Ayer se inauguró la 8º edición del prestigioso ciclo de cine francés, Les Avant-Premières, que tendrá lugar en Cinemark Palermo y contará con interesantes propuestas de renombrados directores y destacadas figuras dentro del panorama cinematográfico europeo. Entre las opciones de esta cartelera que tiene como fin dar a conocer lo mejor del cine francés actual, se encuentra Lolo, el hijo de mi novia, una película escrita, dirigida y protagonizada por Julie Delpy.
Lolo, el hijo de mi novia es una de las películas que integra la novedosa cartelera del ciclo de cine francés Les Avant-Premières que comenzó ayer y se desarrollará hasta el miércoles 13 de abril en las salas del complejo Cinemark Palermo (Beruti 3399). Se trata de una típica pieza de comedia francesa escrita, dirigida y protagonizada por Julie Delpy, quien ganó parte de su fama gracias a la legendaria trilogía de Richard Linklater (Antes del amanecer, Antes del atardecer y Antes del anochecer) junto a Ethan Hawke, pero que también tiene en su haber participaciones en proyectos comandados por destacados directores como Jean-Luc Godard o Krzysztof Kieślowski.
Lolo narra la historia de una idílica y a la vez tortuosa relación madre-hijo, sustentada en un indudable complejo de Edipo y alimentada por la dependencia y la sobreprotección maternas. Violette (Julie Delpy) es una mujer parisina cincuentona, sociable, moderna e independiente que trabaja en el mundo de la moda, uno de los espacios más prósperos en la ciudad de las luces. Pero Violette no vive sola sino junto a su hijo de 19 años, Lolo (Vincent Lacoste), un joven artista plástico que profesa adoración —y hasta cierta obsesión— por su madre. Y es que Lolo no sólo vive bajo el mismo techo sino que depende por completo de su protección. Él tiene una carrera prolífica, una relación amorosa con los vaivenes esperables de la adolescencia y un fiel amigo que podrían proporcionarle la confianza necesaria para abandonar el nido y adueñarse de su propia vida de una vez por todas, pero ni siquiera se ha atrevido a barajar esa posibilidad. Él se siente a gusto y parece estar bastante cómodo con su situación de adolescente contenido: por las noches sale con amigos en la más absoluta libertad, merodea por el mundillo de la bohemia parisiense, vuelve a casa muy tarde, nadie pide explicaciones y por la mañana tiene sus huevos duros listos para el desayuno. ¿Quién querría cambiar algo así?
Lolo se verá amenazado por lo más parecido que tuvo en su vida a una figura paterna, y pondrá en acción un plan maquiavélico para deshacerse de este pueblerino que osa competir con él y ocupar su lugar: el pobre Jean-René. El resto de la trama se enfoca en todas y cada una de las fechorías y perogrulladas que emprende Lolo para sacar de sus vidas a este advenedizo que se atreve a monopolizar la atención de Violette.
Pero este cuadro idílico se ve drásticamente alterado por la irrupción de Jean-René (Dany Boon) en la vida de Violette. Durante unas vacaciones a puro spa y relax en el sur de Francia, Violette —que parece bastante reacia a comenzar una relación en vista de su edad y de las pocas posibilidades que ofrece el “mercado de solteros cincuentones” — se ve animada por su amiga Ariane (Karin Viard) a salir y encontrar el amor o al menos algo que la entretenga. Es así como conoce a Jean-René en una parrillada, y su vida cambia por completo. Se trata de un hombre sencillo y modesto, un técnico informático con cierto talento y una gran cuota de suerte que se mudará a París al finalizar el verano, gracias a una oferta laboral que promete un mejor futuro en el pequeño horizonte de posibilidades que puede tener un “pueblerino” como él. Lo cierto es que Violette rápidamente queda prendada de él, y —contra todo pronóstico— ninguno de los dos puede imaginarse sin el otro, pese a sus marcadas diferencias sociales.
Lolo es una típica pieza de comedia “a la francesa”, con todos los ingredientes necesarios para hacer funcionar la maquinaria del humor y desatar las risas entre los espectadores
Cuando Jean-René se muda al diminuto departamento de París desde el cual le han asegurado que disfrutará de una ¿espectacular? vista a la Torre Eiffel, se decide a comenzar una relación seria con Violette (un noviazgo de cincuentones). A partir de ese momento, Lolo se verá amenazado por lo más parecido que tuvo en su vida a una figura paterna, y pondrá en acción un plan maquiavélico para deshacerse de este pueblerino que osa competir con él y ocupar su lugar: el pobre Jean-René. El resto de la trama se enfoca en todas y cada una de las fechorías y perogrulladas que emprende Lolo para sacar de sus vidas a este advenedizo que se atreve a monopolizar la atención de Violette. Desde polvos mágicos en los calzones para generar incómodas comezones hasta borracheras planificadas que conducen a humillaciones públicas, Lolo no escatima recursos a la hora de desterrar al virtual competidor. Jean-René no tiene idea de adónde se ha metido, y lo único que pretende es ganarse la aprobación del hijo de su novia para llevar adelante una relación armoniosa. Todo se complica cuando Violette decide invitarlo a convivir con ellos. En ese momento Lolo comprende que posiblemente se trate de algo serio (amor, para ser más precisos), pero lejos de abandonar su maléfico plan, extrema las maniobras y agudiza la estrategia.
Lolo es una típica pieza de comedia “a la francesa”, con todos los ingredientes necesarios para hacer funcionar la maquinaria del humor y desatar las risas entre los espectadores: personajes caricaturescos tal vez un tanto extremados en su descripción (la parisina chic y el tonto pueblerino, el hijo posesivo y la madre sobreprotectora, la amiga come-hombres, el amigo freak), chistes justos con remates precisos, caracterizaciones estereotipadas del fascinante mundo de la moda y las celebridades donde se desenvuelve Violette en contraste con el universo insípido de Jean-René, obsesionado con la informática, los algoritmos y los microsegundos ahorrados para que las multinacionales amasen fortunas cada vez más ostentosas.
Pero cualquier falencia en el guión o en las personificaciones se ve compensada por las buenas actuaciones de estos cuatro comediantes: Julie Delpy, Dany Boon y Vincent Lacoste conforman un trío que posee gran química en pantalla; se los ve sueltos y con gran dominio de sus personajes, como peces en el agua dentro de la comedia. Karin Viard tiene un papel secundario en el rol de la mejor amiga de Violette, pero como buena actriz logra explotarlo al máximo generando un contrapunto eficaz con la protagonista; muchas de las frases más graciosas del guión han quedado en boca de Viard. Lolo es una buena comedia y funciona, porque el público se ríe con ganas.
Este film podrá verse el viernes 8 a las 22 hs., el domingo 10 a las 20 hs. y el miércoles 13 a las 22 hs. en Cinemark Palermo, en el marco del ciclo Les Avant-Premières. Además, tendrá su estreno oficial en otras salas del país el jueves 12 de mayo. Una opción aceptable para mitigar las tardes lluviosas que seguramente vendrán con este otoño.
Para más información acerca de este ciclo pueden visitar: http://www.cine-frances.com/