En Sobre líneas. El libro-álbum en el aula (Del Dragon, 2016), María Cristina Thomson realiza un intenso recorrido de investigación por un terreno que es muchas veces olvidado en el ámbito de la literatura infantil: el libro-álbum. A partir de una serie de experiencias con chicos del segundo ciclo de dos escuelas primarias, la autora descubre el entusiasmo, la creatividad y la fascinación que suscita un objeto artístico de alto impacto estético. Dejando de lado los prejuicios instalados, Sobre líneas invita a reconsiderar el valor de los libros-álbum para chicos de todas las edades.
Sobre la autora
María Cristina Thomson nació en Rosario, provincia de Santa Fe. Es Magister en Literatura Para Niños, Profesora de 
Inglés, Profesora Especializada en Literatura Infanto-Juvenil y obtuvo el Diploma en Literatura Infantil en el Christchurch College of Education en Christchurch, Nueva Zelanda. Es narradora oral bilingüe y ha publicado junto con Tabaré Relatos (in)mortales, (Casa de Papel, 2012) título premiado por Banda Dibujada en 2013. Dicta el seminario de Literatura infanto-juvenil para la maestría en Literaturas en Lengua Inglesa de la Universidad Nacional de Cuyo.
Sobre el ilustrador
Alfredo Grondona White (Rosario, 1938 – Buenos Aires, 2015) fue uno de los dibujantes humorísticos más destacados de las 
últimas cinco décadas en la Argentina. Sus trabajos revelaban un humor incisivo y sin prejuicios que buscaban la complicidad del lector. Dibujó para importantes revistas de humor como Tía Vicenta, Satiricón, Chaupinela y El Ratón de Occidente en la Argentina. Junto con Andrés Cascioli y Tomás Sanz, fue fundador de Humor Registrado y también de otras publicaciones argentinas e internacionales.
La literatura infantil es un campo con múltiples realizaciones que entrañan innumerables posibilidades para fomentar la curiosidad e interactuar con el mundo, pero que también muestran la forma en que los adultos pensamos a los más chicos. El libro-álbum, aquel en el que las ilustraciones y las palabras son completamente interdependientes “requiere un lector muy activo, capaz de rellenar los huecos de información que tanto el código de la imagen visual como el del texto escrito le presentan”, afirma María Cristina Thomson en diálogo con La Primera Piedra. “Este lector debe disfrutar de la particular modalidad de lectura que el libro-álbum narrativo demanda, al que denomino en vaivén, pues lo obliga a oscilar en su recorrido de la palabra escrita a la imagen visual, y de ésta a la palabra, en una suerte de ida-y-vuelta que se repite en incesante frecuencia”, agrega la autora.
El libro-álbum, aquel en el que las ilustraciones y las palabras son completamente interdependientes “requiere un lector muy activo, capaz de rellenar los huecos de información que tanto el código de la imagen visual como el del texto escrito le presentan”,
Thomson observa en el libro-álbum una herramienta que propicia la “lectura multimodal”, es decir la posibilidad de crear nuevas significaciones y de explorar variados puntos de vista. Es por eso que lo considera un instrumento valioso, no sólo para los primeros lectores, sino también para chicos de mayor edad, que, siendo lectores independientes, tienen la posibilidad de entrelazar los códigos visual e icónico, generando reflexiones auténticas y abordando la realidad a través de un acto creativo. Para la autora “una de las posibles causas por las que estos libros no se comparten en grados superiores es el hecho de que no todos los docentes están preparados para abordar la lectura multimodal que propone el libro-álbum. Si bien son expertos en la exploración del lenguaje lingüístico, muchas veces carecen de las herramientas adecuadas para abordar la lectura de la imagen”.
Libro-álbum: «Cuento Escondido», de Laura Devetach y O’ Kif. Foto: canallector.com
Así, Thomson asumió el desafío de compartir experiencias de lectura con alumnos de quinto grado de dos escuelas, descubriendo en el camino interés, entusiasmo y un clima participativo que le permitió escuchar las voces de los verdaderos protagonistas. “Los chicos quieren hablar, dar su impresión o interpretación sobre lo leído, defender su punto de vista, interpelar aquellos distintos de los de ellos y lo hacen con total espontaneidad”, señala la autora. “Creo que el espacio de intercambio dialógico que el mediador o docente planifica para la lectura compartida de los libros-álbum, debe propiciar una auténtica práctica sociocultural donde prevalezca la mutua confianza niño-adulto para expresarse con entera libertad”, destaca.
“Creo que el espacio de intercambio dialógico que el mediador o docente planifican para la lectura compartida de los libros-álbum, debe propiciar una auténtica práctica sociocultural donde prevalezca la mutua confianza niño-adulto para expresarse con entera libertad”.
Los libros-álbum fomentan en los chicos el deseo de descubrir y crear nuevas conexiones sin subestimarlos y, a pesar de algunos prejuicios que los etiquetan de “inhallables”, están más cerca de lo que parece. Thomson califica la situación del mercado editorial de la literatura infantil como “floreciente” y afirma que “tanto el número y variedad de publicaciones, la calidad del trabajo de autores e ilustradores argentinos y el surgimiento de nuevas editoriales independientes, entre otros factores, han dado un impulso significativo al mercado editorial argentino en la actualidad”.
Sin embargo, teniendo en cuenta su intenso trabajo de investigación, la autora aclara también que “a veces un equívoco criterio sobre su especificidad, da lugar a publicaciones pródigas en imágenes y colores que no reflejan su verdadera naturaleza. Por esta razón es tan importante que los docentes y responsables de la selección de títulos para compartir con los chicos y jóvenes, sean hábiles e informados conocedores de las características de este tipo de libro”. Producto final de un trabajo detallado y minucioso, Sobre líneas viene sin dudas a demostrar que el libro-álbum es un terreno un tanto inexplorado que tiene mucho para ofrecer al mundo de la literatura infantil.
