La novela Leche merengada (EME, 2016) de Paula Tomassoni invita a un viaje detallado dentro de la vida de una maestra de la Provincia de Buenos Aires y su familia distópica. Con un estilo que hace de lo simple su arma más potente, la autora puede mostrar la historia reciente de un país haciendo zoom en la historia familiar. Así, las denuncias políticas, sociales y los sentimientos de una mujer divorciada se van sucediendo atrapando al lector desde la primera hoja
Sobre la autora
Paula Tomassoni nació en La Plata en 1970. Escribe narrativa y crítica literaria. Da clases de Literatura en escuelas secundarias y en espacios de niver terciario y universitario. Leche merengada es su primera novela.
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Para ver un país basta con una familia
Leche merengada (EME, 2016) de Paula Tomassoni es una novela que en el realismo encuentra su nudo ficcional y que atrapa al lector en un universo paralelo y preocupantemente cercano. Con un estilo que a primera vista parece simple, la autora encara a los distintos personajes con una precisión que los vuelve atrapantes y adictivos, queriendo saber más de cada uno a medida que los sucesos van ocurriendo.
El fin de año y el verano llega a la vida de Marina, una maestra jardinera recientemente divorciada y madre de dos hijas, quien tiene que lidiar con sus estados de ánimo y los prejuicios que se cargan contra una mujer adulta que vuelve a transitar la soltería. Para colmo, la familia que le tocó a la protagonista de Leche merengada es más que particular. La tragedia pisó fuerte en la endeble estructura que los unía y por cuestiones que responden más a la educación que al afecto, intentan mantenerse cercanos como si nada hubiera pasado.
¿Cómo reconstruir la capacidad de querer a alguien nuevo en medio de las obligaciones cotidianas? Tomassoni va describiendo el panorama de Marina haciendo foco en pequeños objetos y circunstancias que cargan consigo su contexto más amplio. Algo similar a lo que ensaya la autora con la vida particular de la protagonista y sus familiares, donde cada generación va llevando en sus espaldas a una sociedad y a un país muchas veces egoísta, preocupado más por aparentar mantener las formas que por mantenerlas realmente. En Leche merengada los secretos de familia que se guardan a rajatabla son los mismo que lleva años aceptar como sociedad.
La ambición de escalar económicamente o al menos ganarle al que tenemos al lado es una costumbre argentina que encarna el clan de Marina y que ella, encerrada en su propio torbellino sentimental, tiene que soportar de la mejor manera. Como si fuera poco, el asfixiante calor del verano y la presión de que las fiestas parezcan una postal del american way of life hacen del comienzo de las vacaciones un momento no grato.
Leche merengada es, en definitva, una novela que resulta imprescindible leer para ver el poder denunciatario que tiene la literatura sin siquiera aproximarse a un estilo panfletario o, visto de otra forma, el carácter literario que tiene nuestra increíble historia nacional y que tiene sus diminutas réplicas en cada bitácora familiar.
