El Sinsajo canta hasta morir

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Hoy se estrena la última parte de la sobrevalorada trilogía de Suzanne Collins Los Juegos del HambreSinsajo: el final, un caso más que ilustra el pasaje –a veces más certero y a veces más penoso– desde el papel a la gran pantalla. Después de más de dos horas de estar adheridos a la butaca con nuestros súper anteojos 3D, no queda más que alegrarse por el hecho de que semejante patraña haya llegado a su término. ¿Qué nos queda de esta trilogía convertida en cuatro films mediocres bajo la proverbial lógica mercantil hollywoodense? Nada. O casi. Tal vez el desencanto inevitable de haber perdido valiosos minutos en la expectación de esta historia para nada trascendental. Las anteriores películas tal vez contaban con algo a su favor: la novedad (y esto con sus debidas reservas ya que todas las sagas juveniles parecen haber sido hechas con el mismo molde). En esta última edición ni siquiera podemos esperar que nada nos sorprenda demasiado.

Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) sigue en su lucha contra el presidente Snow (Donald Sutherland), tirano de Panem. La rebelión es comandada por Alma Coin (Julianne Moore), que tiene a Plutarch (Phillip Seymour Hoffmann en su última aparición en la pantalla) como su mano derecha. Pero en este entramado de poder, todos buscarán obtener su propia tajada y alzarse como únicos dueños de la victoria, con la suprema potestad de la venganza. A Katniss lo único que le importa es restablecer la conciencia de Peeta Mellark (Josh Hutcherson) y –como buena heroína– salvar a su pueblo de la esclavitud mental. Es en este contexto que la joven rebelde comienza a barajar la posibilidad de matar a Snow con sus propias manos. En esta aventura la acompañará un pelotón de soldados entre los que se encuentran sus aliados de siempre: Gale (Liam Hemsworth), Finnick (Sam Caflin) y Peeta.

Al inicio de la misión junto a los miembros del Distrito 13, su idea es despegarse del pelotón e ir por su cuenta hasta la mansión de Snow para acabar con él; Gale se entera de sus planes e intenta acompañarla. Pero la estrategia se desmorona con la llegada de un Peeta desorbitado y convencido –al menos por momentos– de que es preciso asesinar a Katniss para ponerle un punto final al estado de guerra permanente en Panem. Así, la protagonista se ve obligada a permanecer junto a su amigo, para protegerlo e intentar que vuelva en sí. Todo esto parece ser un as bajo la manga de Alma Coin, quien en un principio intenta sofocar la rebeldía de Katniss pero –al comprobar su terquedad– decide apropiarse de su insubordinación y embanderarse con la causa. Coin piensa cada uno de sus movimientos como una táctica bélica que tiene como único objetivo la toma del poder.

En el camino, Katniss y sus amigos deberán enfrentar obstáculos de lo más diversos y siempre con pomposos efectos visuales como telón de fondo: vainas, mutos, incendios, chispitas, explosiones, incendios de toda magnitud, inundaciones de lava (o vaya uno a saber qué sustancia), balas de todo calibre. Como siempre, algunos quedan en el camino y los más osados (¿o los más cobardes?) son quienes llegan a la meta. En este punto de la historia, Katniss se dirime entre dos malas opciones, dos tiranos con algunos matices que apenas los distingue a uno del otro. Por un lado, Snow; por el otro, Alma Coin. Ambos pretenden saciar su sed de venganza a costa de vidas ajenas, y arrebatar o (en el caso de Snow) perpetuarse en el poder. Cuántas conclusiones podrían extraer de esa línea argumental algunas posiciones del actual escenario político argentino. Katniss, el alma máter de la revuelta, intentará equilibrar la balanza de la justicia con el arco y la flecha (como si no ensartara a nadie con esas armas) La cuestión es que, mientras haya conflicto, siempre habrá dos bandos (si no más): los vencedores y los derrotados, los residentes y los rebeldes, los del Distrito 2, los del Distrito 4, los del Distrito 12 o los del Distrito 13. Pero nos encontramos una vez más con la omisión del conflicto, de la lucha, del enfrentamiento por parte de Hollywood. ¿Cómo se pintan desde allí las sociedades ideales, perfectas, utópicas? Pues bien, como sociedades SIN conflictos. Y eso en este mundo es prácticamente imposible porque, mientras haya una distribución desigual –y tan obscenamente desigual– de las riquezas, existirán pugnas entre los hombres explotadores y los hombres explotados. Una posible línea de reflexión para abordar esta película si tienen ganas de sumergirse en las profundidades de la crítica ideológica.

No hay mucho más para decir de este film, que resulta denso en buena parte de su extensa duración (ni siquiera esos efectos pomposos pueden despertarnos del letargo en el que los diálogos insulsos entre personajes aún más insulsos nos sumergen). Lo único destacable –y no es nada menor– es el excelente reparto con que cuenta esta producción que, lamentablemente, no puede lucirse en todo su potencial porque la historia no logra construir buenas líneas narrativas. Jennifer Lawrence resulta muy eficaz como protagonista, Julianne Moore es una gran malvada, Sutherland llega a ser cínicamente odioso, Woody Harrelson no aparece tanto como en las anteriores entregas pero cada vez que lo hace alivia con su interpretación, y algunos jóvenes acompañan bastante bien. Pero nada más para una trama que erige como gran heroína a una voz persuasiva capaz de hacer que los habitantes de Panem se aniquilen entre sí o frenen a tiempo las matanzas. Otra línea interesante para pensar una posible identificación entre la voz convincente de la protagonista y la influencia que los medios masivos de comunicación ejercen sobre los sujetos, con su acción abrasiva (aunque no absoluta) sobre la realidad cotidiana. El final… pueden ir a averiguarlo ustedes mismos. Hay una flecha sorpresiva (acaso lo único sorepresivo en este film).

FICHA TÉCNICA

Título original: The Hunger Games – Mockingjay: Part 2

País: Estados Unidos

Año: 2015

Duración: 137 minutos

Dirección: Francis Lawrence

Guión: Danny Strong y Peter Craig (basado en la novela homónima de Suzanne Collins)

Reparto: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Sam Caflin, Julianne Moore, Donald Sutherland, Phillip Seymour Hoffmann, Woody Harrelson, Elizabeth Banks

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