Los Tremendos es una de esas bandas de difícil definición. Integrada por diez músicos convocados por Ivo Ferrer, Los Tremendos confluyeron por primera vez en 2013 sobre el escenario del ND Teatro, y desde entonces no dejaron de tocar juntos. El poder del rayo sagrado, su álbum debut producido por Juanito el Cantor y masterizado por Brian Iele, fue grabado entre noviembre de 2014 y diciembre de 2015 en los estudios Sale La Luna, y ya cuenta con una reedición.
Encarar hoy una crítica cinematográfica de La historia oficial sería, por lo menos, un acto demorado. Sin embargo, a 40 años del golpe cívico-militar-eclesiástico de 1976 y a 31 años del estreno oficial de este film, sobran las razones para volver a echar un vistazo sobre nuestra propia historia y —por qué no— sumergirse en ella por completo.
En una charla exclusiva para La Primera Piedra, Ivo Ferrer (creador de Los Tremendos y fundador de Musiquita en la Cocina) nos cuenta sobre los orígenes de la banda, el trabajo de producción de El poder del rayo sagrado, y su relación temprana con la música: “Creo que es un temor que está latente el de ‘qué va a pasar’. Siempre existieron lugares en la clandestinidad, aún con el gobierno anterior, y esos lugares van a seguir estando. Van a seguir siendo lugares de expresión para todos nosotros. Obvio que no está bueno que todo sea clandestino, aunque tiene ese gustito especial cuando lo es, pero también esta bueno que nos cedan algunos derechos».
Hicieron este disco Los Tremendos: Ivo Ferrer, Juan Manuel Barrios (Manu Careter), Martin Rulli, Daiana Leonelli, Facundo Lozano (Angel Guardiola), Romi Pofcher, Alejandro Ortiz Luna, Nico Canedo, Andi Czumadewski, Lionel Celaya, Nicolás Pestarino, Victor Siete, RaMa, Marco Domini.
─¿Cuándo arrancaste con la música?
─Mi viejo es músico, del palo del tango y de la música clásica, así que la música siempre estuvo en casa. Mi mamá y mis abuelos también hacían música. A los 15 empecé a estudiar la batería. Mi viejo nunca me ponía presión, pero cuando le dije que quería tocar la batería, al día siguiente tenía una batería nueva y lista en casa, y me mandaron a un profesor. También estudié percusión clásica en diferentes lugares, estudié trompeta, y muchos instrumentos. Venía tocando en varias bandas como batero, una de ellas producida por el batero de El Otro Yo, pero quedó en la nada. Después de un tiempo, quise seguir tocando, pero nada me convencía demasiado, así que terminé haciendo mis propias canciones.
─Personalmente, ¿tenés alguna música que te haya influenciado fuerte?
─Hay una cuestión medio mántrica que se da en un par de temas de El poder del rayo sagrado que tiene que ver con los cantos chamánicos que se llaman Icaros, que son cantos de sanación. Mi hermana me enseñó Las enseñanzas de Don Juan, y así llegué a los cantos chamánicos. Y con Juanito el Cantor, por alguna razón, confluimos ahí y sentí que estuvo bueno que apareciera justo en ese momento. Pero como en la banda somos tantos, y todos componen, eso termina siendo una influencia adentro del disco. Siendo el batero del palo del punk, y habiéndolo sido yo también, a veces también aparece un tinte de eso. Escuchamos mucha música.
─¿Cómo fue laburar con Juanito el Cantor?
─Juanito es un referente para mí. Lo escuché mucho. Trabajar con alguien a quien respeto mucho, con un referente así, fue muy especial. Es alguien muy sabio. El disco tiene una impronta, por lo menos la mitad, que tiene que ver con el chamanismo, y Juanito tiene que ver mucho con eso.
─¿Cuándo decidieron juntarse todos Los Tremendos?
─En 2013, Marcelo Ezquiaga, que tenía una banda que se llamaba Mi Tortuga Montreux, cumplía diez años de carrera y lo festejaba en el ND y me invitó a abrir su show. Como teníamos ese teatro para tocar, dije “fue, vamos con los pibes”. Junté amigos de todos lados. Yo soy de Mármol, de zona sur, y varios eran de allá. Más de chico tocaba la batería en bandas más punk o hardcore, entonces el batero de Los Tremendos también viene de ese palo, y nos juntamos varios músicos que queríamos tocar en grande. La banda se armó ese día.
─¿Esa fue la primera vez que tocaron los diez juntos?
─En realidad, esa vez fuimos doce. Algunos se fueron, porque tenían otros proyectos, uno de nuestros bajistas se fue enamorado a Brasil, siguiendo una chica, y los demás se fueron o se quedaron. Primero salió el ND Ateneo, y después salieron otras fechas donde también daba seguir tocando con banda, como en Café Vinilo o en el Konex. La primera vez que tocamos en el Konex fue en el marco de un festival del Monqui Albino, un sello independiente o un colectivo de bandas, mejor dicho, que compartimos con Julio y Agosto, las Miau Trío, Pequeña Orquesta de Trovadores. Desde entonces, siempre nos mantuvimos motivados por nuevos proyectos.
─¿Cuál es la diferencia entre tocar en la banda de otros y tener un propio proyecto?
Son roles diferentes y los dos me gustan. Eso enriquece mucho a Los Tremendos, también. Todos tocamos en diferentes bandas con diferentes roles y eso nos permite tener una cosmovisión distinta, llena de particularidades.
─¿Por qué adoptaron el nombre Los Tremendos?
─Estábamos buscando nombre y un amigo lo tiró, y lo pescamos. En un principio fue Ivo Ferrer & Los Tremendos, y después borramos esa primera parte, y quedó sólo Los Tremendos. Nos gustó.
─Son diez integrantes y todos provienen de otros proyectos musicales. ¿Esa transversalidad es parte constitutiva de El poder del rayo sagrado?
─En el proceso de producción del disco fue fundamental la ayuda de Juanito el Cantor. Una de las principales misiones de Juanito fue ordenar, un poco, ese caos. Casi todos los de la banda tienen otros proyectos, solistas o con otras bandas, y todos tiene una personalidad especial y fuerte. Esa personalidad de cada uno se nota mucho al tocar. Cada uno aporta lo suyo.
─¿Qué es lo que más cuesta siendo 10 en escenario?
─Lo más difícil de combinar, siempre, son los horarios. Más siendo todos músicos de otros proyectos. Y cuando tocamos en vivo, es fundamental el sonidista. Nuestro sonidista es como un integrante más de la banda. Pero ensayamos bastante, a veces más de una vez por semana. Como cantamos muchos, hacemos ensayos de voces solas, o ensayos de bases, es decir, particularizamos, así que en general no tenemos que improvisar en escenario, por suerte.
─Pero, finalmente, el sonido de Los Tremendos termina siendo orgánico. ¿Cómo llegan a ese entendimiento?
─En El poder del rayo sagrado, el proceso era que yo llevaba canciones al grupo y las laburábamos mucho entre todos. Nos sentábamos y veíamos cómo le podíamos dar una vuelta a lo que no cerraba. Una sola canción del disco, Anna, no es un tema mío. Pero sea de quien sea el tema, la personalidad de todos resalta mucho en cada canción y en los instrumentos que cada uno toca o en las voces que cada uno aporta. Ahora vamos a entrar en un nuevo proceso de composición que seguramente será diferente al anterior. Para el próximo proyecto, de todos modos, es posible que cambien muchas cosas. Queremos hacer algo diferente.
Un año y pico de trabajo en el disco. Antes de grabarlo, estuvimos laburando con Juanito desde los ensayos y hubo una búsqueda suya muy minuciosa por alcanzar lo mejor de todos los sonidos. Quiso darle un tiempo de maduración a todo lo que iba pasando.
─¿Qué se siente saber que su primer disco se esta por reeditar El poder del rayo sagrado?
─Ya tenemos los primeros de la nueva edición. Son discos, también, con mucho trabajo de producción. Son todos diferentes, los hicimos con serigrafía, los armamos nosotros. Es un laburo de hormiga. Tiene un tamaño de 22×22 y el arte de tapa es de Pitucardi.
─El disco fue grabado entre noviembre de 2014 y diciembre de 2015, un trabajo de más de un año. ¿Qué fue lo que más costó en esa trayectoria?
─Un año y pico de trabajo en el disco. Antes de grabarlo, estuvimos laburando con Juanito desde los ensayos y hubo una búsqueda suya muy minuciosa por alcanzar lo mejor de todos los sonidos. Quiso darle un tiempo de maduración a todo lo que iba pasando. Obvio que en el medio jugaba la impaciencia y las ganas de que ya estuviera el disco, pero Juanito fue sabio y paciente, y supo hasta dónde bancarnos. Hubo voces que yo terminé metiendo dos semanas antes del máster y que eran necesarias, pero que aparecieron ahí, sobre el cierre.
─¿Estás conforme con el producto terminado?
─Me encanta. Aunque ya tengo ganas de trabajar en otra cosa. Queremos empezar a tocar todos nosotros de nuevo y empezar a partir desde el juego más que desde una canción terminada. Al ser tantos, también, con algunos comparto la banda más que cualquier otro momento, es muy difícil mantener una relación constante con diez personas todo el tiempo, y por eso, cuando ensayamos, puedo jugar mucho más musicalmente. Estamos concentradísimos en eso. Queremos volver a ensayar desde chiquitito para empezar a agrandar las cosas nuevas.
─¿Cómo enganchaste Musiquita en la cocina con todos tus otros proyectos?
─Musiquita en la cocina lleva un año y medio, y surgió casi de casualidad. Vino un amigo, yo estaba cebado con filmar, y todo se dio muy así, sin planearlo. Lo empecé a hacer con otros amigos siempre adentro de la cocina de mi casa, fue impulsivo, y no hubo reuniones de preproducción ni nada parecido. Venía de una época intensa, de tocar en más de 100 fechas en un año, y tenía -y tengo- muchos amigos músicos. En una semana había filmado a más de diez músicos. Después se amplió y se abrió, por ejemplo, a la poesía, o a músicos de otros lugares, de Suecia, Brasil, Uruguay. Subimos dos videos por semana y ya hay más de 170 videos subidos. A partir del video 51, el proyecto tuvo con sonidista. Son todos planos secuencia, en general, salvo por dos videos. Lleva mucha energía, pero es un grano de arena a la movida que amamos, dar a conocer artistas, y todo eso.
Mucho de lo que tiene que ver con el chamanismo se relaciona, también, con un montón de influencias. Desde lecturas de Carlos Castañeda hasta experiencias con Ayahuasca, que es un viaje bastante personal. Es una planta que sirve para sanar, pero también actúa dando un diagnóstico, y el chamán, a través de los cantos, te va sanando en base a ese diagnóstico. Es sanación, y el canto, en este caso, también está en esa función. Creer en el poder de uno, en la iluminación interior, es creer en la sanación.
─Este es nuestro fuego es un tema que carga una corriente de energía muy fuerte, ¿tiene que ver con una intención de que algo suceda en el plano espiritual?
─Es mi tema favorito. Mucho de lo que tiene que ver con el chamanismo se relaciona, también, con un montón de influencias. Desde lecturas de Carlos Castañeda hasta experiencias con Ayahuasca, que es un viaje bastante personal. Es una planta que sirve para sanar, pero también actúa dando un diagnóstico, y el chamán, a través de los cantos, te va sanando en base a ese diagnóstico. Es sanación, y el canto, en este caso, también está en esa función. Creer en el poder de uno, en la iluminación interior, es creer en la sanación.
─¿De ahí viene el nombre del disco?
─Es un poco eso. El poder interior, la fuerza interior, como la que viste en Este es nuestro fuego, que tiene que ver con todo ese poder interno que nace de uno, que está ahí, y se trata de descubrirlo. Pero no quiero decir mucho sobre el nombre, así cada uno pueda darle su propia interpretación.
─El disco arranca con “La casa”, casi como una metáfora que invita al oyente a un lugar que le es familiar y en el que se siente cómodo, y después de todo ese viaje que es el disco, termina en “El Infinito”. ¿Hubo una intención explícita en ésto?
─Es como un recorrido. Empieza con una casa que se llena de magia y termina en el Infinito. Se dio medio natural. En los recitales solemos empezar con La casa se llena de magia como una bienvenida y una invitación, es decir, como una especie de trabajo de invocación a la magia de cada lugar.
Creo que Cromañón cambió un montón de paradigmas en cuanto a las formas de tocar en vivo. De pronto se pasó mucho al acústico, y aunque ahora está empezando a volver mucho el eléctrico, que está buenísimo, ese paso por lo acústico nos cambió mucho la cabeza.
─¿Qué bandas de actualidad escuchás HOY que recomendarías?
─Hay algunas bandas que tenemos de hermanos. El último Konex tocamos con Tototomás, que es una banda de La Plata con la que compartimos varias fechas, y el anterior Konex con otras bandas del Monqui Albino. Bandas que recomendaría hoy, por ejemplo, son las que invito a tocar en Musiquita en la Cocina. Nombrar algunos sería dejar afuera a muchos otros muy buenos, y hoy hay mucha movida y muchas movidas muy copadas. Creo que Cromañón cambió un montón de paradigmas en cuanto a las formas de tocar en vivo. De pronto se pasó mucho al acústico, y aunque ahora está empezando a volver mucho el eléctrico, que está buenísimo, ese paso por lo acústico nos cambió mucho la cabeza.
Yo creo que siempre es valorable que existan generadores de espacio, y una revista es eso. Que den lugar a voces me parece que está buenísimo, y me encanta participar de eso, activamente, desde distintos lugares, siempre que las cosas se hacen desde el bien y para el bien.
─¿Cómo ves el escenario actual para las bandas under?
─Creo que es un temor que está latente el de ‘qué va a pasar’. Siempre existieron lugares en la clandestinidad, aún con el gobierno anterior, y esos lugares van a seguir estando. Van a seguir siendo lugares de expresión para todos nosotros. Obvio que no está bueno que todo sea clandestino, aunque tiene ese gustito especial cuando lo es, pero también esta bueno que nos cedan algunos derechos. Hace un tiempo hicimos una fiesta para recaudar plata para el disco y nos visitó la policía, pero se quedaron en la puerta. Vivir así no está bueno. Sí tengo recuerdos de mi adolescencia, cuando tocaba en bandas un poco más punk, los ambientes eran más pesados.
─¿Cómo te ves como solista en el próximo Festicultural Elepepé de la revista?
─Yo creo que siempre es valorable que existan generadores de espacio, y una revista es eso. Que den lugar a voces me parece que está buenísimo, y me encanta participar de eso, activamente, desde distintos lugares, siempre que las cosas se hacen desde el bien y para el bien.
Arte de tapa (en portada): Pitucardi David
Dónde encontrar a Los Tremendos:
Disquerías:
Champs – Talcahuano 1072 – CABA
La Calor – Av. Santa Fe 2729 – CABA (Patio del Liceo)
Estudio Quinto – Espora y Amenedo – Adrogué