Olga Orozco (La Pampa, 1920 – Buenos Aires, 1999) fue una escritora argentina. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, trabajó como periodista y dirigió varias publicaciones literarias. Colaboró en la revista Canto que reunía a varios autores de la llamada “generación del ‘40”, todos hombres a excepción suya; en la revista Sur, gestionada por Victoria Ocampo; incursionó en la actuación teatral (y en el radioteatro en particular) y trabajó en Radio Splendid junto a Nydia Reynal y Héctor Coire. En los años ‘60 fue redactora en la revista Claudia, y entre 1968 y 1974, organizó el horóscopo del diario Clarín. Formó parte de la Tercera Vanguardia argentina y estuvo fuertemente influenciada por el surrealismo (apostando por el método del “cadáver exquisito”) y por las temáticas propias de Rimbaud, Baudelaire, Nerval y Milosz. Su poesía se animó a hablar de la muerte, la soledad, los miedos y el misterio. “Lo contrario de la vida, para mí, no es la muerte. Es la nada” (Orozco, 1998).
¿Por qué su nombre, entonces, no circula junto al listado de nombres del resto de los poetas argentinos que se suelen rememorar? ¿Es por ser mujer que su nombre, como el de muchas otras, quedó silenciado en la tradición literaria argentina y Latinoamericana? “Grandes personalidades femeninas de Argentina y América Latina” es un intento de traer a presencia esos nombres de mujeres que quedaron eclipsadas por la producción artística masculina tanto en el país como en el resto de Latinoamérica.
Es un intento, también, de rememorar su trabajo y su lucha (a veces silenciosa y otras muy audibles) y la tentativa de brindarles ese homenaje que les fue negado. No se trata, por el contrario, de minimizar el valor de los poetas y artistas masculinos cuyos nombres tanto conocemos, sino de poner en el mismo almacén de recuerdos a estas personalidades que desde un lugar relegado incurrieron en su propia lucha e hicieron importantes aportes para la historia cultural argentina y latinoamericana. Olga Orozco es la primera homenajeada.
La generación del ‘40
Los estudios literarios e historiográficos tendieron a incluir a Olga Orozco en la bolsa de los autores que pertenecieron a la llamada “generación del ‘40”. La poeta, no obstante, expresó que no se sentía muy identificada con esta etiqueta. La denominada “generación del 40” no puede considerar límites cronológicos, pues se expande a figuras femeninas como Silvina Ocampo o María Elena Walsh, a quienes también se colocaron dentro de esta categoría. Los límites de ésta taxonomía son, por el contrario, de índole estético. “No siento que yo tuviera características especiales. Éramos un grupo muy grande de muchachos, y yo era la única mujer. Proveníamos de influencias y literaturas muy distintas” (Orozco, 1998). Su primer libro, “Desde Lejos”, editado por Gonzalo Losada, salió junto a la colección de otros autores de la época como Rafael Alberti, Pablo Neruda y Miguel Ángel Asturias, entre otros.
“Cuando yo empecé a escribir éramos prácticamente veinte muchachos y yo que íbamos juntos por todos lados. Nunca me sentí segregada, sino muy atajada. Estuve en las antologías de la época. Si hay alguna mujer es Alfonsina Storni, Alejandra y yo” (Orozco, 1998).
Tampoco puede dejar de nombrarse que, por esos años, Argentina vivía importantes cambios políticos que marcarían la historia del país: el golpe del ’43 liderado por el GOU, de donde se desprendería la figura de Juan Domingo Perón; un gran movimiento político y masivo que culminaría con su ascenso a presidente en 1946; una resignificación de los elementos de la cultura popular de esos años; la inclusión, sin precedentes, de las clases trabajadoras a la historia política argentina. Estos fenómenos no son externos a la literatura (aunque no deba reducirse la expresión literaria al mero reflejo de lo político-social) y es en ese mismo contexto donde aparece una escritura que retoma los simbolismos nacionales, una “argentinidad” más marcada en contraste con las generaciones de escritores anteriores, aún fuertemente influenciados por la escritura española y extranjera.
Olga Orozco: el amor y la muerte
Toda la obra de Orozco gira alrededor de la muerte y de la soledad, y sus poemas encierran el enigma de una conexión primitiva con los instintos y con el mundo. Sus poesías abren los abismos de una profunda melancolía. Una melancolía que, aunque a veces sofocante y poderosa, se carga de alegría por una vida en la que sintió y amó sin privarse de apostar por las emociones más fuertes. Su gran amor, ese con quien se reunía cada noche para escuchar un concierto, y entre botellas de vino, dibujar juntos los caminos de un vívido cadáver exquisito, fue el arquitecto Valerio Peluffo, su esposo desde 1965. Con él convivió y amó hasta perderse en la intensidad de un sentimiento que los ligaría para siempre, incluso después de la muerte de Peluffo en 1990. Este gran amor puede verse reflejado en su poema «En la brisa, un momento»:
Ah, si pudiera encontrar en las paredes blancas de la hora más cruel / esa larga fisura por donde te fuiste, / ese tajo que atravesó el pasado y cortó el porvenir, / acaso nos veríamos más desnudos que nunca, como después de nunca, / como después del paraíso que perdimos, / y hasta quizás podríamos nombrarnos con los últimos nombres, / esos que solamente Dios conoce, / y descubrir los pliegues ignorados de nuestra propia historia / cubriendo las respuestas que callamos, /incrustadas tal vez como piedras preciosas en el fondo del alma.
Su vínculo con al Tarot la llevó a escribir poemas como “Cartomancia” o “Para destruir a la enemiga”, pero en sus últimos años abandonaría el Tarot por un extraño sueño, un sueño de color horrible donde personas del pasado la condenaban por no haber cumplido viejas promesas. Su poesía, también, usa el versículo para desplegar una serie de figuras que remiten a su vida personal y a su infancia, a los paisajes nativos de la llanura pampeana, una especie de “paraíso perdido” que alude a los años de la niñez con su abuela, a la adolescencia como la edad de revelación, y las poesías como el vasto recipiente donde puede vomitarse una memoria viva, llenan de tropos y de tesoros poéticos.
(“Esos pequeños seres”, escrita y leída por Olga Orozco)
Homenajeemos a Olga Orozco
Olga Orozco es una de las figuras literarias más influyentes de Argentina y América Latina del siglo XX. Se animó, como pocas en su tiempo, a apostar por el arte y sus verdaderas pasiones. Se alejó de los estereotipos de una sociedad fuertemente patriarcal. Rondó las veredas que caminaban los artistas de la época, en su mayoría hombres, y fue con ellos a la par. No temió mostrar sus obras junto a las suyas. Es importante recordarla más allá de ese viejo rótulo de “la generación del ‘40” porque su obra implica mucho más: la obra de una mujer que apostó por el arte como estilo de vida, por el amor como un camino irreversible sin el cual no vale la pena vivir, y por una trayectoria literaria que la coloca en la lista de esos innumerables nombres femeninos que se deben recuperar.
En nuestro país, Fabiana Rey (actriz, directora y dramaturga, amante de la poesía argentina y latinoamericana) retomó la poesía de Olga Orozco y la puso en escena, encarnándola en su devenir performático. Para este homenaje, Fabiana escribió las siguientes palabras:
Inspiración
Su poesía, sus metáforas y su punzante declaración de hacer cuerpo sus palabras. “Duro, brillo mi boca”, “ El sello personal” , “ La cartomancia”, “ Remo contra la Noche”. Es la boca, son los pies, el devenir esotérico y su universo que lleva a lo incognoscible. Sus ritos, sus noches…
Llevar a escena la poética de Olga Orozco es sin lugar a dudas un viaje sensorial donde el cuerpo habla por sí mismo.
¿Dónde buscar a Olga Orozco?
POESIAS DE OLGA OROZCO: http://www.poemas-del-alma.com/olga-orozco.htm
Homenaje a Olga Orozco en Canal Encuento: http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/programas/ver?rec_id=102202
Puede resultar de interés la entrevista a Fabiana Rey realizada para La Primera Piedra:
https://www.laprimerapiedra.com.ar/2015/07/entrevista-a-fabiana-rey-la-metafora-es-infinita/