«El gobierno de Macri es un co-gobierno con el Grupo Clarín», denuncia Cynthia García. Desde la asunción de Macri, muchas voces críticas al nuevo gobierno perdieron lugar en los medios de comunicación, viéndose obligadas a recurrir a las nuevas tecnologías. «Siempre tuvieron cobertura mediática, pero ahora la idea es hiper concentrar los medios lo máximo que sea posible», sentencia la periodista y ex panelista de 6,7,8. El rol del periodismo, la importancia de los medios y el caso de censura a Victor Hugo Morales, en la siguiente entrevista.
— Considerando lo que pasó con 678, Radio Nacional, lo que pasó con Víctor Hugo en Continental, ¿cómo ves la libertad de expresión en Argentina con el nuevo gobierno?
— Yo creo que son tres hechos que están dentro de un mismo contexto. Hay una decisión política de afectar la libertad de expresión. Frente al escenario del ballotage, había dos modelos diferentes, uno de representación popular y otro de representación empresarial, algunos pensaban -no era mi caso- que la derecha que proponía Macri era una derecha democrática, una derecha liberal, pero en el marco de la democracia, porque ellos se presentaban así. Ellos llegan al gobierno con una legitimidad del 51%, un empate casi técnico, pero en el ballotage se gana o se pierde con un voto, y ellos se presentaban con los parámetros de la institucionalidad. Estaba claro lo que iban a hacer en cuanto a medidas económicas y eso finalmente se cumplió.
— ¿Cuáles fueron esas medidas?
— Sus primeras medidas de gobierno fueron megadevaluación, transferencia de recursos a los sectores más concentrados -no hacia los ricos, si no hacia los ricos más ricos-. Es decir, una fenomenal transferencia de recursos. También hubo apertura de importaciones. Muchos ya sabíamos que para que esa ecuación cerrara, tenían que desmantelar el Estado, no sólo lo que ellos llaman achicar el gasto, sino algo más grave, como lo que vienen haciendo. Pero no sabíamos que iban a pisotear ellos mismos la propia legitimidad lograda. Algunos creían que era una derecha democrática que se iba a manejar dentro de la representación empresarial, pero también dentro de las tensiones de la democracia, pero no, es una derecha pura y dura, la derecha que nunca gobernó en la Argentina por los votos, sino por golpes de Estado. Ahora estamos en una dictadura mediática, en una dictadura económica, pero con los mismos métodos: empezar a gobernar por decreto. Y claro, ahora la ecuación cierra, primeras medidas de transferencia fenomenal de recursos a los sectores más ricos de la Argentina -en Punta del Este se vivió uno de los mejores fines de año en una década porque la ecuación de transferencias fue fenomenal-.
— En contraposición con las temporadas en Mar del Plata y el resto de la costa atlántica…
— Sí, afectando principalmente a las clases medias. Nosotros también nos equivocamos en esto: yo pensaba que iba a impactar primero en los sectores más vulnerables. No, fue uniforme el impacto, impactó de lleno en la clase media porque justamente, en el nuevo gobierno de Macri no están tensionados por ningún campo popular. Y pareciera ser como si cumplieran un mandato. Entonces ellos entraron e hicieron esta fenomenal transferencia, eso lo paga la clase trabajadora, pero los primeros trabajos que pusieron en riesgo fueron los empleos públicos. Hoy salió un informe en el Diario Popular que decía que estamos en una situación de desempleo 80% más que en el mismo período que el año pasado. Cada gobernante sabe con qué tensión va a convivir. Néstor Kirchner y Cristina decidieron no convivir con la tensión del desempleo. Pareciera ser que esta derecha se maneja a la inversa: lo primero que hicieron fue multiplicar el índice de desempleo. Ellos entraron al gobierno hablando de pobreza cero, pero ya crearon un millón de pobres. Están generando una crisis en un país que no estaba en crisis. Per, reitero, es la única manera que cierra esa ecuación. Y, para completar eso, la transferencia de recursos, el empleo público que paga esa transferencia de recursos, esos miles y miles de despidos llevan alrededor de 40 mil. Hay un decreto de este Ministerio de Modernización que va a revisar, además, 70 mil contratos.
Las primeras medidas de Macri fueron megadevaluación, transferencia de recursos a los sectores más concentrados -no hacia los ricos, si no hacia los ricos más ricos-. Es decir, una fenomenal transferencia de recursos. También hubo apertura de importaciones. Muchos ya sabíamos que para que esa ecuación cerrara, tenían que desmantelar el Estado,
— ¿Cómo vinculas, entonces, eso con la situación que enfrentan algunos periodistas?
— La ecuación que vengo contando, cierra finalmente con un apagón mediático. Siempre tuvieron cobertura mediática, pero ahora la idea es hiper concentrar los medios lo máximo que sea posible, para que la ecuación cierre con la menor cantidad de voces que estén planteando las cosas como son. Además la medida contra la libertad de expresión es parte de esta estructura de decisiones políticas y así como los despidos de los empleados públicos tienen un efecto disciplinador hacia toda la clase trabajadora, porque no son solamente los puestos de trabajo que se pierden, son las paritarias que no van a hacer, son los sueldos que no van a aumentar, son los trabajos que se van a querer sostener de cualquier manera. Se achata toda la pirámide de empleo y lo que sucede con los medios va en esa dirección. También es disciplinador, porque muchos empresarios mediáticos por lo pronto ya están intentando acomodar el tono, porque además la dependencia y la necesidad de la pauta pública en Macri concentra todas las administraciones. La afectación a la libertad de expresión no es un hecho aislado. No afecta la libertad de expresión porque son de derecha, no, es parte de una estructura y de un inteligente programa político con decisiones políticas concretas que necesitan un cepo mediático. El disciplinamiento de la mayor cantidad de voces que los puedan criticar, porque además este es un co-gobierno. Acá los medios están co-gobernando. No nos tenemos que confundir. No está gobernando la alianza Cambiemos, con Macri como presidente, eso es parte de un co-gobierno, y la otra pata es el Grupo Clarín, y la otra pata es un sector corporativo del sector judicial.
Siempre tuvieron cobertura mediática, pero ahora la idea es híper concentrar los medios lo máximo que sea posible, para que la ecuación cierre con la menor cantidad de voces que estén planteando las cosas como son.
— En este sentido, entrarían todos los cambios y quitas que le hizo el gobierno de Macri a la Ley de Medios, ¿no?
— En realidad la ley de medios está derogada de hecho. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que fue una ley votada por el Congreso con todo el arco político -porque la votó no sólo el oficialismo-, y también fue convalidada por la Corte Suprema de Justicia en audiencias públicas, este gobierno la derogó. La relatoría de libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos tenía reparos con la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, no con la ley, sino con la aplicación de servicios. Y es verdad, al respecto se pueden pensar en críticas a cómo fue hecha la aplicación. No quiero imaginar qué va a pensar sobre una derogación de esa la ley. Como consecuencia de eso, se generó este engendro que es el ENACOM, porque esa derogación eliminaron las autoridades de aplicación de dos leyes, no sólo de la ley de medios, sino también de Argentina Digital, Afsca y Aftic.
— ¿Qué consecuencias trae eso?
— En los hechos prácticos implica que para disciplinar y silenciar haya listas negras. Y en la Argentina inéditamente pasa lo que no pasaba hace treinta años: hay listas negras, yo soy parte de esas listas negras. Perdí los tres trabajos que tenía y te aseguro que por bastante tiempo no me van a contratar en ningún lado, porque los personajes mediáticos en este reacomodamiento con respecto a la pauta y con respecto a los cien primeros días de cualquier gobierno, lo que está haciendo es usándonos como moneda de cambio; por ahora, tenemos que ser inteligentes, creativos, buscar nuevas vías de comunicación. Yo abrí un canal de Youtube, de Facebook, una página web, porque lo que seguro hay es un público que quiere escuchar estas voces que están siendo silenciadas.
— Te iba a consultar al respecto sobre las estrategias que están usando muchos periodistas, como es tu caso. Víctor Hugo también empezó a moverse activamente por las redes sociales como vía de expresión. Y también hay un giro del público, que se vuelve más a grupos, a páginas de Facebook u otras redes sociales.
— Yo no creo en la comunicación en términos del mercado, pero si uno piensa en los términos del mercado, lo que le sobra a este espectro de voces silenciadas es audiencia. Yo estoy en este momento con flujos de audiencia en Facebook y en Youtube, sobre todo en Facebook que ahí se concentra este tipo de comunicación, con mayor audiencia que un programa de radio promedio. Eso habla de que si pensáramos la comunicación como ellos la proponen, es decir en términos del mercado, audiencia no nos falta, con lo cual, que no estemos al aire no es por una cuestión de audiencia. Ellos se contradicen muy fuertemente en ese punto. Porque hablan de una escala económica. Oscar Aguad, al que le dicen «El milico», y no estoy usando un término peyorativo sino que le dicen así, es el ministro de Comunicación, que es, a la vez, el que preside este engendro del ENACO, dijo que la comunicación iba a tratarse “en los términos del mercado”. Si fuera así, nosotros tendríamos que estar al aire, porque el mercado y el público no nos falta.
En la Argentina inéditamente pasa lo que no pasaba hace treinta años: hay listas negras, yo soy parte de esas listas negras. Perdí los tres trabajos que tenía y te aseguro que por bastante tiempo no me van a contratar en ningún lado, porque los personajes mediáticos en este reacomodamiento con respecto a la pauta y con respecto a los cien primeros días de cualquier gobierno, lo que está haciendo es usándonos como moneda de cambio
— ¿La reacción del público fue muy positiva, no?
—Hay una gran cantidad de gente que se está volcando a las redes sociales, porque sabe que ahí estamos, porque sabe que nosotros no vamos a renunciar a nuestro compromiso con la información, porque yo no me considero solamente una periodista sino que me considero una comunicadora popular consciente del rol político del periodismo. Eso es lo que no nos van a perdonar: que hayamos puesto en juego de una vez y para siempre el rol político del periodista, inherente al periodista porque no existe el periodismo objetivo. El periodista, frente a la discusión de poder, no puede ser neutral. El poder no está en manos del Estado, el grupo Clarín no es el más débil. Pusimos eso en el eje de la discusión y vienen por nosotros porque no nos van a perdonar nunca que hayamos puesto en evidencia el poder real. Y en este momento el Estado está co-funcionando con el mercado, con lo cual, desde esa lógica era previsible que hubiera una respuesta en estos términos, porque ellos no respetan las tensiones de la democracia, no respetan las decisiones judiciales. En ese sentido, este momento hay un juez que puso a la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en su pleno ejercicio, y el acta debería ser la autoridad de aplicación, pero como ellos no respetan las tensiones de la democracia, se manejan como siempre muchos pensamos, como una derecha pura y dura donde la institucionalidad es solamente una pantalla.
— ¿Qué virtudes y qué críticas podés hacer de 678 ahora que ya lleva dos meses fuera del aire?
— Antes de hablar de la virtud, que me parece que fue poner el conflicto en el centro de la escena y mostrar que la escena y la disputa estaba en los medios, que la arena era comunicacional, hay que decir que por imperio de la LSCA todas las licencias son públicas. O sea, el espectro de las licencias audiovisuales son públicas, no así la gráfica porque la ley no regula gráfica ni Internet, pero las licencias audiovisuales son públicas. Con lo cual, lo que hizo Canal 7 y que ningún otro canal lo podría haber hecho fue poner la voz que faltaba. Justamente, este público que en este momento está ávido de esa percepción, no está, porque la comunicación dominante gestionada por privados, esas licencias públicas gestionadas por privados, son el brazo mediático de la derecha. Y eso se está demostrando ahora. Eso me parece que fue la gran luz que irradió 678, que además ayudó a construir masa crítica, porque no se cierto que 678 linchaba periodistas. Lo que sí establecimos y dijimos fue develar esa hipocresía de que no se podía hablar de periodistas, ni de editorialistas ni de medios de comunicación porque era hacer periodismo de periodistas, y en realidad, lo que nosotros estábamos haciendo era decir que los periodistas no son más vacas sagradas, incuestionables, inconfrontables, poderosas a las que nadie puede discutir sino que son jugadores políticos dentro de un escenario político donde la arena es comunicacional. Evidenciar eso me parece que fue lo más positivo porque hoy por hoy si bien existe gran parte de la sociedad que sí es colonizada mediáticamente, yo creo que ya hay situaciones… hay un sector de la sociedad que adhiere a eso, y habrá un sector de la sociedad volátil. El famoso 30, 30 y 30, que no sabe… Pero digamos que gran parte de la sociedad argentina a pesar de la disparidad de voces, porque 678 fue un programa de televisión frente a una maquinaria mediática que nunca dejó de ser dominante, ni líder, ni de tener cientos de licencias que nunca se adecuaron a la LSCA, por lo menos erosionó eso que después se llamó la grieta, que es ni más ni menos que poner el conflicto en el centro de la escena.
— ¿Con respecto a las críticas?
— Crítica, yo creo que en 678 tendría que haber habido más debate. Creo que hubo debate pero, para mi gusto -yo que soy una polemizadora-, le faltó muchas veces debate. Con respecto a si se puede invitar más o menos gente, yo creo que siempre se puede pedir invitar distintas voces. Muchas veces se invitó y no venían porque venir a 678 era un costo para el invitado, entonces por ahí se dejó de invitar. Pero no tengo demasiadas críticas, me parece que fue un producto muy valioso y que hoy cobra relevancia todo lo valioso que fue.
— Por lo que contás no hay posibilidades de vuelta próxima del programa.
No sabemos. La productora se vendió. Cristóbal López es el empresario que la compró y hay rumores de que vuelve. Yo tengo la percepción de que nos están usando como moneda de cambio: si vuelve 678, no reciben una pauta entonces reemplazan 678. La verdad que no lo sé.
Hay una gran cantidad de gente que se está volcando a las redes sociales, porque sabe que ahí estamos, porque sabe que nosotros no vamos a renunciar a nuestro compromiso con la información, porque yo no me considero solamente una periodista sino que me considero una comunicadora popular consciente del rol político del periodismo
— También estuviste el mismo día que Víctor Hugo se enteró que lo despedían en Radio Continental. ¿Qué te acordás de ese día? ¿Qué sensaciones te quedaron?
— Me parece que ese día va a entrar en la página negra de la historia del periodismo argentino. Yo era la columnista política de Víctor Hugo. Nos levantaron un programa, no sólo en este contexto de afectación a la libertad de expresión, que es un pacto empresarial que yo estoy segura de que fue una decisión de Magneto levantar el programa de Víctor Hugo, sino que además cuando Víctor Hugo intentó despedirse de su audiencia, le bajaron la palanca de audio, para hablar en términos coloquiales. No querían que entrara a su estudio, querían hacer un piquete en la puerta de Radio Continental. Tuvimos la suerte de ir antes, de ir mucho antes, y de ninguna manera querían dejarlo entrar al estudio. Un escribano quería leerle el acta a las apuradas a Víctor Hugo, pero él irrumpe con toda su historia adentro del estudio, pide permiso al conductor que era Paulino Rodríguez en ese momento y dice: «Me están echando de Radio Continental» y lo bajan del aire.
— Sí, van a la pausa, quedó registrado en un video
— Van a los comerciales. Y eso va a quedar… yo sentí que se apagó algo. Un hecho comunicacional de apagón. Unos minutos que fueron eternos. Eso no pasaba en Argentina. Y que te saquen del aire de esa manera después de 30 años… Yo creo que además cruzaron un límite, por eso digo que creo que fue un pedido de Magneto. Además, fue un error porque mucha gente dijo: «¿No será mucho esto? ¿No estarán excediendo un límite?»:
— Además es una pérdida de elegancia, por más que la decisión esté tomada, se puede hacer de otra forma, más teniendo en cuenta la trayectoria de Víctor Hugo.
— De miles de otras maneras, entonces me parece que eso revela el grado de bestialidad que tienen. No son bestias, son bestiales.
No hay medidas a favor de la clase media. No hay medidas a favor de las clases populares. No hay medidas a favor de las clases trabajadoras. Todo lo que está pasando tiene que ver con tarifazos del más de 700% en electricidad, aumentos desorbitantes de los productos de la canasta básica.
— ¿Cómo evaluás en términos generales la gestión del nuevo gobierno y cómo esperás que va a reaccionar mucha parte de la clase media o popular que votó a Macri?
— No hay medidas a favor de la clase media. No hay medidas a favor de las clases populares. No hay medidas a favor de las clases trabajadoras. Todo lo que está pasando tiene que ver con tarifazos del más de 700% en electricidad, aumentos desorbitantes de los productos de la canasta básica. El reflejo de la temporada veraniega lo demuestra, la gente no salió de vacaciones. Gracias a la cobertura mediática y a la hiper concentración, todavía no se está viendo, pero es cada vez más débil, porque la gente, ese sector de la clase media que lo votó a Macri, ese sector de la clase trabajadora que lo votó, que votó porque era antikirchnerista, porque creyó en esa idea del cambio se está dando cuenta de a poco: cuando va a comprar el kilo de asado, cuando viene la tarifa de luz. Hoy llegaron las facturas de la obra social con 9% de aumento. Se están dando cuenta y ya el argumento de la herencia, es cada vez más endeble. Hay sectores que están enormemente enriquecidos, sólo hace falta pensar un poquito: si esa gente está mucho, mucho más rica que antes, es porque la clase media está ya sufriendo las consecuencias…
— ¿Tenés ejemplos de algunos casos?
— Yo ayer subí un taxi, y el taxista me decía: «El auto me anda mal, no hay trabajo, me voy a mi casa». Y el taxista en Argentina es como un colectivo opositor al kirchnerismo, por histórica pertenencia mediática, etc. Entonces me parece que cada vez va a ser más débil ese apoyo. Recién lleva dos meses pero parece que pasó mucho tiempo porque como no respetan las tensiones de la democracia, el desmantelamiento que están haciendo es feroz. Ayer escuchaba en Radio Mitre, en el programa líder de Radio Mitre que es de Clarín, el máximo, el colmo del desprecio por la clase trabajadora decía Willie Kohan que es el columnista de Longobardi, «pero entonces son una casta que tenemos que mantener», los 50 mil empleos que son una casta a la que los argentinos tenemos que mantener. Como si esos trabajadores no fueran argentinos, haciendo esta división entre el Estado pensando como piensa la derecha, que achicar el gasto es con la gente afuera y generando en cierto público esa percepción de que los despidos están justificados porque están despidiendo ñoquis. Ahora, solo hace falta de hacer ejercicio de una mínima inteligencia, 50 mil personas en la calle, ¿son todos ñoquis? Salvo que cada vez que mengue más la masa crítica o que ellos se dirijan a un sector que no tiene masa crítica que es un sector pensado, sino pensante, cualquier ejercicio de la inteligencia te hace dar cuenta que además si te están despidiendo cuando llegás a tu trabajo, es que no sos ñoqui, porque estás yendo a trabajar y ahí te enterás que no trabajás más.
— ¿A nivel de estrategia política cómo ves el comportamiento de Macri?
— Ahora están buscando las alianzas con un sector del PJ que están generando disenso porque la expectativa estaba puesta en el Congreso. Existen esos 12 o 15 diputados que se escinden del FPV y arman un bloque propio. Ojalá no sean funcionales a esas decisiones, muchos responden a gobernadores de la liga del norte que son las provincias más urgidas por los fondos nacionales y ahí empiezan los flujos. Yo creo que esa gente, esos diputados, tienen que pensar en la representación, para qué los votaron. Los votaron para representar a los que no quieren una erosión de la clase trabajadora que es lo que está haciendo este gobierno.
— En ese sentido ¿cómo ves la posición del kirchnerismo como oposición en estos dos meses? Sobre todo el papel de Cristina Kirchner que no se mostró públicamente en todo este tiempo.
— Cristina está, me consta, que está al tanto de todo lo que ocurre. Se expresa a través de los comunicados del propio FPV. Creo que por su manera de conducir ella decidió no jugar en la interna del PJ, pero eso no significa que no conduzca al FPV, yo creo que es la conductora indiscutible del FPV. Pero además, más allá de las internas del PJ y quién conduzca el PJ, y qué rol cumplan los gobernadores, yo creo que el FPV, el kirchnerismo es la re-significación del peronismo, y más allá de los intereses y las necesidades que los gobernadores jueguen, hay un 49% que se expresó votando a Scioli y a Zanini, y que por ende la votó a Cristina como conducción. La plaza del 9 de diciembre la ve a Cristina como conductora. Más allá de las necesidades funcionales que tengan los gobernadores que tensionaron, por caso Urtubey -que para mí sobreactúa su antikirchnerismo-, que están presionando para esta división del bloque o Diego Bossio que viene de Cristina. Es inexplicable lo de Diego Bossio, más allá que se juegue ahí, están desoyendo lo que ese 49% expresó en las urnas, que es la conducción de Cristina Fernández de Kirchner. Y esa discusión es indiscutida y ella lo sabe y la detenta. Y no está participando porque, además, si Cristina en este momento se pusiera en el centro de la discusión la acusarían de desestabilizadora. Porque la maquinaria mediática está más poderosa que nunca y cogobierna junto a Macri, entonces me parece que es inteligente ese repliegue hasta marzo, creo yo. Creo que va a ser hasta marzo. Cuando arranque el año legislativo.
«No era casual que los periodistas, editorialistas de los principales medios que estaban tramando este co-gobierno, bajaran todos la misma línea, porque todos le preguntaban a Macri qué iba a pasar con 678. Lo que estaban armando era el escenario para una futura cacería de brujas, para futuras listas negras, para futuras censuras que son las que vinieron, porque lo que pretende este cogobierno de la derecha es criminalizarnos»
— ¿Cómo tomaste vos cuando tanto Macri y otros funcionarios usaban la expresión “panelista de 678” como insulto ?
— Yo creo que ahí empezó la cacería de brujas. Ya venía habiendo expresiones peyorativas, etc., no era casual que los periodistas, editorialistas de los principales medios que estaban tramando este co-gobierno, bajaran todos la misma línea, porque todos le preguntaban a Macri qué iba a pasar con 678. Lo que estaban armando era el escenario para una futura cacería de brujas, para futuras listas negras, para futuras censuras que son las que vinieron, porque lo que pretende este co-gobierno de la derecha es criminalizarnos. Para que cierre la posibilidad de la censura, así como los empleados públicos son ñoquis y con eso justifican los despidos, los periodistas que no estamos, a pesar del clamor del 49% que votó al FPV, de la mitad de la Argentina, ellos justifican que no estamos porque somos ladrones, no periodistas. Lo que hicieron ellos fue criminalizar nuestro trabajo. Entonces mintieron. Y criminalizaron mintiendo. La palabra periodista militante es un nuevo tipo penal para ellos. O la militancia es un tipo penal y el periodismo militante es un agravante de la militancia. Entonces nosotros no somos trabajadores, somos ladrones, entonces somos criminales. Ellos pretenden construir esa estigmatización y de esa manera justificar, que en un sector de la sociedad efectivamente lo logran, que nosotros somos ladrones, cobramos sueldos escandalosos. Publican contratos en Radio Nacional sin contexto, sin referencia, sin parámetro de lo que cobra otro periodista en similar tarea, porque la idea es esa: generar una cacería de brujas y una condena frente a la sociedad que nos ve como ladrones, pero la verdad que no lo están logrando, porque está claro, más allá de que no estén o no de acuerdo, está claro que no nos están sacando nuestro lugar de trabajo porque cobramos o por la baja audiencia, sino que nos están sacando de nuestro lugar de trabajo por lo que pensamos.
— Por ejemplo, ustedes mismos difundieron que en 678 ganaban entre 20 mil y 25 mil pesos, y lo hicieron público y Lombardi nunca volvió a esa cifra, siguió sosteniendo que eran “poco profesionales” y que costaban una fortuna con “sueldos nunca antes vistos en Argentina”.
— Exacto, y eso no es cierto. Es absolutamente falso. Lo mismo que en Radio Nacional. En este momento las personas que nos reemplazan van a cobrar más de lo que nosotros cobrábamos, o sea, no era por el dinero. Han llegado al colmo del cinismo y no les importa mentir, porque nunca les importó mentir. A la derecha nunca le importó mentir, construyen información falsa y así han actuado durante los últimos 12 años y así lo están haciendo ahora en las máximas jerarquías de gobierno.
Yo creo que lamentablemente la mayoría de los trabajadores de los medios liberales son funcionales por desconocimiento o por decisión propia a esa criminalización sobre nuestro trabajo. Entonces vos ves periodistas que cuestionan el periodismo militante, cuando ellos están haciendo una militancia por el neoliberalismo
— Sacando a los editorialistas que responden en la mayoría de los casos a los intereses de los propios medios, ¿entre colegas más rasos o de igual a igual, hubo mala fe contra ustedes en todo lo que fue el debate entre 678, periodismo militante?
— Sí, yo creo que lamentablemente la mayoría de los trabajadores de los medios liberales son funcionales por desconocimiento o por decisión propia a esa criminalización sobre nuestro trabajo. Entonces vos ves periodistas que cuestionan el periodismo militante, cuando ellos están haciendo una militancia por el neoliberalismo, o cuando fueron militantes opositores al kirchnerismo durante los últimos doce años. O están desinformados, no leyeron nunca la LSCA, están deshistorizados, porque digamos, ¿cuándo el periodismo militante empieza a ser criminalizado? Durante la dictadura. Hoy nadie le discute a Rodolfo Walsh su actitud de periodista. Rodolfo Walsh tiene un sillón en cualquier academia de periodismo, y Rodolfo Walsh fue un periodista militante que escribió la carta abierta a la Junta Militar, que distribuyó y generó un proyecto de comunicación clandestina que fue ANCLA. ¿Qué dirían del periodismo militante de Juan Gelman, de Paco Urondo, de Osvaldo Bayer? Lo que pasa es que pos dictadura, la década del ´90 criminalizó la política y la militancia, como la continuidad simbólica de la dictadura. Llevan a este tiempo la comunicación dominante, la comunicación liberal como si hubiera empezado ahora, como si no tuviéramos historia, absolutamente deshistorizados.
— En esa dirección, ¿cómo definirías la tarea del periodismo?
— Los parámetros del periodismo son honestidad intelectual, la buena fe y el criterio. Yo no tengo una militancia orgánica, lo que pasa es que no voy a aceptar la criminalización de mi trabajo por tener ideas políticas. Todos tenemos ideas políticas, todos tenemos pertenencia política, todos jugamos un rol político. No existe la objetividad en el periodismo. Los hechos serán objetivos, pero eso no afecta la búsqueda por la verdad o por la puja de verdades, porque si la verdad es la verdad con mayúsculas es la verdad dominante. Entonces, lo que para nosotros está tan claro, ellos intentan ocultarlo, y eso me parece que es otra de las cosas que sacamos a la luz y que la comunicación dominante no quiere porque ocultar el rol político es central para manipular conciencias, para manipular la opinión pública, para que esa opinión pública sea la opinión publicada.
— Este sábado hay una plaza pública con artistas donde cerrará Fito Páez. Esa escena se viene repitiendo casi todos los fines de semana desde que asumió Macri donde va un político o un periodista y en las plazas se muestra bastante gente, un promedio de diez mil personas por ocasión. ¿Cómo definirías ese fenómeno?
— Yo veo que esas plazas tienen un eje en la plaza del 9 de diciembre que es la última plaza de Cristina. Son réplicas en distintas escalas en ese lugar de esa plaza, esa representación expresa… son heterogéneas en algunas consignas, pero uno puede decir que hay una uniformidad en que están en contra de las medidas que tomó Macri y tienen coincidencias y un grado de aceptación bastante alto sobre los últimos doce años de gobierno. Esas plazas expresan la representación popular del FPV, son las plazas del pueblo, no son las plazas de los indignados españoles, son plazas con conciencia política y son justamente la reserva social y política de haber puesto el conflicto en el centro de la escena en los últimos doce años. El kirchnerismo deja, aún con todos sus errores y con todo lo que no pudo hacer o no hizo o no quiso, una sociedad con un caudal de politización y de movilización inédito en los últimos 30 años. Y Cristina se va del gobierno con 600 mil personas expresando su conducción, algo también inédito en los 33 años de democracia que ya lleva…
— Por último, ¿qué factores ves de la derrota del kirchnerismo después de sacar un 54% en una primera vuelta hace cuatro años?
— Los medios de comunicación. Que no se haya logrado desde la comunicación que el Grupo Clarín se adecue a la LSCA, lo fortaleció. Se asociaron con la Justicia corporativa y construyeron el camino para que la derecha y la alianza Cambiemos lo llevara a Macri de presidente. Y seguramente errores propios que tienen que ver con el desgaste de los últimos 12 años de gobierno, con la propia interna del PJ, con el fuego amigo como diría Aníbal Fernández. Aunque eso me parece que fue secundario, aunque no menor, pero secundario. Después de 12 años de gobierno, después de una crisis de representación inevitable por no ser Cristina la candidata, esos errores propios no menores pero secundarios, más el fortalecimiento de la derecha asociada entre Cambiemos y el Poder Judicial y el Grupo Clarín hicieron que las elecciones se perdieran. Pero este análisis es posible porque hubo una paridad política. Si Macri hubiera ganado por doce puntos, los errores del espacio del FPV tendrían que ser analizados en más detalle, pero no fue así, entonces esa brecha que hace que gane, que parte de la clase trabajadora vote a Macri, vote a sus propios predadores a quienes nunca los van a representar, se explica, para mí, por el rol político de los medios de comunicación, ya no con presión mediática de la derecha sino como co-gobierno de Macri.