Después de la disolución de «Qué pasó con Marta Ramos?», Nico Jamui decidió formar «LA REVOLUCIÓN DE LA ALERGIA«. Junto a varios de los músicos que lo acompañaron en el proyecto anterior y con otros músicos amigos que se fueron sumando, «La revolución de la alergia» son: Nico Jamui, Olivia Suárez, Matías Itlman, Ariel Invernizi, Jeremías Goñi y Julián Montes. Banda porteña nacida en febrero de este mismo año en el seno de una agitada vida cultural, social y política, «La revolución de la alergia» transita los distintos escenarios del under haciendo “música desde la incomodidad, para incomodar”.
En una entrevista exclusiva con La Primera Piedra, Nico Jamui nos cuenta cuáles son los proyectos de La revolución de la alergia para este 2016 y qué expectativas tienen para el próximo Festicultural Elepepé : «Más que una herencia artística, trato de mamar lo que hay ahora».
─¿Cuándo empezaste tu camino musical?
─Yo arranqué a los 16 años a tocar la guitarra. A los tres meses, después de ir a ver una banda Beatle, quedé cebadísimo y empecé a escribir un montón de canciones. Eso me dio una motivación para dedicarme más de lleno, me cambié de escuela a una medio turno para comprarme una guitarra, empecé a componer a lo loco, a los primeros dos años ya tenía como 200 canciones, y armé mi primera banda. A los 20 se formó Qué pasó con Marta Ramos?, primero con Alan Corcos y después con el resto de los chicos. Tocamos con Kapanga, grabamos con Edu Schmidt de Árbol, ese año le compuse canciones para su disco solista. Y ahora, lo que se viene con La Revolución de la alergia va a ser otra etapa. Arrancamos este año y ya tocamos como 7 veces en un año complicado para salir.
─¿Cómo se formó La Revolución de la alergia?
─Nosotros terminamos el proyecto de «Qué pasó con Marta Ramos?» en noviembre del año pasado. Nachito se fue de viaje, una cosa llevó a la otra, y se disolvió. Pero queríamos seguir tocando. Me habló Mati, el bajista actual de La revolución de la alergia, para juntarnos a hacer algo. Por él vino Aro, que es el batero, y después se sumó Jere. A ellos los siguió Julián Montes, de Picado Grosso, como invitado en bajo y en rap free style, que también tocaba en Marta Ramos, y así la banda se fue formando sola. Después vino Olivia, que la rompe cantando y nos ayuda con los vestuarios. Ella toca también en «Niño Etc». Fueron cayendo uno por el otro. La primera fecha fue en febrero o marzo en Vuela el Pez, y desde entonces no paramos.
─¿En qué se diferencia «La revolución de la alergia» con»Qué pasó con Marta Ramos?»?
─La principal diferencia con Marta Ramos es que ahora es un poco más crudo. Pero la canciones siguen teniendo la misma fibra que con Marta Ramos. Quizás este año hay un poco más de set acústico en algunos temas, sobre todo en los del plan musa o samba o candombe. Las canciones rockeras también son un poco más rockeras por el estilo del batero y del bajista que tenemos ahora, que son más vieja escuela, y pintó un rock más delirante.
─¿En qué músicos te inspirás?
─Mi primera influencia fueron los Beatles. Después te ponés en el contexto de que vivís en Sudamérica, en el año 2016, en Argentina, y la cosa es otra. Más que influenciarme de músicos, me influencio de la gente que tengo alrededor porque es más real. A mí me gusta hablar de cosas que te pasan en serio, no que te llegan por prensa. Me termina influyendo más una charla con un amigo que leer a Nietzsche, aunque me rompa la cabeza leer a Nietzsche, pero hay cosas que son más contemporáneas, que es la realidad misma, y uso mucho eso como punto de partida. Quizás una canción que me muestra un amigo, o un comentario sobre la vida, y según cómo está la energía en el momento, siempre pasa algo nuevo en la noche. Más que una herencia artística, trato de mamar lo que hay ahora.
─El nombre tiene cierta apuesta político-cultura, “La Revolución de la alergia” en el contexto de “La Revolución de la alegría”, ¿cómo se te ocurrió ese juego?
─Es muy difícil elegir los nombres porque es muy difícil que una frase te identifique por más de una semana. Estaba buscando un nombre para la banda, y siempre trato de recurrir al absurdo porque es algo que nunca tiene sentido, y entonces nunca va a tener sentido. Estaba pensando en qué cosas era las que tenía más presentes en ese momento. Caminando por la calle, me di cuenta de que lo que más tenía a mi alrededor era “La Revolución de la alegría” y decidí usarlo como disparador para un nombre. Además, en una publicidad de analgésicos habían cambiado la palabra alegría por alergia, y ahí se me apareció el nombre bien claro.
─¿Crees que es posible separar lo artístico de lo político?
─Creo que está el arte que es entretenimiento y está el arte que además es social. En ése, me parece que es imposible separar lo político. Yo creo que nosotros proporcionamos entretenimiento porque los recitales son una fiesta y la gente se divierte un montón, pero no puedo evitar, en todos los recitales, dentro de mi mismo humor, de la letra de mis canciones y de cómo soy, que se me escapen ideales. Ahí se vuelve político. No por apoyar un partido, no me considero partidario, pero sí bastante político en las cosas que voy diciendo, porque expreso mi opinión.
─¿Tienen pensado grabar algún EP?
─Estamos tocando en los shows unos tres temas de «Qué pasó con Marta Ramos?», y el resto del show hacemos temas nuevos. Uno que hice con Alan Corcos, un amigo, y el resto son temas míos. Estamos pensando entrar, en agosto, a grabar un EP que probablemente lo hagamos con algunos productores y músicos amigos como Edu Schmidt o el Marco Rodríguez, gente muy amiga. La idea sería grabar unos tres temas, más o menos, para que sea el primer EP de LRDLA.
En una época solía decir música para desinformar, o rock incógnito, pero hoy lo voy a describir de otra manera. Música desde la incomodidad, para incomodar.
─¿Cuál es su objetivo para este 2016?
─Terminar de consolidar el proyecto y lograr tener todo lo necesario para lanzarnos, que sería un material grabado. Es un primer año en el que con que el proyecto esté vivo, todo bien. ¡Permanecé vivo, no te mueras!
─Si pudieras describir qué música hacen, ¿cómo lo harías?
─En una época solía decir música para desinformar, o rock incógnito, pero hoy lo voy a describir de otra manera. Música desde la incomodidad, para incomodar.
─¿Cómo ves el escenario porteño para las bandas que están emergiendo?
─Yo creo que hay muchísima gente que le esta metiendo con todo y uno tiene que estar muy agradecido, porque después de todo lo que pasó, artistas y productores se unieron haciendo cosas lindas para que la movida permanezca. Por otro lado, hay mucha otra gente que está centrada en sus propios proyectos y no puede salir de ahí, no se puede desenfrascar, y eso perjudica la unión de bandas con productores, con lugares para tocar, con prensa, que es tan necesaria ahora. Hay mucha selección al haber tanta oferta, y quizás se va mucho a la banda con mas likes en vez de escuchar el material.
Mi primera influencia fueron los Beatles. Después te ponés en el contexto de que vivís en Sudamérica, en el año 2016, en Argentina, y la cosa es otra. Más que influenciarme de músicos, me influencio de la gente que tengo alrededor porque es más real. Más que una herencia artística, trato de mamar lo que hay ahora.
─Si tuvieras que recomendar una banda de hoy, ¿cuál sería?
─Mis amigos de Picado Grosso.
─¿Qué expectativas tenés con respecto al próximo Festicultural Elepepé?
─Estuvo lindo, desde el vamos, por cómo me convocaron. El Quetzal, además, es un lugar pequeñito pero tiene su calor hogareño, siempre que fuimos nos tratamos muy bien. Jaz Pimentel me parece genial, creo que la voy a pasar bastante bien, y está lindo ir a tocar en un set un poco más acústico para jugar con otros matices que por ahí con los amplificadores no se puede.
