El día miércoles 31 de agosto se llevó a cabo en la Sala Zitarrosa de la ciudad de Montevideo (Uruguay) el encuentro del legendario dúo Larbanois & Carrero con Tabaré Cardozo en el marco del espectáculo Canciones solidarias, organizado por el músico Daniel Rosa y a completo beneficio de Covivema V (una cooperativa de trabajo para la construcción de viviendas). Antes del show, La Primera Piedra charló con Tabaré Cardozo y vivió parte de los entretelones de una emotiva noche que giró en torno a dos principios esenciales para el arte en general y para la murga en particular: solidaridad y cooperativismo. (Foto de portada: Lucia Galli)
Cuando bajamos a los camarines para el encuentro con uno de los protagonistas de esta noche, Tabaré está ubicado en un rincón con su guitarra, algo apartado del resto a causa de una gripe que lo sorprendió días antes del recital, según contó después sobre el escenario. Cada uno de los músicos vaga por el subsuelo de la Zitarrosa en su íntimo microcosmos, zapando por aquí y por allá, tarareando notitas al azar, calentando manos y gargantas; lo que se respira en el aire sencillamente es arte.
Tabaré saluda con afecto y rápidamente busca un lugar tranquilo donde hacer la entrevista, porque sobre el escenario principal se desarrolla la prueba de sonido y en los pasillos tampoco cesan la música y las voces. Recorremos los laberintos de la sala en busca de un rincón vacío y silencioso; las puertas trancadas nos obligan a rastrear cada recoveco, hasta que por fin encontramos un camarín despojado, con tan sólo un perchero, una mesa y una silla. Tabaré deja su guitarra y con la amabilidad que lo caracteriza sale en busca de otro asiento; en ese pequeño gesto podría condensarse quizás toda esta movida generada siempre en pos de un otro (en este caso a beneficio de la cooperativa Covivema).
Y así, sin demasiados rodeos, este murguero de alma se abre a la charla y nos cuenta cómo se prepara para una noche que sin dudas tuvo la magia y el buen clima de los principios que sustentan las causas más nobles: cooperativismo y solidaridad.
– ¿Qué significa para vos cantar con el dúo Larbanois & Carrero esta noche? ¿Cómo te preparaste a nivel artístico y personal para este momento?
– Ya tuve la suerte de tocar con ellos unas cuantas veces; fuimos invitados a una función importante que se hizo por los 30 años de su trayectoria hace unos cinco años. Ellos son un dúo folklórico así que puede decirse que son de otro palo, pero tienen mucha apertura a diferentes géneros, andan siempre en la búsqueda de relacionarse con artistas pertenecientes a otros géneros musicales: han hecho actuaciones con bandas de rock, murgas, Mario Carrero ha escrito letras para Los Curtidores de Hongos, han tocado con la sinfónica. Creo que ellos tienen siempre esa inquietud, ese espíritu joven, y a su vez forman parte de la camada más tradicional de la música uruguaya: Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, Los Olimareños. Pero son los más jóvenes de toda esa generación.
– ¿Y cómo fue que surgió la iniciativa de este espectáculo titulado Canciones solidarias en la Sala Zitarrosa, completamente a beneficio de la cooperativa de trabajo Covivema V?
– En realidad yo estoy acá porque nuestro acordeonista, Daniel Rosa, toca conmigo y con el dúo, entonces nos convocó a tocar a beneficio de esta cooperativa para la cual él colabora (Covivema V: Cooperativa de Vivienda para Ayuda Mutua). Eso es algo que se hizo siempre, no lo inventamos nosotros sino que viene de una larga tradición, sobre todo en el ambiente de la murga: la solidaridad.
– Leyendo un poco tu biografía me enteré que naciste y te criaste en el barrio de Buceo (casualmente donde estoy parando actualmente), y por lo que me han contado se trata de un barrio bien popular, fundamentalmente de gente de trabajo. ¿De qué manera influyó eso en tu arte? ¿Cuánto tuvo que ver ese lugar de origen con tus ideas, con tu forma de concebir el mundo, la realidad y toda esa cosmovisión reflejada en tus letras?
– Igualmente me parece que el Buceo de hoy es muy distinto al que era antes. De cualquier manera mantiene más o menos cierta similitud en la esencia de lo que tenía, pero ha cambiado, ¿no? Como ha cambiado todo Montevideo y como han cambiado todas las ciudades, las sociedades en general. El Buceo tiene la característica de que es un barrio portuario, y tenía una especie de salida independiente a toda la ciudad porque ahí estaba la Aduana de Oribe. Yo no sé mucho de historia, pero creo que fue en la época del sitio de Montevideo cuando se armó algo así como una ciudad paralela. Y yo recuerdo que de niño se hablaba de la Aduana de Oribe como una fortificación anexa a la del puerto de Montevideo. Y de hecho, cuando era niño, Buceo era un barrio mucho más agreste, de descampados, con cimientos a medio construir, canchitas frente al cementerio.
– Y ahí te criaste.
– Sí, ahí crecí y jugué al fútbol…
– ¿Y cómo fue que surgió tu amor por la murga?
– Por un lado, mi familia: mi viejo tocaba la guitarra y siempre lo escuchaba cantar. Y era la época de la salida de la dictadura: en aquel entonces la murga era profundamente contestataria y mis viejos eran de izquierda, entonces me llevaban a peñas, festivales y todo evento que se organizara. Por otro lado, en el barrio había un par de murgas (La Gran Muñeca, Los Nuevos Saltimbanquis); ensayaban ahí en la plaza y los iba a ver. Eso me llevó a querer imitar eso que veía, y coincidió con que justo tuve un problema en las rodillas y el médico me prohibió jugar al fútbol. Imaginate un pibe de diez que por cuatro años no puede jugar a la pelota… ¡me cagaron! Tenía que hacer algo, porque yo iba a juntarme con mis amigos y jugaba igual, pero volvía súper dolorido y retrasaba todo el proceso. Entonces me quedaba a un costado y era un embole; pero también tenía otros dos amigos que tenían ciertas inquietudes artísticas, y me fui para ese lado.
Obviamente que yo soy un tipo de izquierdas, y no voy a cambiar mi tendencia política ni mis convicciones; eso es muy difícil de cambiar porque son tus principios: solidaridad, igualdad, justicia social, reparto equitativo de los bienes.
– Retomo la mención que hiciste sobre la dictadura. Allá en Argentina también se vivió ese período con mucho dolor. De las grandes crisis salen muchas veces las formas más creativas de resistencia; ¿qué lugar creés que tiene hoy la murga como crítica social? Ahora en Argentina hubo un tremendo viraje político a la derecha; ¿qué lugar pensás que debe ocupar el arte en general y la murga en particular en estos momentos?
– Es todo un aprendizaje, ¿no? Porque ahora es todo muy distinto que hace treinta años. En aquel entonces el panorama era muy diferente porque acá en Uruguay nunca había ganado la izquierda, siempre había habido gobiernos de derecha. Por eso todo era utopía, planes de “cuando lleguemos al poder” y nosotros, los simples mortales, siempre apoyando esa utopía. Pero después la izquierda llegó al poder y hubo cosas que no era tan fácil hacer, cosas que se criticaban de afuera que después se tuvieron que profundizar desde adentro. Entonces la murga ya está parada en otro lugar. Ahora, por ejemplo, sigue habiendo un gobierno de izquierda, y las murgas tienen que criticar el poder, todo lo que se hace mal. Pero si mañana viene un gobierno de derecha, creo que desde mi punto de vista personal voy a tener otros parámetros a la hora de criticar, porque yo fui muy duro con los gobiernos de derecha que hubo anteriormente; era muy joven y también creía otras cosas, porque nunca había visto a la izquierda en el poder. Si ahora viniera un gobierno de derecha, por lo menos le daría la chance de gestionar antes de criticar porque sí. Hay gente muy dogmática que piensa que todo lo que hace la izquierda está bien, y que todo lo que haga la derecha, a priori, porque sí, va a estar mal. Obviamente que yo soy un tipo de izquierdas, y no voy a cambiar mi tendencia política ni mis convicciones; eso es muy difícil de cambiar porque son tus principios: solidaridad, igualdad, justicia social, reparto equitativo de los bienes.
– Entonces puede decirse que hoy te parás en otro lugar, después de haber transitado tu recorrido profesional en el marco de un contexto histórico que ha cambiado mucho respecto de aquel de las primeras canciones.
– En mi caso personal, sí. Porque soy otra persona: más tolerante, más maduro, y además yo no soy quién para señalar a nadie desde el lugar de la crítica despiadada.
– Entiendo. Pero a veces ustedes, los artistas, pueden darse ciertos lujos que quizás los simples mortales no tenemos. El acto de subirse a un escenario y poder decir ciertas cosas, les concede un peso que pueden aprovechar para encarnar los malestares y demandas del pueblo.
– Claro. Pero justamente por eso también.
– ¿Por la responsabilidad que eso conlleva?
– Claro. Yo antes era un pibe de quince años que decía cualquier cosa, probablemente porque creía cualquier cosa. No reniego de eso que hice, porque si estuviese hoy en la misma situación, lo volvería a hacer. Pero hoy por hoy tengo una mirada mucho más panorámica y siento que tenemos que tratar de salvar a nuestro país; hay que ayudar y colaborar sin ponerle palos en la rueda a nadie. En este momento no estoy escribiendo letras para la murga, y nuestro último show no tiene elementos de actualidad política, sino componentes sociales más generales que van mucho más allá de la interna de cabotaje.
Soy otra persona: más tolerante, más maduro, y además yo no soy quién para señalar a nadie desde el lugar de la crítica
– ¿Y cómo es la relación de ustedes con las otras murgas y los carnavales? ¿Cómo fue recepcionado acá en Uruguay el gran éxito que han tenido por todo el mundo junto con Agarrate Catalina?
– El público macro nos tiene muy bien catalogados porque somos la murga más popular dentro y fuera de nuestras fronteras. Pero al margen de eso, hay un micro-mundo de carnaval que se nos puso un poco en contra: por un lado, por una cuestión de competitividad, porque si en ocho años ganamos cuatro veces somos el blanco, y además como se trata de una competencia eso se convierte en algo viciado; y por otro lado, también por una cuestión política, porque se nos asocia mucho con Pepe Mujica y se nos cataloga como el ”caballo del comisario” o la “murga oficialista”, entonces mucha gente de derecha aprovechó para matarnos por eso, y los de izquierda también. Se lo manchaba al Pepe de una manera horrible, acusándolo prácticamente de cometer actos de corrupción para que nuestra murga ganara, y a nosotros por ser los bufones de la corte. Pero cualquiera que haya visto un espectáculo nuestro se puede dar cuenta de que, si hay alguien que criticó duramente a Mujica, fuimos nosotros, al punto que el mismo entorno de él se sintió molesto; no Mujica, que es un fenómeno y está más allá del bien y del mal. Pero es así, no se puede conformar a todos. Y eso fue haciendo que se genere un entorno negativo para nosotros con los colegas y con una parte del público, en ese microclima de carnaval con hinchas de otras murgas que esperan estas cosas para matarnos. Un par de años dimos pasos al costado, pero nuestra gente nos pedía que volviéramos.
– Porque es el lugar de donde surgieron; me imagino que no debe ser lo mismo hacer giras por el mundo -con todo lo lindo y arduo que eso implica y que aparece en la canción Todo el año es rock&roll-, pero si naciste acá y te criaste acá… debe haber un lazo muy fuerte, ¿no?
– Sí, sobre todo con los barrios, con el carnaval de los tablados. Pero lamentablemente si vos no concursás, no podés hacer esos tablados. Entonces es como una trampa. Algunos no quieren que la Catalina concurse porque no quieren que gane, pero otros sí.
– Porque le dan prestigio al carnaval…
– Sí, y plata. Porque vos vas tres veces al teatro de verano y se lo llenás, y esa plata es para la organización. Y en ese sentido a nosotros nos matan, porque si queremos hacer tablado sin concursar, no nos dejan. Ni a nosotros ni a nadie; la ley es pareja para todos. Entonces es una situación complicada, porque a la gente tampoco la podés dejar tirada y nosotros mismos extrañamos eso. Todo no se puede. Y en el año 2015 la murga quiso presentarse de nuevo en carnaval y no la dejaron; ellos dieron la prueba de audición y no les permitieron pasar por razones que claramente no fueron artísticas, porque este espectáculo (Un día de julio) fue un éxito en todo el mundo.
– Quizás sean pequeños caprichos y mezquindades internas, ¿no?
– Sí, pero llega un momento que no tenés raje. Si te vas para afuera, porque te vas para afuera. Si nos vamos para Argentina es porque tenemos apoyo oficial, cuando en realidad las giras las bancamos nosotros con sponsors privados; el gobierno no puso un peso. Yo sinceramente a veces siento que en Uruguay es súper difícil hacer las cosas, porque siempre te van a encontrar un pero, son muchos nenes para el mismo trompo, no hay lugar para todos, y eso hace que todo sea más engorroso, que te fastidie y que termines aburriéndote.
– ¿Qué pensás acerca de esta idea de mercantilización que aparece muy ligada a la murga o a expresiones similares, en cuanto al vaciamiento de contenido de ciertas formas que antes solían ser muy contestatarias y hoy quizás ya no tanto?
– Yo creo que el mercantilismo no está en el hecho de viajar o difundirte, sino en modificar el contenido de lo que querés decir con el fin de vender un producto. Si yo tengo un discurso contra el consumo y la violencia, y mañana me sponsorea una empresa de armas y por eso me veo obligado a cambiar las letras, ahí aparece la mercantilización. Pero cuando vos seguís cantando lo mismo que siempre creíste, cuanto más lejos llegues y más se expandan esas ideas… mejor. A veces también hay como una apología del fracaso; ser exitoso no es un pecado, es lo que todo el mundo quiere.
– ¿Cómo es el trabajo creativo a la hora de componer tus canciones y escribir tus letras?
– Nosotros siempre trabajamos de manera colectiva, especialmente con Yamandú -mi hermano- que es el otro letrista; intentamos ser libres, decir lo que tenemos ganas de decir, siempre pensando lo que a nosotros nos gustaría escuchar: no para convencer a la gente ni yendo detrás de las preferencias mayoritarias; a veces coincidimos con lo más popular y a veces no tanto. Es por eso que decimos lo que pensamos, y es nuestra visión y nuestra versión del asunto, que muchas veces ni siquiera son respuestas sino preguntas, inquietudes. Generalmente la gente lo toma muy bien, al menos quienes están en sintonía con nosotros. Aún cuando viramos de opinión o cambiamos la mirada sobre ciertas cosas, el público se va moviendo con nosotros.
– Y ese viraje también se refleja en los distintos géneros musicales, ¿no? El disco Malandra, por ejemplo, tiene fuertes tintes de rock y sus invitados ya marcan cierta impronta.
-Sí. Hoy justamente el repertorio no va a incluir tantos temas de ese disco porque el público que hoy asiste viene a ver fundamentalmente al dúo de Mario Carrero y Eduardo Larbanois.
– ¿Cómo imaginás que serán tus próximos pasos y cómo te preparás para la gira en Argentina con tu último disco Malandra?
– Espero poder seguir teniendo tiempo para componer canciones y grabarlas. Ahora, por ejemplo, tengo todas las canciones compuestas del próximo disco pero no tengo tiempo para ir a grabarlas porque sigo con las giras, y eso me tiene medio preocupado porque uno siempre tiene la ilusión de lanzar un disco nuevo y no creo que este año lo pueda hacer. Con la Catalina espero poder seguir de gira por el interior con nuestro show Un día de julio, que también incluye algunas fechas en Argentina además de la presentación de Malandra.
– Tenés una agenda completa entonces. ¿Y cómo esperás la recepción del público allá?
– Ojalá que sea como ha venido siendo siempre: muy buena. La gente acompaña, saca su entrada y disfruta. Está bueno ir a Argentina porque la respuesta del público es mucho más participativa, tienen otro concepto de los shows en vivo. Son muy demostrativos y eso para el artista es muy beneficioso porque entienden bien de qué se trata: no van en el rol de espectador, sino en el de participante. El único público parecido al argentino que hemos encontrado en el mundo ha sido el de Italia.
– Bueno, entre nosotros hay mucha tanada…
– Acá en Uruguay también hay mucha inmigración italiana y sin embargo se ve que agarramos otra parte, los más serios. Eso no significa que no les guste, sino que simplemente hay otras formas de ir a ver un espectáculo, tal vez de más observación y análisis.
– ¿Querés decir algo más?
– Que no se olviden de nosotros y que nos acompañen en esta gira.
El show se desarrolló en dos partes: la primera estuvo protagonizada por el dúo conformado por Eduardo Larbanois y Mario Carrero, quienes interpretaron con su banda algunas de sus creaciones más tradicionales, entre las que se destacaron Santamarta y Carta de una abuela a su nieta como momentos altos de la noche.
Durante la segunda parte, Tabaré Cardozo hizo la gran aparición junto a su banda y deleitó al público con algunos temas de su nuevo disco y otros de los más populares en su carrera. Además, hubo tiempo para reconocimientos y distinciones por parte de los miembros de la cooperativa hacia los artistas, e incluso hubo carcajadas entre los presentes gracias a algunas anécdotas e intimidades de los ensayos en boca de Tabaré. El clima fue propio de las mejores noches de carnaval.
Tabaré Cardozo se presentará junto a su banda en La Trastienda el DOMINGO 2 DE OCTUBRE a las 20 hs. con su último disco Malandra
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