Entrevista a Jaz Pimentel: «el arte callejero es importantísimo»

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Jaz (Jazmín) Pimentel vive en Ciudad Evita. Desde chica comenzó a sentir curiosidad por la música y empezó a tocar la guitarra. Fue recién al terminar el colegio, tras un curso de composición de canciones con el cantautor Lucio Mantel, que Jaz se animó a salir a la calle y comenzó a tocar sus propias canciones en el subte. A pesar de que tocó en centros culturales y acompañó con su música en varios festivales y movilizaciones públicas, la artista sigue viajando todos los días con los pasajeros de la Línea H para compartirles sus melodías a la gorra. 



En 2015 , presentó su primer disco, “Decora”, producido y grabado por Ordy de Juárez, y ahora se prepara para compartir una fecha junto a Fideo y los del Mondo y La revolución de la Alergia en la 6° edición del Festicultural Elepepé de la revista La Primera Piedra.

─¿Tu primer escenario fue el subte?

—En agosto se cumplen tres años de mi trabajo en el subte. En 2013 me mandé a ver qué onda, porque desde chica me llamaron la atención los artistas callejeros, así que fui al subte con la guitarra, sola y a cappella. Con lo que junté, ahorré lo suficiente y me compré un equipito chiquito que llevo, ahora con un micrófono, así voy amplificada y se escucha, porque antes no se escuchaba nada. Fue una muy buena inversión.

─Hay historias que dicen que tocar en el subte es complicado, ¿te tocó tener que pelear por tu lugar ahí?

No me pasó, pero sí hay muchísimas historias. En la línea A me pasó que, después de haber ido dos veces con un amigo, la tercera vez vinieron cerca de 8 vendedores ambulantes, nos hablaron mal y nos echaron. Yo no tenía idea, hay ciertos códigos cuando trabajás en el subte, parece, y yo no los conocía. No fue agresivo, no hubo violencia física, pero sí verbal. Me fui asustada. Me habían recomendado la línea H, porque era más tranquila, así que fui, y ahí pude laburar mejor. En ese momento, en la H había un músico que medio que organizaba a todos los que tocábamos ahí. Ahora no está más, pero en ese momento me dijo que a la mañana había lugar, que fuera, y empecé yendo a la mañana. Cuando ya te ven que vas todos los días, cuando demostrás respeto, esfuerzo, laburo, ahí te vas haciendo el lugar. Te vas ganando el lugar con el tiempo y la constancia.

─¿Cómo llegaste del subte a la escena under porteña?

La primera vez que me presenté con mis canciones fue en Musicleta. Es un barcito hermoso, los dueños son una masa, y la primera vez toqué mis temas ahí. Después, las redes sociales, el boca en boca, los videos en Youtube, las invitaciones de otros músicos. Hace como tres años que vengo tocando así, y por suerte tengo muchas invitaciones de diferentes lugares. Yo armo muy pocas fechas. Una cosa va atrayendo otra, de una movida sale otra, por eso me parece importantísimo aceptar las invitaciones de otros para compartir fechas. Tocar siempre es lindo y siempre sirve. Así se fue dando y fueron conociendo mi música.

─También tocaste en muchos centros culturales, ¿cuál es la mayor diferencia entre los centros y el subte?

En el subte estás en la calle, puede pasar cualquier cosa. La realidad es que ahí, de alguna manera, estas imponiendo la música. No es lo mismo un vagón que una sala de teatro. Por un lado está buenísima esa espontaneidad, y por otro lado, a veces la gente no te da bola o hay que lidiar con energías un poco bajas. Hoy me pasó que no fue un buen día, llueve hace un montón y eso influye mucho. Pero en general hay vagones re buena onda, te aplauden un montón, de escuchan, te miran. Y en otros, a veces, ni te miran. Luchar con eso es, también, luchar contra mis miedos. Hay gente a la que no le va a gustar la música en el vagón, y está bueno experimentar las dos cosas. Cuando se ponen un auricular al lado tuyo, te duele.

─Si pudieras hablar de bandas de Buenos Aires que te influenciaron, ¿a cuáles nombrarías?

Desde chica me gustaba muchísimo el rock nacional viejo. Spinetta es el mayor referente de mis primeras composiciones, tengo algunos covers de él, y después me empecé a abrir más. Cerati también me influenció muchísimo, Miguel Abuelo, el tanguito… todos ellos son mi base. Pero ahora también hay bandas muy zarpadas del under porteño que me encantan. Sig Ragga me parece una banda muy completa de hoy.

─El año pasado terminaste de producir Decora, ¿cómo fue ese proceso?

El proceso de grabación y producción de Decora duró dos años y medio. Salió en los últimos días de noviembre de 2015. Ordy de Juárez es el productor artístico del disco. Él me ayudó muchísimo y sin él, el disco no existiría. Además del productor, es dueño del estudio “La isla de los Náufragos”, donde se grabó, y también hizo la mezcla. Se encargó, justamente, de decorar las canciones que antes eran sólo guitarra y voz, eran composiciones desnudas y nunca nadie le había puesto un teclado, un saxo, un violín. Él le puso su mundito a lo que era mi mundito. También hay muchos músicos invitados, hay amigos del barrio, muchos me bancaron. Yo grabé las guitarras y las voces.

En el subte estás en la calle, puede pasar cualquier cosa. La realidad es que ahí, de alguna manera, estas imponiendo la música. No es lo mismo un vagón que una sala de teatro. Por un lado está buenísima esa espontaneidad, y por otro lado, a veces la gente no te da bola o hay que lidiar con energías un poco bajas.

─¿Qué tan complejo es grabar un disco?

Es complejo. Primero por la plata, porque no es barato. Yo tuve muchísima suerte. Yo pagué la masterización y las copias, pero la grabación vino por parte de Ordy, por amor al arte, porque confía en mi música y porque le gusta, y eso lo valoro muchísimo. El que fue la cabeza del disco, más allá de que sean mis canciones, fue él. Para él debe haber sido más complejo que para mí. Cuando estuvo listo, lo presenté acá en un bar por Ciudad Evita, fue la primera vez que toqué mis canciones con banda, y fue muy lindo.

─Tus canciones hablan de cosas muy particulares, ¿tenés alguna temática favorita?

Me inspiran muchísimas cosas. En el disco hay un tema que le hice a un cable USB que no encontraba. Ese es el tema más espontáneo del mundo. “Cable USB, no se ve”. También le escribí a un sapo, que en el disco está “La canción del sapo” porque estaba en un camping con muchísimos sapos y pude inventar una historia con un sapo que me estaba mirando. A veces simplemente hablo de la naturaleza misma, de los sujetos que tengo alrededor, aunque no sea una canción para nadie en particular. Y como siempre, canciones de amor, quizás a alguna persona. A veces empieza siendo una especie de poesía.

─¿Estás trabajando en algo nuevo?

Tengo temas nuevos y muchos temas de mucho antes del disco que quedaron afuera. Tengo pensado, por supuesto, grabar un segundo disco que seguramente también quiera grabar con Ordy de Juárez, pero un poco más adelante. Por ahora, lo fundamental es difundir el disco. En el subte también lo ofrezco, lo vendo, y se compra. Eso es buenísimo. El subte es difusión constante. Me arriesgo a que la gente colabore menos, la primera escucha siempre puede chocar, pero a otras personas les puede gustar y eso está buenísimo.

─¿Qué es lo que te atrae del SUBTE para seguir yendo todos los días?

Para mí es importantísimo el arte callejero porque es parte de la cultura popular. Hay muchísima gente que no tiene plata para ir a un teatro o a un recital, y de repente te cantan una canción en la calle, y esa persona lo valora muchísimo. Eso es lo más importante. También me gusta mucho la espontaneidad. Una vez me pasó que me estaba viendo el Chango Spasiuk en la línea H. Es muy zarpado. De repente te está viendo alguien re groso, y vos no lo sabés.

─¿Te pusiste nerviosa?

Me pasó algo muy loco. Yo soy muy colgada. El tren estaba parado en Corrientes. Cuando subió, yo pensé que era muy parecido al Chango Spasiuk, y mientras tocaba, me daba cuenta de que este chabón parecido al Chango Spasiuk me estaba prestando atención, te das cuenta si la gente está en otra o te está escuchando. Cuando pasé la gorra colaboró, cual pasajero normal. Pero si no me hubiera pasado lo que te voy a contar ahora, no sabría, hasta hoy, si era el Chango. Di dos vueltas más de cambio de vagón, se me acercó otro chico y me dijo “discúlpame, yo hace quince minutos viajé con vos. ¿Te diste cuenta de que estaba el Chango Spasiuk escuchándote?”. Eso fue muy loco, y ahí me di cuenta.

Está un poco complicado el hecho de que están cerrando centros culturales y tenemos a Macri de presidente, que para él somos nada, entonces por ese lado es difícil. Eso es terrible. Pero también nos estamos uniendo, estamos tratando de dejar el ego de lado, y de compartir un poco más. Van a haber oportunidades siempre que estemos unidos y compartamos. Por eso me parecen tan importantes los festivales, como el que organiza La Primera Piedra. Y sumarse es una manera de mostrar tu arte y difundir. No nos vamos a quedar quietos.

─¿Y qué es lo peor de tocar en el Subte?

Hay días mejores que otros. Ahora, hace días que no sale el sol y la situación económica no ayuda, así que la gente anda con energía baja. Todo tiene que ver. Lamentablemente, a mí me afecta esa energía de la gente que me ignora, y lo voy superando día a día.

─¿Es posible vivir de la música?

Yo creo que sí. Hay que tener mucho aguante. Como artista callejero, se puede vivir. Hay días complicados y días mejores. Tengo colegas que viven completamente del arte que ofrecen en la calle, ya sea música u otra cosa, y viven del día a día.

─¿Crees que es posible separar el arte de lo político?

El hecho de tocar en el subte, para mí, ya es un acto político. Podés elegir tocar en otro lado, pero yo elijo tocar ahí. Política es poder elegir, pero no creo que la política sea partidaria. Va mucho más allá de eso.

─¿Cómo ves el escenario hoy para las bandas que están emergiendo?

Creo que hay muchísimo arte, están saliendo muchísimas bandas con mucho talento, hay muchísimo para ver y la gente por ahí no se entera porque no sale en los medios. Está un poco complicado el hecho de que están cerrando centros culturales y tenemos a Macri de presidente, que para él somos nada, entonces por ese lado es difícil. Eso es terrible. Pero también nos estamos uniendo, estamos tratando de dejar el ego de lado, y de compartir un poco más. Van a haber oportunidades siempre que estemos unidos y compartamos. Por eso me parecen tan importantes los festivales, como el que organiza La Primera Piedra. Y sumarse es una manera de mostrar tu arte y difundir. No nos vamos a quedar quietos.



Dónde escuchar a Jaz Pimentel:
Bandcamp
Youtube
Conseguí «Decora» en:
Mercurio Disqueria
Anthology Discos
Miles Discos
Centro Cultural de la Cooperación
La Trova

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