El caso de Natalia Melmann: la lucha contra la impunidad

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El 4 de febrero se cumplieron 16 años del asesinato de Natalia Melmann, la joven secuestrada, violada y estrangulada en Miramar, provincia de Buenos Aires. A lo largo del proceso judicial, el caso estuvo atravesado de numerosas irregularidades debido a la complicidad política y policial que atentó contra las pruebas y el dictado de las sentencias. Hace unos días, la Cámara de Casación Penal Bonaerense de La Plata aceptó el pedido de revisión de la abogada defensora de los tres policías condenados. A partir de una serie de artilugios legales, los asesinos vuelven a buscar impunidad. (Foto: Luis Bañagasta para ATE-Justicia).


Natalia Melmann tenía 15 años cuando desapareció en Miramar el 4 de febrero de 2001, a la salida de un boliche. Fue encontrada el 8 de febrero en el Vivero Dunícola Florentino Ameghino, zona que supuestamente ya había sido rastrillada por la policía los días anteriores. Fue violada, quemada y estrangulada con un cordón de su zapatilla, atado a su garganta con un moño de doble nudo. Las pericias demostraron que fue abusada al menos por cinco hombres. En su ropa, había rastros de tierra que ubicaban el crimen en una casa en el barrio de Copacabana, utilizada por los policías implicados para realizar orgías.

Natalia Melmann tenía 15 años cuando desapareció en Miramar el 4 de febrero de 2001, a la salida de un boliche. Fue encontrada el 8 de febrero en el Vivero Dunícola Florentino Ameghino, zona que supuestamente ya había sido rastrillada por la policía los días anteriores.

Como suele suceder en muchas desapariciones y siguiendo la tendencia  que suele culpabilizar a la víctima, la primera carátula del caso al presentarse la denuncia fue la de “fuga de hogar”. En ese momento la figura del femicidio no existía en el Código Penal y los asesinatos de mujeres eran concebidos como crímenes aislados. Pero el caso de Natalia, al igual que muchos otros, está también cruzado por la violencia institucional y por la impunidad que supone la complicidad política y policial. El primer detenido fue Gustavo “El Gallo” Fernandez. Varios funcionarios, entre ellos el ex gobernador Carlos Ruckauf intentaron sostener durante un tiempo su responsabilidad como único autor, buscando evitar que se comprometiera a la Policía Bonaerense.


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Manifestación reclamando justicia por Natalia Melmann


Sin embargo, la reconstrucción y la investigación de un abogado encubierto demostró que intervinieron al menos tres policías: Oscar Echenique, Ricardo “El Mono” Suarez y Ricardo “Rambo” Anselmini. Un cuarto policía, Ricardo Panadero, fue elevado recientemente a juicio oral. Todos ellos fueron vistos por trece testigos a la salida del boliche de donde desapareció Natalia y su ADN fue encontrado en el cuerpo de la joven. También se había iniciado una investigación sobre el comisario Carlos Grillo, durante cuya gestión se entorpecieron las pruebas y las tareas de búsqueda. El abogado de la familia espera que con los avances de las nuevas tecnologías vuelvan a revisarse las evidencias en su contra.

A pesar de que Echenique, Suarez y Anselmini fueron condenados por todas las instancias judiciales posibles y que el fallo quedó en firme por la Corte Suprema de Justicia, hoy buscan nuevamente impunidad mediante una acción de revisión.

A pesar de que Echenique, Suarez y Anselmini fueron condenados por todas las instancias judiciales posibles y que el fallo quedó en firme por la Corte Suprema de Justicia, hoy buscan nuevamente impunidad mediante una acción de revisión. La abogada defensora, Patricia Perelló solicitó la nulidad del fallo, aludiendo la posesión de pruebas nuevas, cuando en realidad todos los argumentos que utiliza son falsos y ya fueron desestimados durante el proceso judicial. Sostiene que Natalia no fue violada, que no murió en la casa de Copacabana y cuestiona, además, las declaraciones de los testigos. Años atrás Perelló incluso intentó acusar a Gustavo Mellman, el padre de Natalia, de encargarle a Fernandez el asesinato para cobrar una indemnización de la provincia de Buenos Aires.


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Gustavo Melmann


Como los casos que involucran la complicidad insitucional, el proceso pasó por numerosos obstáculos hasta que se dictó la sentencia. Las amenazas de muerte que sufrieron varios de los testigos, como así también Gustavo Melmann, no hubieran sido posibles sin el amparo del poder político. Melmann atravesó presiones como el hecho de tener que viajar al juicio a Mar del Plata a muy poca distancia de los imputados y sus amigos. Más evidente aún fue el gesto del entonces intendente Enrique Honores que les había cedido a los Melmann una oficina para recolectar denuncias. El espacio les fue retirado tan pronto comenzaron a recaer las sospechas sobre policías y políticos.

Como los casos que involucran la complicidad insitucional, el proceso pasó por numerosos obstáculos hasta que se dictó la sentencia. Las amenazas de muerte que sufrieron varios de los testigos, como así también Gustavo Melmann, no hubieran sido posibles sin el amparo del poder político.

La lucha de la familia de Natalia contra el sistema judicial fue constante. Si bien el Tribunal Oral en lo Criminal de Mar del Plata condenó a Suárez, Echenique y Anselmini a reclusión perpetua en 2002, cuatro años después, Casación anuló la sentencia y redujo la pena, permitiendo a los condenados obtener salidas laborales y transitorias. Luego de varias idas y venidas y de que Gustavo Melmann levantara una carpa frente a Tribunales e iniciara una huelga de hambre en 2012, quedaron finalmente en firme las penas a reclusión perpetua. Gustavo Fernandez, inicialmente condenado a 25 años de prisión por entregar a Natalia a sus asesinos hoy está en libertad.

El femicidio de Natalia fue un caso emblemático en Miramar. Puso de manifiesto la complicidad policial y política, pero también dejó al descubierto, una vez más, las fallas de un sistema judicial que desprotege a las víctimas. La historia de los Melman lleva así la marca de una lucha incansable contra la corporación y contra las maniobras institucionales que amparan la impunidad.


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