Esta semana concluyó una gira histórica del Papa Francisco por los Estados Unidos. Previamente había visitado Cuba, dando misas en cada uno de los destinos a los que llegó y protagonizando escenas de asombrosa simpleza, demostrando un carisma único y una esencia lationamericana que conmueve. Detrás de todo esto, una frase promulgada por Fidel en 1973 que involucraba una predicción que parece haberse cumplido por más irónica que haya resultado ser en su momento.
AÑO 1973
En medio de la Guerra Fria, Richard Nixon asume su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos y al mismo tiempo concluye la Guerra de Vietnam.
Fidel Castro, el comandante, al regreso de una visita por Asia estuvo presente en una reunión con la prensa internacional. En ese contexto, un periodista inglés, Brian Davis, le preguntó: «¿Cuándo cree usted que se podrán restablecer las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, dos países tan lejanos a pesar de la cercanía geográfica?». A lo que Fidel respondió: «Estados Unidos vendrá a dialogar con nosotros cuando tenga un presidente negro y haya en el mundo un Papa latinoamericano».
La Gira del Papa
Francisco se reunió en Cuba con Fidel Castro y ofreció a las multitudes que lo esperaban tres misas. Luego, en un viaje histórico a los Estados unidos, fue recibido en el aeropuerto por Barack Obama. Se convirtió en el primer Papa en dar un discurso en el Capitolio, donde fue ovacionado de pie.
«La talla y espíritu del encuentro de hoy es solo un pequeño reflejo de la profunda devoción de los 70 millones de católicos estadounidenses, y la manera en que su mensaje de amor y esperanza ha inspirado a muchas personas, en nuestro país y alrededor del mundo», dijo Obama a Francisco.
La relación actual entre Cuba y EE UU
Raúl Castro dijo en su primera intervención en las Naciones Unidas de esta semana que el embargo estadounidense es «el principal obstáculo para el desarrollo económico» de su país. También agregó que el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos es «un importante avance», pero que el bloqueo, que «causa daños y privaciones al pueblo cubano», afecta también a otras naciones y perjudica a las empresas y ciudadanos estadounidenses. El cubano recordó que esa política «es rechazada por 188 miembros de las Naciones Unidas, que demandan ponerle fin». Agregó que «el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, la apertura de embajadas y los cambios que el presidente Barack Obama ha declarado en la política hacia nuestro país constituyen un importante avance, que ha concitado el más amplio apoyo de la comunidad internacional. Sin embargo, persiste el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba por más de medio siglo», dijo Castro, según relató el diario digital elmundo.es
El mensaje
Según el teólogo Miguel Díaz, ex embajador estadounidense ante la Santa Sede, el mensaje del papa Francisco durante su gira tuvo tres elementos centrales. «El primero: el rechazo a la indiferencia humana. El segundo: la opción preferencial por los pobres y los marginados. El tercero: la Tierra que sufre, la Tierra empobrecida”.
El Papa Francisco seguirá dando que hablar en el lugar donde esté, sea en Roma, en Estados Unidos o Cuba. Tal vez desde este lugar, como latinomericanos, es difícil dejar de sorprenderse por la cercanía de sus gestos, por lo bien que se siente que por fin, una de las máximas potencias en materia de influencia en el curso de la paz y de los derechos humanos, sea de este lado del mundo. Francisco, el padre Bergoglio como algunos todavía lo llaman, es un Papa diferente: sus actos lo demuestran desde el primer momento. Como dicen algunos, el Papa Juan Pablo II colaboró para destruir muros y el Papa Francisco está construyendo puentes.
El caso de Cuba y Estados Unidos es uno de los conflictos que resultan más difíciles de resolver debido a la cantidad de intereses políticos y económicos que aparecen en el medio. Como todo conflicto en este mundo, desde el más grave hasta el más pequeño, está atravesado por una matriz económica: por dinero que le sobra a algunos y les falta a otros y por otro lado, por una matriz humana que deja en evidencia el egoísmo y la falta de caridad entre hermanos. Francisco no se rinde ante esto: como líder espiritual de los cristianos y como líder de opinión mundial, sigue firme en la idea de que hay que unir lazos, fuerzas y voluntades para que toda la sociedad busque el bien común. Desde un lugar racional cuesta pensar que ese cambio radical pueda suceder si hasta ahora no fue, sino por el contrario, el capitalismo sigue avanzando ferozmente sobre los débiles. Pero este Papa viene demostrando que todo es posible si se retorna al amor que nos une como seres que habitamos este mundo. Las ganas de que así sea y las esperanzas puestas en este latinoamericano de buen corazón que vino a quedarse en la historia para siempre, sobran.