Tras el confuso episodio que afortunadamente terminó con Mailén Sánchez sana y salva, otra vez el machismo aparece en las expresiones reaccionarias que justifican las violaciones y emiten mensajes violentos hacia las mujeres. ¿Acaso hubieran preferido que su cuerpo aparezca, como tantos otros, adentro de una bolsa de basura? ¿Hasta donde podemos naturalizar esta violencia hacia todo lo que representa lo femenino?
Mailén Sánchez es una nena de 12 años que desapareció el pasado jueves 3 de noviembre y fue encontrada al día siguiente sana y salva. La halló una mujer de nacionalidad peruana la noche del mismo día en que había desparecido en una plaza cercana a la Facultad de Medicina. La señora la llevó a su casa del barrio de Balvanera para pasar la noche y a primera hora de la mañana dio aviso a la policía. La historia con final feliz y que aparentemente no habría sido más que una travesura desafortunada de unas niñas, desencadenó en reacciones violentas que reprodujeron lo peor del machismo en Argentina.
Con comentarios misóginos, agresivos y llenos de odio, muchas personas manifestaron su descontento por lo que había sucedido. «Después se quejan de que las violen»; «Era una pendeja más concha caliente»; «Métanse el Ni Una Menos en el orto, yo no me preocupo más por ninguna desaparecida». La larga lista de increíbles frases que agreden a una nena de 12 años (sí, 12 años) y que la califican de ser una «pendeja con ganas de garchar» no hace más que confirmar un viejo temor: estamos jodidos. El machismo caló más hondo de lo que pensábamos y hombres y mujeres de todo el país reproducen mensajes violentos que llegan a justificar la violación, agresión y desaparición forzada de una chica.
El machismo caló más hondo de lo que pensábamos y hombres y mujeres de todo el país reproducen mensajes violentos que llegan a justificar la violación, agresión y desaparición forzada de una chica.
¿Qué es lo que hace que esa catarata de odio pueda ser expresada sin ningún pudor? ¿En qué momento nuestra ira no nos deja ver que estamos hablando de una menor de edad? Pareciera ser que muchos hubieran preferido que Mailén Sánchez pase a engordar alguna de las siguientes listas: la primera es la de mujeres asesinadas, como Ángeles Rawson, Lucía Pérez, Janet Zapata, Ayelén Arroyo o Julieta González, entre otros tristes casos. La segunda lista señala que hay más de 3.200 mujeres desaparecidas en Argentina, siendo el horizonte de la trata de personas el más preocupante.
En esa dirección, estos argumentos llenos de agresividad vienen impulsados por dos premisas falsas e improductivas que nos terminan llevando a reproducir discursos violentos. El primer argumento falso es pensar que la lucha del feminismo y el Ni Una Menos es algo exclusivo de las mujeres. La búsqueda de la igualdad de género y el fin de las injusticias y agresiones que sufre el género femenino por parte del sistema patriarcal es una batalla que la dan todos los hombres y mujeres que buscan una sociedad más justa.
El feminismo plantea que todos seamos iguales, alejando al hombre de ese rol de macho que no puede llorar, tener sentimientos y estar siempre preparado para agarrarse a las trompadas, a la vez que tiene que ser el que garantice el bienestar económico de su familia. De esa manera, se le quitan presiones injustas a la vez que le otorga otras obligaciones no menos importantes: respetar a las mujeres y tratarlas de igual a igual. Sí, parece mentira que en el siglo XXI todavía tengamos que remarcar eso.
El feminismo plantea que todos seamos iguales, alejando al hombre de ese rol de macho que no puede llorar, tener sentimientos y estar siempre preparado para agarrarse a las trompadas, a la vez que tiene que ser el que garantice el bienestar económico de su familia. De esa manera, se le quitan presiones injustas a la vez que le otorga otras obligaciones no menos importantes: respetar a las mujeres
En segundo lugar, la otra premisa falsa es que estos discursos machistas solo pueden venir por parte de los hombres. Nada más alejado de eso. Muchas de las expresiones más repudiables luego de la aparición con vida de Mailén vinieron de parte de otras mujeres que no hacían más que replicar mensajes que atentaban contra su propia integridad. El machismo no distingue de géneros para reproducirse. Es tiempo que el feminismo tome el mismo impulso.
La desprotección de un Estado patriarcal
Tal como informamos anteriormente en La Primera Piedra, de acuerdo a la Asociación Civil La Casa del Encuentro, entre el 1 de junio de 2015 y el 31 de mayo de 2016 hubo 275 femicidios, de los cuales el 86% fueron cometidos por hombres pertenecientes al círculo íntimo de las víctimas. El 20% de los casos sucedió aún habiéndose realizado denuncias previas. La cifra no dista mucho del año 2014, en el que se perpetraron 277 femicidios. Desde 2008 a 2015 se han contabilizado, en total, más de 2 mil asesinatos de mujeres por su condición.
Entre el 1 de junio de 2015 y el 31 de mayo de 2016 hubo 275 femicidios, de los cuales el 86% fueron cometidos por hombres pertenecientes al círculo íntimo de las víctimas
Los números no solo ponen de manifiesto la cadena de violencia a las que las mujeres están sometidas, sino también la falta de políticas públicas que permitan prevenir y afrontar la situación. A más de siete años de la sanción de la Ley de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género, aún no existe un presupuesto que permita su aplicación de forma efectiva. La lucha se enfrenta así al desfinanciamiento, que no trae otra cosa que desprotección y perpetuación de los mismos patrones.
De acuerdo a una investigación realizada por la revista digital lavaca, existen solo 83 refugios para víctimas de violencia de género en todo el país, la mayoría ubicado en capitales provinciales. El plan anunciado por el Gobierno Nacional el pasado mes de julio es construir 36 en los próximos tres años, lo cual ni se acerca a cubrir las necesidades inmediatas de miles de mujeres que sufren de situaciones de violencia. Según la Asamblea de Derechos Humanos de la ONU, lo recomendado a nivel nacional es una cantidad de 4 mil hogares de asistencia.
Agitar el viejo odio hacia los inmigrantes
«Están diciendo en Canal 13 que soy una peruana indocumentada que está pidiendo dinero por la nena que encontré en un parque. Quiero decirles que yo no pedí nada, que la llevé porque es una criatura y la dejé dormir», manifestó la mujer que encontró a la nena de 12 años y la mantuvo en su casa por horas hasta que informó a la policía. Estas declaraciones se dan en pleno contexto de una avanzada contra la inmigración al país por parte de distintos sectores políticos, entre los que se encuentra Cambiemos y algunas fracciones del Frente para la Victoria / Peronismo, y también los grandes medios de comunicación.
«Están diciendo en Canal 13 que soy una peruana indocumentada que está pidiendo dinero por la nena que encontré en un parque. Quiero decirles que yo no pedí nada, que la llevé porque es una criatura y la dejé dormir», manifestó la mujer que encontró a la nena de 12 años y la mantuvo en su casa por horas hasta que informó a la policía.
Estigmatizando y criminalizando a los extranjeros que provienen de países limítrofes como Perú, Paraguay y Bolivia, volvieron a reflotar discursos sin cifras que señalan que los sistemas de educación y salud pública no funcionan adecuadamente porque están saturados de «inmigrantes indocumentados». La solución a eso sería, según programas como Periodismo Para Todos, empezar a cobrarles o expulsarlos del país, agregando a la Argentina al grupo de páises mal llamados nacionalistas.
¿Hasta cuándo vamos a levantar banderas que en vez de buscar la igualdad no hacen más que exluir? ¿Qué tan adentro tenemos los genes machistas y racistas para querer negarle derechos a otras personas? Pareciera que, al final de cuentas, todos somos héroes por compartir estados en redes sociales y no por salir a la calle a reclamar una vida más justa e igualitaria, con inclusión social e igualdad de oportunidades. ¿Hasta donde llega el cinismo 2.0?