Pasado Verde es una banda mendocina formada en 2005 y actualmente integrada por Fabri Potenzone (Guitarra), Exequiel Stocco (Guitarra, sintetizad
Este año, Pasado Verde presentó su tercer disco, Fuego y Flora, una producción de 11 canciones que abren situaciones concretas que sitúan al espectador en escenas sensibles lelnas de emociones originarias. En una conversación con La Primera Piedra, la banda contó su historia, sus influencias y qué fue lo que más disfrutaron de la grabación de su nuevo disco.
−¿Cuándo y cómo se formó la banda?
−La banda se formó en Julio del 2005, entre varios amigos, como creo que sucede en la mayoría de los casos. Compartíamos la secundaría y algunos gustos musicales. Luego sucede esa llamativa coincidencia en que cada uno de los pibes elige el instrumento que falta para completar la banda. Hoy, 10 años después, hay amigos que se fueron del proyecto por cuestiones de la vida, pero entraron otros.
Fuego y Flora representa lo que nace y resurge luego del caos. A nuestro modo de ver, cierra una trilogía de procesos de aprendizaje y maduración en donde el nombre de cada disco lleva el nombre de la canción que a nivel compositivo marcó un antes y un después en la banda.
−Con más de 10 años de trayectoria, ¿qué es lo que todavía permanece intacto del Pasado Verde de aquél 2005?
−El espíritu de hacer música. Porque nos hace bien, porque es terapia. La libertad de no estar encasillado en un estilo o definidos por una corriente en particular, siempre hicimos lo que nos pareció, tanto en el ámbito artístico como en el manejo dentro de la escena.
−¿El camino que siguieron es el que pensaron que iban a seguir?
−Si, porque nunca hubo una meta fija o una zanahoria para perseguir. Esa libertad de hacerlo porque nos gustaba nos llevó, en estos años, a pasar por diferentes situaciones que nos sirvieron para darnos cuenta de a poco que había que tomar cierta responsabilidad. Cuando después de un tiempo ves que lo haces le llega a la gente, lo recibe y se emociona y la vara artística en la provincia comienza a subir, producto de las excelentes bandas, empezás a plantearte hacer las cosas de modo cada vez más profesional, desde los shows en vivo hasta la producción de un disco.
−Hubo un lapso de 4 años entre Fuimos y Seremos y Fuego y Flora, ¿qué significaron esos 4 años para la banda?
−Fue un período de cambios, tanto en lo personal de cada uno de los integrantes como a nivel formación. Comenzamos a ensayar con una guitarra más y a incorporar teclas y sintetizadores. Entraron amigos nuevos, con nuevas ideas y todo eso había que amalgamarlo y procesarlo. Fueron años de ensayar mucho y tocar poco. Pero sirvió también para afirmar la idea de que la banda iba mas allá de solamente tocar, era y es algo que nos hace bien.
−Hay un hilo conector que va desde Para Crecer y Olvidar, pasa por Fuimos y Seremos y llega a Fuego y Flora. ¿Qué es lo que distingue a su último disco del resto?
−Fuego y Flora representa lo que nace y resurge luego del caos. A nuestro modo de ver, cierra una trilogía de procesos de aprendizaje y maduración en donde el nombre de cada disco lleva el nombre de la canción que a nivel compositivo marcó un antes y un después en la banda.
−¿Cómo fue el proceso de producción del disco?
−Este disco lo laburamos con un amigo músico y productor llamado Nicolas Riquero. Ya veníamos componiendo los temas para este disco y Nico nos ayudó a ordenar algunas ideas. Maqueteamos en la casa de él y después grabamos y mezclamos el disco juntos. Nos pusimos una fecha límite de inicio de grabación. A veces laburar con un poco de presión te predispone a aprovechar mas el tiempo a concentrarse y enfocarse en el objetivo. También era la primera vez que grabábamos en un estudio tan importante, por lo que sentíamos que teníamos que estar a la altura, pero a la vez disfrutar de cada momento. En el estudio y en el proceso de grabación se aprende muchísimo, tanto a nivel técnico ( sonido, mezcla, preferencias) como a nivel personal como músico.
Fue un período de cambios, tanto en lo personal de cada uno de los integrantes como a nivel formación. Comenzamos a ensayar con una guitarra más y a incorporar teclas y sintetizadores. Entraron amigos nuevos, con nuevas ideas y todo eso había que amalgamarlo y procesarlo. Fueron años de ensayar mucho y tocar poco. Pero sirvió también para afirmar la idea de que la banda iba mas allá de solamente tocar, era y es algo que nos hace bien.
−Tienen algo melancólico que recuerda al punk del “Gran Buenos Aires” de los ’90: Fun People, Flema, Shaila. ¿Cómo es su relación con sus distintas influencias?
−Son bandas que nos marcaron de alguna forma u otra a los diferentes integrantes. Al vivir en Mendoza cada vez que venía una banda de buenos aires era casi una obligación y un gusto ir a verla. Tuvimos la oportunidad de tocar con Shaila cuando éramos muy pibes, ver a Cabezones con su formación original, a Cadena perpetua, Cuentos borgeanos con su primer disco. Calcula que cuando comenzamos a tocar, en esos años salían discos como Polenta de Sancameleón, El Mamut de Massacre, Felicidad de los Cuentos borgeanos, el homonimo de los Bicicletas, 1 millon de Euros de El Mato, una cantidad enorme de discos de diferentes estilos y sonidos. Todo eso a nivel nacional, de afuera nos pegó mucho Phoenix, Two doors cinema club, Foals, Bombay bicycle club y por estos últimos tiempos toda esa nueva corriente neo-psicodelica. Todo el tiempo buscamos música nueva e internet te permite explorar que usan, como graban, con quien etc.
−A la hora de producir Fuego y Flora, ¿qué fue lo que más les costó lograr y qué fue lo que más les gustó del proceso?
−Creo que con lo que dimos mas vuelta fue con el sonido, la mezcla, nos llevó bastante tiempo. y lo que más disfrutamos fue el hecho de poder darnos algunos lujos a la hora de grabar los instrumentos, ya sea desde guitarras o bajos que nos prestaron, jugar un poco con los mics y las tomas, hasta probar diferentes resultados en las mezclas.