María Elena Walsh: amar la libertad desde la infancia

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María Elena Walsh (1930 – 2011) fue una escritora, cantautora y compositora argentina. Su obra revolucionó la poesía en la infancia. Su imagen, junto con la del mexicano Francisco Gabilondo Solera y la cubana Teresita Fernández, es destacada en el panorama latinoamericano de canciones para niños. Entre sus obras más conocidas se encuentra “Manuelita”, la famosa tortuga que fue llevada al cine en 1999 bajo la dirección de Manuel García Ferré, y varias de sus canciones fueron musicalizadas por personalidades como Mercedes Sosa y Joan Manuel Serrat.


Del linaje de su padre, ferroviario inglés, heredó el gusto por el piano, y de su madre, argentina descendiente de andaluces, heredó su amor a la naturaleza. Fue criada en un gran caserón con un amplio patio, un gallinero, y por lo tanto en contacto con animales. En ese ambiente fue desarrollando su inspiración. A los 15 años publicó su primer poema en la revista “El Hogar” y poco después comenzó a escribir para el diario La Nación. En 1947, cuando aún estudiaba en la Escuela Nacional de Bellas Artes, publicó “Otoño imperdonable”, su primer libro -y el que recibiría el segundo premio Municipal de Poesía con alabanza de los escritores hispanoamericanos del circuito literario del momento. A partir de allí, su vida dio un vuelco.

Hoy, en el aniversario de su nacimiento, homenajeamos a María Elena Walsh: una mujer que trastocó las estructuras de la poesía y la didáctica infantil; que trascendió las fronteras del tiempo a través de un arte que supo congeniar la denuncia y el estilo con el disparate y el humor; y que supo conmover a jóvenes y adultos con sus letras y canciones. Una mujer que no guardó al silencio sus ideas ni se calló ante las opresiones de la última dictadura cívico-militar argentina del ‘76. Una mujer para recordar.

VIDA Y OBRA: PERONISMO Y DICTADURA

Fue en el año 1949 que María Elena Walsh, invitada por Juan Ramón Jiménez, viajó a los Estados Unidos, pero no pasaría mucho tiempo hasta que la autora eligiera exiliarse en París, por decisión propia, debido a sus ideas antiperonistas que recaían, sobre todo, en una fuerte crítica a la demagogia del régimen en el contexto de una Argentina que entraba en la segunda presidencia de Juan Domingo Perón y que terminaría con la dictadura de Eduardo Lonardi y su predecesor, Pedro Aramburu. Allí comenzaría a tomar forma el histórico dúo “Leda y María”, junto a Leda Valladares (una de las primeras mujeres en egresar de la Universidad Nacional de Tucumán y fuertemente ligada al folclore). La crítica parisina de esa época las recibió con entusiasmo y grabaron el disco “Le Chant du Monde”. Por esa época, María Elena Walsh comenzó a escribir sus canciones y texto infantiles, siempre desde la creatividad y la imaginación, corriéndose de la didáctica tradicional.

MARIA ELENA

Pero cuando regresaron a Argentina en los años ‘70, las integrantes del famoso dúo “Leda y María” se encontraron con un país gobernado por militares y con un alto componente machista. Su dúo no triunfó, como lo hizo en París, en un contexto en el que se creía que los verdaderos grupos folcloristas debían estar conformados por hombres. María Elena tampoco se quedaría callada ni guardaría sus opiniones en contra de la Junta Militar que tomó el poder durante la última dictadura argentina, y denunció aquí y allá, donde pudo, los abusos del régimen y su ideología represiva. En 1975, por ejemplo, cantó “Cómo la cigarra” en un contexto de asesinatos y violencia, pero no repercutió porque no se entendió que hablaba de nosotros: la historia de los argentinos.

Tantas veces me borraron/ Tantas desaparecí / a mi propio entierro fui / sola y llorando.

Hice un nudo en el pañuelo / pero me olvidé después / que no era la única vez / y volví cantando

Cantando al sol como la cigarra…

Recién hoy, muchas de sus letras se transformaron en una suerte de “himno nacional”. María Elena Walsh fue una mujer que, en tiempos de una dictadura que intentaba implantar un estilo de vida machista, patriarcal y con ideales que miraran hacia una “familia tipo”, asumió la tarea de ser la voz de aquellos que, por miedo, angustia, represión o desaparición forzada, no pudieron hablar. Esto le valió que toda su obra fuera censurada. Sus letras son la voz de la rebeldía, el desencanto y la oposición a la censura y la represión de la libertad.

No es casual que escribiera para los niños, esos infantes que despiertan en un mundo lleno de utopías donde todavía todo puede hacerse realidad a través de su propio andar. En 1979 escribió para Clarín: “Todos tenemos el lápiz roto y una descomunal goma de borrar ya incrustada en el cerebro. Pataleamos y lloramos hasta formar un inmenso río de mocos que va a dar a la mar de lágrimas y sangre que supimos conseguir en esta castigadora tierra”.

EL RETORNO A LA DEMOCRACIA

En 1985, María Elena Walsh fue nombrada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, y en 1990, Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba y Personalidad Ilustre de la Provincia de Buenos Aires. Ya en democracia se recopilaron sus canciones para niños y adultos, y en 1997 apareció Manuelita ¿dónde vas? El primer presidente constitucional en tomar el país tras la dictadura cívico militar del ’76, Raúl Alfonsín, la invitó a formar parte del Consejo para la Consolidación de la Democracia. Fueron años en los que las voces artísticas, acalladas por las persecuciones, represiones y desapariciones durante la dictadura, se animaban a reaparecer en escena, a denunciar aquí y allá los episodios que marcaron a fuego la piel de la República Argentina con heridas de las que todavía hoy recupera.

En este contexto llegaron los mayores reconocimientos nacionales a la autora. En 1981 obtuvo el Premio Konex de Platino en la disciplina Infantil, y en 1994 el mismo en la categoría de Literatura Infantil. En el año 2000 recibió el Gran Premio de Honor de la SADE. María Elena Walsh, símbolo de la cultura popular, de masas e infantil, falleció en enero de 2011 a sus 80 años de edad y después de una prolongada internación en la que su gran amor, Sara Facio, siempre estuvo presente para asistirla y acompañarla. En el año 2014 recibió el Konex de Honor, premio otorgado a la figura fallecida más importante de las Letras Argentinas.

Su gran amor: Sara Facio

Fue en 2008 cuando publicó “Fantasmas en el Parque”, una especie de autobiografía en continuación a “Novios de Antaño” (1990) donde presenta las memorias de su primera juventud, cuando dio a conocer que su gran amor era Sara Facio, fotógrafa argentina que convivía con María Elena. En la entrevista del 2 de noviembre de 2008 para Radar, Página 12, la autora expuso, como nunca antes, el por qué de su silencio con respecto a su sexualidad:

 “Ese es el problema de la gente reservada como yo: a la hora de hacer confidencias, se da cuenta de que escribiendo es más fácil. Y eso sucede porque en la escritura uno está como escondido, no muestra la cara, y les puede dar forma a las ideas y a los recuerdos como mejor le parezca”.

Sara

(Foto: http://quehacemosonline.com.ar/)

En la misma entrevista para Página 12, María Elena Walsh hizo una crítica a una sociedad fuertemente machista, donde tanto las libertades como los derechos se otorgan primero a los hombres, y donde las mujeres siguen siendo fuertemente condenadas bajo la mirada de un tabú que persiste en el tiempo, con más fuerza, sobre la homosexualidad femenina que sobre la masculina, que se aceptó con mayor rapidez. En la entrevista expresó que su mayor temor era la condena pública, y agregó:

“Es un gran tabú que todavía existe. El amor entre hombres está más liberado, porque ellos son piolas y liberan todo en su favor, pero a las mujeres nos cuesta más, y cuando nos sancionan nos dan con todo. Con la desaparición pública, por ejemplo. Aunque yo no veo mal mantener allí una cuota de secreto. No creo que haya que andar ventilando las cuestiones íntimas o hacer de la sexualidad una pancarta. Me gusta lo secreto, la cosa ambigua, porque también es una forma estética de mantener un estilo de vida y un estilo de escritura. Pero una cosa es el pánico homosexual y esa forma terrible de discriminación que es la censura, y otra muy distinta el silencio y la reserva asumidos voluntariamente. En este sentido, creo que las mujeres seguimos siendo poco perdonadas. Si no decime cuántos no verían con malos ojos que una mujer se niegue a la maternidad y diga: “Me revienta ser madre y tener hijos”. Y ahí es donde se nota que en nuestro país no ha habido feminismo. O que si lo ha habido, ha sido una versión tímida, blandengue, autoencerrada por miedo, por pudor, por lo que sea.En países donde existió y existe el feminismo, se habla de estos temas con mucha más franqueza.Y en la Argentina, mal que nos pese, aún estamos lejos de arriar la bandera del machismo”.

Homenajeemos a María Elena Walsh

Así homenajeamos, con una última cita de la autora, la vida y obra de María Elena Walsh, emblema del arte argentino que supo gritar con voz audible allí cuando otros callaron, a pesar de que eso le valiera la censura de sus obras, y que se animó a amar a otra mujer más allá de las barreras de los tabúes y los prejuicios de una sociedad con un fuerte componente machista. Recordamos, entre algunos de sus escritos, su defensa pública hacia la letra eñe:

«¡No nos dejemos arrebatar la eñe! Ya nos han birlado los signos de apertura de interrogación y admiración. Ya nos redujeron hasta el apócope… Sigamos siendo dueños de algo que nos pertenece, esa letra con caperuza, algo muy pequeño, pero menos ñoño de lo que parece (…) La supervivencia de esta letra nos atañe, sin distinción de sexos, credos ni programas de software» (María Elena Walsh en La Nación, 1996).


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