En momentos en los que la emergencia en seguridad recibe un gran consenso al interior de la clase política, la pregunta debe rondar sobre qué tipo de inseguridad se combate. Esta declaración propuesta por el Ministerio de Seguridad, con Patricia Bullrich a la cabeza, fue avalado por unanimidad hace varios días y está a la espera de que se transforme en un decreto presidencial. ¿Cuáles son las consecuencias que se ocultan frente al aumento del poder de las fuerzas represivas por parte del Estado?
¿Qué es la emergencia nacional en seguridad?
Hace unos días la declaración de la emergencia nacional en seguridad, propuesta por Patricia Bullrich, fue avalada por unanimidad por ministros y secretarios de seguridad de todas las provincias, con el objetivo de combatir el narcotráfico, los delitos complejos, reforzar y custodiar las fronteras y dotar de herramientas y tecnología a las fuerzas de seguridad.
La flamante ministra señaló, además, que aquellas provincias que tienen problemáticas de narcotráfico y trata serán las prioridades en su trabajo y son las que estarán más custodiadas. Si bien manifestó que el concepto de emergencia lo comprenden en un sentido amplio, abarcando lo social, lo educativo y la justicia, la prioridad sin discusiones en el nuevo gobierno es la lucha contra el narcotráfico.
Estas declaraciones evocan el recuerdo de la “guerra contra el narcotráfico” que se llevó adelante en México y que ya lleva más de 100.000 asesinatos. Este ejemplo permite señalar uno de los riesgos de la emergencia en seguridad encendiendo la alarma de los movimientos populares y organismos de derechos humanos.
Estas declaraciones evocan el recuerdo del proceso declarado como la “guerra contra el narcotráfico” que se llevó adelante en México y que ya lleva más de 100.000 asesinatos (leer nota: Derechos Humanos en México: la naturalización de la violencia), siendo ésta el origen de una violencia que se acrecienta de forma escalonada y que se encuentra muy lejos de ser aplacada.
Este ejemplo permite señalar uno de los riesgos de esta denominada emergencia en seguridad encendiendo la alarma de los movimientos populares y organismos de derechos humanos. En este sentido, es difícil que este alerta logre apagarse cuando en verdad existe un gran apoyo de la dirigencia política para seguir adelante.
¿Qué tipo de seguridad está en emergencia?
Los casos de muertes y asesinatos de la mano policial aumentan cada año porque la represión gobierno tras gobierno fue y es política de Estado (leer nota: La persistencia de la represión en democracia y la resistencia ante el nuevo gobierno). Esta nueva emergencia nacional en seguridad no hace más que establecer y anunciar no sólo la continuidad sino el recrudecimiento de las políticas represivas.
Inseguridad es aquella que las fuerzas de seguridad llevan adelante acumulando -en sus manos- el inquietante número de más 4000 asesinatos en democracia.
En este punto, la lucha por el concepto de seguridad sigue estando dominado por los sectores más poderosos de la sociedad, imponiendo una agenda que es muy distinta a la de los sectores más vulnerables que sufren la represión diariamente.
Inseguridad es aquella que las fuerzas de seguridad llevan adelante acumulando -en sus manos- el inquietante número de más 4000 asesinatos en democracia. Pero es muy difícil que esta violencia se aplaque si lo que aumenta en las calles son la cantidad de personas uniformadas. Si hace unas semanas, todavía había dudas sobre el accionar del nuevo gobierno en materia de represión, las certezas ya son más que evidentes.
Foto: DyN
¿Quién va a pedir perdón en nombre del Estado?
En este panorama, la concentración de las distintas fuerzas de seguridad en manos de una expresión política de derecha no alimenta las esperanzas de que la emergencia en seguridad logre la ansiada paz social. La represión formó parte de la vida institucional del Estado Nacional en sus 32 años continuos de democracia y no hay ningún indicio de que esa violencia pueda culminar en el corto plazo.
Esta represión es sumamente aguda en los sectores más vulnerables de la sociedad, ya sea por control u omisión. Así, las muertes y desapariciones en democracia siguen aumentando con el paso de los años, sin distinción de gobiernos y esta emergencia no es más que el anuncio de una intensificación de esta violencia.
Esta represión es sumamente aguda en los sectores más vulnerables de la sociedad, ya sea por control u omisión. Así, las muertes y desapariciones en democracia siguen aumentando con el paso de los años, sin distinción de gobiernos y esta emergencia no es más que el anuncio de una intensificación de esta violencia institucional. La profundización de la militarización en los barrios más pobres, el mayor despliegue de las distintas fuerzas con más armamentos y la mejor capacidad ofensiva de un aparato represivo que abarca todo el territorio nacional, no hacen más que dejar en evidencia las consecuencias del modelo que busca imponer esta emergencia en seguridad: la represión de los sectores populares.
En esta etapa, la intervención y la unidad de los movimientos sociales y organizaciones populares va a ser fundamental. Es importante visibilizar el peligro para los jóvenes más vulnerables, fortaleciendo la lucha y la resistencia frente a este nuevo ciclo político, porque en caso de que la represión siga marcando el camino en la democracia, ¿quién va a venir a pedir perdón en nombre del Estado dentro de 30 años?
