de justicia y las políticas de memoria y de verdad. En este sentido, el gobierno de Cambiemos, que claramente no tiene este tema como prioridad en su agenda, es un test para probar eso, que ya no se trata independientemente de los gobiernos que tengan el poder, sino que esto es una política de Estado. Eso me parece que es el principal legado o la principal marca de la dictadura.»


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DESAPARECIDO COMO EXTESTIGO DE LOS JUICIOS DE LESA HUMANIDAD LSF

Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH)
Norma Ríos, presidenta

«Lo que tenemos que tener en cuenta es que el objetivo fundamental de la dictadura militar era instalar un modelo económico totalmente opuesto al que venía funcionando en la Argentina. Esas medidas implicaban básicamente cambiar un modelo económico nacionalista industrial a uno rentístico financiero. La clase trabajadora, antes de la dictadura, obtenía el 50 % de la distribución de la riqueza, tenía una gran fuerza con una cantidad de derechos políticos y sociales casi únicos en Latinoamérica, que venían fundamentalmente de años y gobiernos anteriores y de luchas populares muy grandes».

«Los trabajadores tenían muchos derechos que obviamente no servían para la concentración fabulosa de riqueza que terminó logrando la dictadura, fundamentalmente, a base de la sangre de los militantes del campo popularCada peso que hicieron las empresas en la dictadura, que fugaron al extranjero, cada dólar que ganaron, estaba realizado sobre la sangre de nuestros compañeros. Esa disminución de la distribución de la riqueza hacia los trabajadores solo se pudo conseguir con un genocidio: 30 mil desapariciones y miles de exiliados, torturados y encarcelados».

Cada peso que hicieron las empresas en la dictadura, que fugaron al extranjero, cada dólar que ganaron, estaba realizado sobre la sangre de nuestros compañeros. Esa disminución de la distribución de la riqueza hacia los trabajadores solo se pudo conseguir con un genocidio: 30 mil desapariciones y miles de exiliados, torturados y encarcelados.

«Esa destrucción del tejido social y de ese proyecto social colectivo es lo que nos queda hasta el día de hoy. Un terror aplicado de forma sistemática para generar la disolución social en todos sus aspectos. Una miseria que avanzó y permanece. El crecimiento de una deuda externa que nos ahogó ferozmente durante más de 40 años, y cuando habíamos logrado más o menos salir, respirar un poco más, vuelven a gobernar los indudables cómplices del genocidio: los Macri, e instalan una deuda externa fabulosa que pagarán nuestros hijos, nietos y tataranietos. Incluso, durante la dictadura se hace pública la deuda externa privada de las grandes empresas y, en el 2017, Macri perdona la deuda privada de su padre en el correo para que la paguemos entre todos los argentinos: eso un ejemplo más que contundente para decir quiénes fueron los responsables de la dictadura».

«Lo primero que pensé con la pregunta sobre las secuelas que nos dejó la dictadura fue: la impunidad nos dejó a los Macri. Tan corto, tan simple y dice tantas cosas. El plan económico y social de Macri es exactamente igual al de la dictadura, pero con un tremebundo hecho, real y objetivo, que es que no tomaron el poder por las armas, sino que son el gobierno constitucional elegido por el pueblo argentino.»

(Leé nota relacionada: Entrevista a Bella Friszman de APDH: “Todos los días hay violaciones a los derechos humanos»)


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Hijos e hijas por la identidad y la justicia contra el olvido y el silencio (H.I.J.O.S.)
Giselle Tepper, integrante

«Una de las más grandes deudas de la democracia es la violencia institucional. Las prácticas de la dictadura, en la impunidad posterior, nutrieron las prácticas de violencia institucional de la democracia. Una de las primeras consignas de H.I.J.O.S., fue el pedido de desmantelar el aparato represivo. Si bien hubo un gran avance, lamentablemente, el accionar y el método no se fueron, más allá de que se hayan ido quienes, tal vez, integraron la dictadura. Por un lado, las secuelas tienen que ver con eso, con prácticas de violencia institucional no erradicadas, que sí están nutridas por la dictadura y, por supuesto, en procesos de violencia institucional previos también: lo que ha sido la formación de todas nuestras fuerzas de seguridad y armadas para la represión del pueblo.»

Las secuelas tienen que ver con eso, con prácticas de violencia institucional no erradicadas, que sí están nutridas por la dictadura y por supuesto, en procesos de violencia institucional previos también: lo que ha sido la formación de todas nuestras fuerzas de seguridad y armadas para la represión del pueblo.

«Después, por supuesto, un modelo económico que, si bien ha tenido distintas etapas, nuestra sociedad durante décadas siguió siendo víctima de un endeudamiento internacional millonario. Hay muchísimo del plan económico de la dictadura que se comparte con este gobierno que también se dedica a planificar la miseria. Por eso decimos que las principales víctimas hoy son los trabajadores. No creemos que Macri sea Videla ni que sea una dictadura, porque fue votado y, en ese sentido, siempre lo hemos respetado. Ahora, que su herencia ideológica esté constituida en esos modelos económicos, políticos, sociales, culturales, sí lo creemos. Las consecuencias económicas de la dictadura fueron realmente una masacre al pueblo y hoy lamentablemente volvemos a tener algunos métodos económicos que vienen de esos tiempos.»



«Las consecuencias, igual, son muchas: que miles de familias sigan sin poder hacer un duelo con un cuerpo, que muchas familias sigan buscando a sus nietos, que el ocultamiento de la verdad siga generando dolor. La existencia de cierto miedo que a veces no se termina de ir. Hay algo que evidentemente sigue estando en algunos sectores de la sociedad de no comprometerse y viene de ahí, de romper los lazos sociales, de haber perseguido la organización y de haber masacrado muchos tipos diversos de militancias. El miedo ha quedado en muchos lugares: hay sobrevivientes que no han hablado nunca en un juicio. Realmente el daño es enorme.» 


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Asociación Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD)
Margarita Cruz, integrante

«Los efectos sociales y políticos que dejó el genocidio fueron de largo alcance en el transcurso de los años. Una de las cuestiones tiene que ver con la fractura que ha hecho la dictadura debido a la ausencia de la transmisión histórica por la falta de los 30 mil compañeros detenidos-desaparecidos. Los sobrevivientes, en el caso nuestro, hemos mantenido en alto la lucha y la historia de los compañeros desaparecidos, hablando de la identidad y de las organizaciones en las que participaban. Pero ante la existencia de un gobierno con estas características, me parece que los efectos por los cuales ésta gente está en el poder es que no hubo una sociedad pensante en relación a quiénes eran»

«Esto demuestra una consecuencia concreta de que a nosotros no nos alcanzó el tiempo en la lucha contra la impunidad para poder decir realmente, y llevar a juicio, a todos los empresarios, los grupos económicos que financiaron no solamente a la dictadura militar sino al genocidio en nuestro país. Eso es un efecto, porque están en este momento en el poder político. Han llegado por el voto popular pero, en parte, ha sido porque hubo una una fragmentación de ese correlato histórico que se expresa en que hay muchas personas, muchos sectores de nuestro pueblo, que todavía no han tomado dimensión de lo que significó el genocidio».

No nos alcanzó el tiempo en la lucha contra la impunidad para poder decir realmente, y llevar a juicio, a todos los empresarios, los grupos económicos que financiaron no solamente a la dictadura militar sino al genocidio en nuestro país. Eso es un efecto, porque están en este momento en el poder político.

«El genocidio no es solamente la desaparición de nuestros compañeros, sino que es haber cambiado una forma de relación social y política, produciendo ese quiebre en el cuerpo social. Lleva muchos años la recomposición. Evidentemente hay efectos negativos de lo que fue el genocidio, que fue el quebrantamiento del lazo social, lo que cuesta recomponer la memoria histórica de los luchadores, la ausencia material de los 30 mil compañeros que eran dirigentes y eran personas realmente capaces que quizás estarían en lugares claves de la sociedad para dar dignidad a nuestro pueblo«.



«Los 30 mil no solo son personas sino que son formas de relaciones, maneras de actuar, familias completas desarmadas, barrios enteros desarticulados, comisiones internas sin sus delegados. Pero somos una sociedad que va reconstruyendo, de a poco, ese tejido social. Aunque de repente nos encuentra acá, porque claro que no está la dirigencia que quisiéramos tener: desaparecieron a una generación de lucha. Los grupos económicos, que son quienes desaparecen a las personas, siguen actuando sobre la vida de nuestros pueblos. Por otro lado, que hoy se enfrente a un grupo determinado, como lo son los sectores populares o los maestros, desde el planteamiento y el uso de un discurso contra la otredad, eso también es un efecto de la dictadura.»

«Pero, los efectos negativos producen otros, que es haber recobrado una memoria de resistencia y de lucha que enfrentó a la dictadura. Las consecuencias no solamente son de aplastamiento del cuerpo social sino que también son efectos de la memoria y de la resistencia de cómo se pueden enfrentar políticas de exterminio: me refiero a exterminio que puede ser también a la educación pública, a una cultura, a entregar tierras. Los organismos de Derechos Humanos avanzaron en la lucha contra la impunidad, por la memoria, la verdad y la justicia. Ante el discurso totalitario del gobierno actual, esas consecuencias quedan todas enfrentadas como un espejo y ahí lo que sucede es que uno se confronta a esa memoria, los pueblos tienen una transmisión histórica de lucha y eso también es un efecto de resistencia en este momento


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Comisión Provincial por la Memoria (CPM)
María Elena Saraví, coordinadora de educación, investigación y archivo

«La violencia institucional, la policial y la de las fuerzas de seguridad, no solo se puede leer en clave de secuela en el sentido  de que sea algo que se arrastra de la dictadura, sino que se pueden hacer conexiones de las prácticas violentas del Estado hoy con aquellas. Sin embargo, no tiene que ver únicamente con el cambio de un paradigma, muchas veces se enseñan materias de Derechos Humanos en las escuelas de las fuerzas de seguridad y, a pesar de eso, hay prácticas violentas que se siguen generando en la actualidad».

«Hoy, nuevamente se ponen en práctica, no es que son atribuibles o que se copian de aquellas de la dictadura, sino que las fuerzas de seguridad siguen ejerciendo prácticas que son asimilables o que nos remiten a la dictadura. Hay varios tipos de conexiones, algunas bien concretas como la experiencia que se vivió en la dictadura, de un Estado puesto al servicio de la represión y del exterminio, todo en función de un plan sistemático. Lógicamente esto nos marca como sociedad. Pero, también, las conexiones aparecen en prácticas que tal vez no son heredadas sino que se vuelven a construir en otros espacios o en otros ámbitos, con gente nueva que no necesariamente ha conocido esas otras formas de dinámicas violentas.»

(Leé nota relacionada: Masacre de Pergamino: estar preso es la segunda causa de muerte en manos del Estado)

«Hay condiciones sociales que, también, posibilitan esto. Existe la idea de que ciertas personas merecían en algún sentido esa tortura, esa violencia, ese asesinato, esto también hace posible que esos crímenes ocurran, y lo mismo pasa ahora cuando mueren jóvenes calcinados en una comisaría. Se habilita en la sociedad y en los medios, la idea de que los culpables son las víctimas. Como si alguien por algo mereciera esa violencia: se estigmatiza que son lo peor de la sociedad, la lacra y merecen como mínimo la muerte. Son prácticas que, en algún sentido, hacen posible que otras masacres hoy sean posibles e invisibilizadas. Tiene que ver con cómo nos miramos unos a otros en la sociedad y la idea de que en el otro hay un enemigo posible, en algún momento eran los subversivos, hoy son los pibes chorros. Esto justifica y da un espacio para que esas violaciones sucedan y casi que no son vistas como tales.»

Hoy, nuevamente se ponen en práctica, no es que son atribuibles o que se copian de aquellas de la dictadura, sino que las fuerzas de seguridad siguen ejerciendo prácticas que son asimilables o que nos remiten a la dictadura.

«También la dictadura rompió una estructura económica de una sociedad que teníamos de casi pleno empleo, de una estructura industrial fuertísima. Lo colectivo como idea empezó a perderse. La represión rompió con eso porque también transformó nuestra estructura económica social y no volvimos a parecernos a esa sociedad que era un poco más igualitaria. La profundización de la inequidad social también es una secuela. Esa violencia se ejerce sobre los más débiles, porque ahora no son los militantes políticos, son los más pobres, los vistos como el enemigo social y sobre quienes se cometen las violaciones a los Derechos Humanos.»

(Leé nota relacionada: Entrevista a Sandra Raggio de la Comisión Provincial por la Memoria: “La tortura es una práctica sistemática de las fuerzas de seguridad”)


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Liga Argentina por los Derechos del Hombre
José Schulman, secretario

«El Terrorismo de Estado primero tronchó el deseo de mejorar la vida por medio de la lucha popular, obligó a ‘desaprender’ que se puede cambiar la vida luchando de un modo organizado y procurando conquistar un programa de cambios. Golpe a golpe, capucha a capucha marcó con fuego lo que vendría si el pueblo se rebela contra el Amo. Para que venzan Tinelli y Mirtha, Susana y Lanata primero tuvieron que desaparecer los 30 mil, o lo que es lo mismo, Tinelli, Mirtha, Susana y Lanata son el otro modo de nombrar la hegemonía militar y política; nunca la cultural».

«Luego, bajo las brutales condiciones del horror y el terror, introduciendo el miedo en cada molécula de la vida social y en cada gramo del cuerpo de las y los militantes, buscó desviar el deseo hacia el consumo y el consumo hacia el consumismo. El Terrorismo de Estado instaló una nueva hegemonía cultural que fue generando un nuevo sistema de valores y deseos donde el consumismo es central y el egoísmo individualista considerado imprescindible para conquistar el nuevo deseo impuesto/construido pero asumido y naturalizado. El problema somos nosotros, que pretendemos cambiar el mundo ignorando la profundidad de la dominación cultural,  no solo a nivel de ideas y doctrinas, sino en el profundo espacio de las costumbres naturalizadas».

El Terrorismo de Estado instaló una nueva hegemonía cultural que fue generando un nuevo sistema de valores y deseos donde el consumismo es central y el egoísmo individualista considerado imprescindible para conquistar el nuevo deseo impuesto/construido pero asumido y naturalizado.

«Entonces, cuando decimos Memoria, Verdad y Justicia se trata de recuperar el deseo de las generaciones exterminadas física o culturalmente.  De volver a inventar un cielo hacia el cual caminar que sea lo suficientemente atractivo para que millones y millones decidan marchar juntos hacia su conquista. Para contar con un poderoso punto de llegada para nuestros esfuerzos de resistencia a todas las formas de impunidad y todas las formas de dominación y de explotación y de deshumanización, hay que volver a inventar un sueño. Uno que tenga en su divisa el rostro de los 30 mil y de todos los colores que animaron las luchas populares. Para que nada sea olvidado, para que nada sea perdonado, para que el amor que propiciemos sea el más estricto resultado del odio al torturador, al asesino y al que nos robó el deseo.»(*)

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Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI)
Lucía Sánchez Vilar, integrante

«El proyecto de la dictadura cívico-militar impuesto en Argentina a partir del 24 de marzo de 1976, no era matar, secuestrar, sustraer menores, torturar y violar como fin en sí mismo. Ese día, hace 41 años, se oficializó el inicio de una etapa en la que era necesario, para la clase dominante, agudizar la represión, debido al gran nivel de organización y lucha que el pueblo trabajador había alcanzado. Siete años después, sus fines concretos estaban cumplidos.»

«Durante el gobierno de Alfonsín se inauguró la cuenta de los desaparecidos en democracia que hoy tiene más de 200 nombres, también los muertos por gatillo fácil y en cárceles y comisarías. El número de asesinados por el aparato represivo estatal continuó incrementándose durante los posteriores gobiernos, incluyendo muertos en represión a la protesta. En el año y tres meses de la gestión de Cambiemos, se acumulan los avances represivos, nuevamente indispensables frente al plan de ajuste que ya cobró decenas de miles de despedidos, de la mano de tarifazos, devaluación, paritarias a la baja, nuevo endeudamiento externo, y otra serie de medidas antipopulares. El gobierno de Mauricio Macri va perfeccionando sus herramientas para el control y disciplinamiento social sobre el pueblo, al tiempo que se apresta a reprimir con más dureza aún a los trabajadores organizados. En este sentido, una vez más, se pone a prueba la capacidad de lucha organizada de los trabajadores y el pueblo para lograr que sus urgencias se impongan sobre las del poder». 

El proyecto de la dictadura cívico-militar impuesto en Argentina no era matar, secuestrar, sustraer menores, torturar y violar como fin en sí mismo. Hace 41 años, se oficializó el inicio de una etapa en la que era necesario, para la clase dominante, agudizar la represión, debido al gran nivel de organización y lucha que el pueblo trabajador había alcanzado.

«Desde 1983, vimos cómo cada gobierno aportó lo suyo para endurecer el sistema penal en contra de los pobres y verificamos, también, que lo único que crece incesantemente en Argentina es el presupuesto de las fuerzas de seguridad. Durante cada gestión debimos organizarnos por la libertad de los presos políticos, contra la legislación cada vez más represiva, y para denunciar que, en conjunto, todos esos gobiernos nos han robado más de 5.000 vidas desde el fin de la dictadura, 70 asesinados en la represión a marchas y movilizaciones desde 1995. Más de 200 desaparecidos. Un 20% del total de femicidios cometidos por integrantes de las fuerzas de seguridad. Miles de luchadores sometidos a procesos penales con riesgo de prisión. Sin embargo, con unidad, organización y lucha, seguiremos dando batalla en el escenario que nos impone el macrismo, contra el ajuste, el saqueo y la represión.»

(Leé nota relacionada: La represión en el gobierno de Mauricio Macri: un muerto cada 25 horas)


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(*) Fragmento del texto “El terrorismo de Estado y la captura del deseo” de José Schulman
Foto de portada: Eduardo Longoni – ARGRA

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