En los poemas que integran Tokio (Caleta Olivia, 2016) de Patricio Foglia, aparece un retrato de la megalópolis japonesa a través de una mirada que prefiere descansar en los pequeños y simples detalles de lo cotidiano. En ese sentido, las ilustraciones de Inés Isaurralde que acompañan los versos de Foglia parecen insistir en la misma premisa: la hermosura no necesita de luces de neón ni otras distracciones tecnológicas.
Sobre el autor
Patricio Foglia Nació en Buenos Aires, en 1985. Publicó Temperley (En el aura del sauce, Subpoesía, 2011) ; Lugano 1 y 2 (Viajero Insomne, 2014) y La Escafandra (Mágicas Naranjas, 2015). Compiló y prologó, junto con Marcelo Díaz, la antología de poesía y ciencia ficción argentina Los Fuegos de Orc. Coordina, junto con Tom Maver, el sitio www.malonmalon.com.ar.
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Sobre la ilustradora
Inés Isaurralde es licenciada en Letras (UBA) y artista plástica. Se desempeña como docente de literatura, escritora e ilustradora. En el 2011, hice una residencia artística de grabado en “La Curtiduría”, Oaxaca, México. A fines de ese mismo año, ganó una beca como estudiante visitante en la escuela Massana de Barcelona durante un semestre. Como ilustradora, hizo seminarios con Abril Barrado, y en la escuela de ilustración Sótano Blanco. Desde hace unos años y hasta ahora, se forma en los talleres de los artistas Lula Mari y Martín Palottini.
La belleza simple de los detalles
¿Cómo retratar un sin fin de sentidos en un puñado de poemas? ¿Qué rescatar de un monstruo en constante movimiento como la capital de Japón? El poemario Tokio (Caleta Olivia, 2016) de Patricia Foglia, que cuenta con ilustraciones de Inés Isaurralde, ofrece una instantánea de la megalópolis oriental a través de pequeños detalles cotidianos que refuerzan la hermosura y el misterio de la ciudad.
En esa dirección, parece haber una premisa que guía a todo el libro -es decir, los poemas de Foglia y las ilustraciones de Isaurralde- de principio a fin: rescatar la simpleza y los detalles para hablar de la hermosura. Los poemas del autor trazan breves instantes en la vida artomentada de Tokio como si creara su propio tiempo, demorando el minutero y haciendo zoom en aquellas zonas que pueden pasar desapercibidas a priori.
Más allá del barril sin fondo de ofertas que puede ofrecer la megalópolis japonesa, hay un costado que aún refuerza cierto misterio artesanal y espiritual. Foglia e Isaurralde parecen darse cuenta de eso al ofrecer su versión de Tokio, sin caer en los atajos que tanta pomposidad ofrece. Así, los pescadores que le dan la espalda a la ciudad en busca de animales marinos van a ser los protagonistas en una ciudad hiperconectada y cosmopolita.
En ese sentido, Foglia logra mostrar con sus poemas el otro costado de la misma moneda: ¿qué pasa con los que esperan?, ¿cuántos kilómetros y horas puede aguantar un amor? El zapping de una televisión parece ser el segundero de esa espera en las torres que componen el poemario Tokio.
En un diálogo sutil y fuerte al mismo tiempo, los poemas de Foglia y las ilustraciones de Isaurralde, lejos de ser una guía turística de Tokio o una nueva versión de las crónicas de sus excesos, proponen una mega ciudad frágil, humilde y simple. Un Tokio hermoso y misterioso para descubrir en apenas un libro.
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