Entrevista a Gustavo Gottfried, editor de Mágicas Naranjas, una editorial independiente que apunta a acercar a los más chicos al mundo de la poesía a través de libro-álbum. «La idea siempre fue apuntar alto y compartir lo que a nosotros nos gusta con los chicos», afirma. Conocé esta novedosa propuesta que rescata a grandes poetas argentinos para dárselos a leer a un público infantil gracias al trabajo de los ilustradores. «Es un modo de leer poesía muy particular», señala Gottfried. Los inicios, los logros, el acercamiento a La Coop y mucho más, en la siguiente entrevista.
Sobre la editorial
Mágicas Naranjas nació en noviembre del 2011 en Lanús, Provincia de Buenos Aires, con el objetivo de «crear libros cuidadosamente diseñados e ilustrados para pequeños o grandes lectores de poesía», tal como señala su creadora Hilda Fernández, quien añade: «porque poesía e infancia habitan un mismo territorio, queremos recrear en cada libro ese universo mágico y lúdico, donde las palabras se encuentren con las imágenes y los nuevos lectores con los grandes poetas». Con una propuesta más que novedosa, Mágicas Naranjas busca acercar los ojos curiosos de los más chicos a la poesía sin subestimarlos. Para eso, eligen la herramienta de los libros-álbum, generando así una obra superadora, ya que el poema del autor se ve reinterpretado y puesto en valor gracias al trabajo del ilustrador de turno. Con un catálogo en constante crecimiento, Mágicas Naranjas insiste en no subestimar a los más chicos y les ofrece lo más preciado que conocen: poemas que conmueven.
-¿Cómo surgió Mágicas Naranjas?
-Mágicas Naranjas surgió de una idea que tuvo Hilda Fernández, que es psicopedagoga y escritora. Nos conocimos en un taller que brindaba Osvaldo Bossi y terminamos fundando una editorial y una familia. Yo veía que ella miraba en las librerías los libros-álbum, se interesaba mucho en ese género y de a poco me fue contando que tenía la idea de hacer libros con poemas de autores que nosotros leíamos en ese momento y también ahora, los más admirados, que paradójicamente son desconocidos para el gran público.
-¿Cuál era su idea?
-La idea era elegir un poema que de algún modo funcionara, que tuviera una lectura relativamente transparente y convocar a algunos ilustradores para producir libros al estilo del libro-álbum, donde hay poco texto y la imagen funciona como un puente hacia la palabra.
-Es decir, un poema largo dividido como un libro infantil, ¿no?
-Sí, un solo poema y en cada página, uno o dos versos para dejar al ilustrador ese trabajo de tender un puente, porque es difícil decir qué hace un ilustrador. Después, nos enteramos que en este género, los libros-álbum, los ilustradores son considerados autores, lo cual es muy justo. Es un trabajo parecido a la traducción.
En este género, los libro álbums, los ilustradores son considerados autores, lo cual es muy justo. Es un trabajo parecido a la traducción
-Claro, agarrar el idioma de la literatura y traducirlo a uno propio, el del dibujo.
-Exacto, más teniendo en cuenta que el traductor no es que simplemente transcribe lo que dice el texto, lo mismo el ilustrador. A veces agrega, comenta, es muy interesante la relación que se da en eso. Generalmente, en el libro-álbum ,el autor del texto suele trabajar en paralelo con el ilustrador.
-Sin embargo en Mágicas Naranjas eso no sucede, ¿no?
-Sí, acá hay un texto previo y luego el ilustrador trabaja sobre eso. Por ejemplo, en Como si yo fuera su novia de Osvaldo Bossi (Leer nota relacionada: Reseñas Caprichosas – “Como si yo fuera su novia” de Osvaldo Bossi: La inocencia del amor puro), el poema es bastante abierto en realidad, se puede interpretar de distintas maneras. Sin embargo, el ilustrador, Marcelo Tomé, fue un poco más lejos, lo convirtió en un libro más jugado que nos alegra. Ese libro tuvo una circulación muy particular, participando de distintos encuentros de diversidad sexual. Cada libro tiene su recorrido propio y único…
-¿Por qué «Mágicas Naranjas»?
-El nombre surgió del poema de Diana Bellesi que publicamos, que se llama «Variaciones de la luz». El poema describe el atardecer y al final dice «hasta que sólo / quedan las luces de tu casa / a veces como mágicas naranjas / dulces y en la soledad amargas». Me pareció un nombre muy lindo, nos acompaña.
-¿Quiénes forman parte de la editorial?
-Somos una editorial muy chica: la fundó Hilda Fernández, yo la trato de acompañar de la mejor manera y nuestra diseñadora María Chinnici, que se volvió la tercera pata de Mágicas Naranjas. También contamos con la asesoría de Osvaldo Bossi.
(Leer nota relacionada: ¿Qué es la poesía? #13 Osvaldo Bossi: “A veces los poemas tienen suerte de estar habitados por la poesía y otras no”)
-¿A qué público apuntan particularmente?
-Nosotros, y sobre todo Hilda, pensamos que no hay que subestimar a los chicos. Lo mismo pasa con la música: está la que subestima a los niños y los que no. La idea siempre fue apuntar alto y compartir lo que a nosotros nos gusta con los chicos. Muchas veces es necesario el mediador que acerque estos libros: padres, docentes, libreros, bibliotecarios. Después, los chicos se los apropian ellos mismos. Ademas, los libros de Mágicas Naranjas son libros objeto muy valorados por coleccionistas, lectores de ciertos autores y fanáticos de la poesía en general. Es un modo de leer poesía muy particular.
-¿Ese sería el rasgo característico de Mágicas Naranjas? La creación de libros objeto, tanto por el contenido como por el diseño.
-Totalmente. Y también la no distinción tajante entre lo que es para niños o para adultos. Por ejemplo, Arnaldo Calveyra, cuando hicimos Cartas para que la alegría, nos recordaba que Platero y yo no fue escrito para niños.
-Lo mismo que sucedió con El Principito, ¿no?
-Exactamente. Nosotros nos montamos sobre esa no distinción y también sobre lo que es un objeto artístico, verdadero. Muchas veces nuestros libros recorren mucho más que el «nicho» de siempre. Nos vimos muy inspirados y acompañados por María Teresa Andruetto, que ha desarrollado mucho estas ideas. Tiene una obra poética, narrativa y para niños muy importante. Ganó el premio Hans Christian Andersen en el 2012, que es el mayor reconocimiento que existe para el género infantil. Ella misma dice que no tiene que haber una diferencia tajante entre ambos campos. Tuvimos el privilegio de poder acercarnos a personas que son muy admirables.
Nosotros, y sobretodo Hilda, pensamos que no hay que subestimar a los chicos. Lo mismo pasa con la música: está la que subestima a los niños y los que no. La idea siempre fue apuntar alto y compartir lo que a nosotros nos gusta con los chicos. Muchas veces es necesario el mediador que acerque estos libros: padres, docentes, libreros, bibliotecarios. Después los chicos se los apropian ellos mismos.
-¿Cómo van construyendo el catálogo?
-Nuestro catálogo apunta a difundir a los autores que nos parecen más importantes dentro de lo que es la poesía. Nosotros elegimos ese género para trabajar y para difundir. Además, publicamos lo que nos gusta a nosotros. No tenemos ningún tipo de compromiso y tratamos de no tenerlo más que por el amor a la poesía. Tenemos, hasta el momento, siete libros en la colección «Pequeños y grandes lectores de poesía» de María Teresa Andruetto, Irene Gruss, Diana Bellesi, Arnaldo Calveyra, Osvaldo Bossi, Walter Cassara y Alicia Genovese. También hace poco iniciamos otras dos coleeciones: una que se llama «Poesía joven», en la que tratamos de llegar a los adolescente a través de escrituras y estéticas que tengan alguna afinidad a esa edad. Son libros grandes con ilustraciones en blanco y negro, inspirados en el cómic. El primero es de Patricio Flogia, que se llama La escafandra. Después tenemos la colección de libros de poesía más tradicionales: hay un poema en cada hoja e ilustraciones. La autora es Cecilia Pisos.
-¿Cómo ingresaron en La Coop?
-Tiene mucho que ver con la política, entendida del modo de la política de Estado. En la gestión anterior, el Ministerio de Cultura de la Nación, a través de un área especial dedicada a las editoriales independientes y de la mano de Inés Kreplak y Juliana Portilla, quienes se acercaron a nosotros, una editorial muy pequeña, para invitarnos a distintas ferias a lo largo del país. En un momento, nos dijeron que había unos chicos que estaban formando una cooperativa que se llamaba La Coop y que les podíamos llevar los libros. A nosotros, que somos de Lanús, provincia de Buenos Aires, se nos complican algunos trámites. Con el tiempo, nos invitaron a formar parte formalmente porque les interesaba tener una editorial que tuviera este perfil para acercarse a los niños.
-¿Qué ventajas les dio La Coop?
-Muchísimas. Tuvimos nuestro propio stand en La Feria del Libro junto a La Coop. No hubo ningún estado que pusiera dinero, sino un esfuerzo individual de todo tipo por parte de cada editorial. (NdE: La Coop ganó el Premio a Mejor Stand compartido de la 42va edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires).
La ventaja de ser independientes está en no tener ningún tipo de compromiso con una idea estrictamente de mercado, por más que queramos que los libros se vendan para que estén en las casas y bibliotecas,
-En ese mismo sentido, ¿qué ventajas y qué desventajas puede tener una editorial por ser independiente?
-La ventaja de ser independientes está en no tener ningún tipo de compromiso con una idea estrictamente de mercado. Por más que queramos que los libros se vendan para que estén en las casas y bibliotecas, no buscamos la rentabilidad a priori. Hay más una búsqueda estética de apuntar alto: Calveyra, Bellesi, Bossi para niños. Además, podemos hacerlo todo a nuestro tiempo y como nos gusta. En cuanto a las desventajas, son varias también. A veces nos es imposible armar una logística para lograr una distribución apropiada, nos es difícil llegar a lugares. Solemos usar las vacaciones para distribuirlos por el interior. Eso a veces deriva en que a veces no podamos recuperar los libros.
-Para eso nace La Coop, ¿no?
-Tal cual. La idea es que lo que no podemos hacer solos, lo podamos hacer todos juntos. Primero pensamos una distribución en el área metropolitana y después en ir ampliándonos más hacia el interior.
-¿Cómo ves el mundo de la literatura infantil en Argentina?
-Lo que se produce en Argentina es de una gran calidad. Por algo Andruetto gana el premio Hans Christan Andersen, así como muchos otros autores. Hay un nivel muy alto en lo que respecta a la literatura infantil en Argentina y nosotros tratamos de inscribirnos en esa corriente. Desde ya que no estamos solos y aspiramos mucho más, soñar no cuesta nada. No es que no nos queda nada por hacer, más bien todo lo contrario.
-Y más en general, ¿qué te parece el mundo editorial independiente actualmente en Argentina?
-En general nos conocemos todos. Hay un montón de gente haciendo cosas muy buenas. Por ejemplo, en Córdoba se formó una cooperativa muy parecida a La Coop y estamos tratando de hacer acuerdos con esas cooperativas y otras editoriales independientes, como Nudista, de Córdoba. Todos estamos en contacto. A veces hay más coincidencias, a veces hay menos, pero todos nos respetamos.
Hay un nivel muy alto en lo que respecta a la literatura infantil en Argentina y nosotros tratamos de inscribirnos en esa corriente, desde ya que no estamos solos y aspiramos mucho más, soñar no cuesta nada.
-¿Cuáles son los próximos proyectos de Mágicas Naranjas?
-Estamos trabajando en tres libros. Uno es una antología de poesía de ciencia ficción que hizo Patricio Foglia junto al poeta cordobés Marcelo Díaz, donde hay todo un recorrido por la poesía argentina mezclada con el otro género que es la ciencia ficción. Es un libro ambicioso que ya salió en formato digital y ahora vamos a hacer la versión corregida y aumentada de Mágicas Naranjas. También vamos a sacar otro libro de «Poesía jóven», que apunta más a adolescentes y es un libro-álbum que se le ocurrió a Marcelo Tomé quien además me pidió colaboración en los textos. Es la primera vez que escribo poemas «por encargo» y tuve que esforzarme mucho. El libro se va a llamar Insomnio. Por último, también hay un libro mío que va a salir en el mismo formato que el de Cecilia Pisos, poemas enteros con ilustraciones.
-También están trabajando en un libro de Leónidas Escudero, ¿no?
-Sí, lamentablemente no lo pudimos presentar con él en vida, pero sí nos escribió un prólogo muy lindo para La transmutación del oro. Las hijas nos dieron la autorización y Ediciones en Danza, de la mano de Javier Cofréces nos cedió los derechos.
Contacto con Mágicas Naranjas:
Facebook: Mágicas Naranjas
Sitio web: http://www.magicasnaranjas.com.ar/
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