La Ciudad de Buenos Aires es tan grande como misteriosa. Debajo del efecto incandescente que producen las luces del centro, corren vías subterráneas con una energía propia: así como se tienen los cines comerciales, existen los cines alternativos; lo mismo los grandes teatros de Av. Corrientes con su contrapeso de los centros culturales que cada vez más se propagan por los distintos barrios porteños. Como en un efecto balanza, CABA te ofrece lo mainstream y lo under, solo que muchas veces depende de uno estar atento a poder ver esos fenómenos y tomar el riesgo. El teatro independiente es un fiel ejemplo de eso y cada vez más sale en busca de lo que le es propio: el público.
De boca en boca, con propuestas que escapan a los lugares comunes, hay algo que está manifestándose lejos de los grandes medios de comunicación. Tan gris, tan primaveral de Tato Cayón y dirigida por Fabián Caero, muestra como es posible una alternativa teatral lejos del star system pero sin dejar de lado la calidad y la búsqueda de profundidad. Para eso, esta obra toma un riesgo complejo: mezclar la última dictadura cívico-militar con el humor y el clown. Valiéndose de recursos minimalistas, cumple lo que se propone y desde el primer minuto mete al espectador dentro del juego de la risa, la ironía y un drama que va creciendo elegantemente, sin golpes bajos innecesarios, hasta cobrar la misma importancia que la comicidad inicial.
Utilizar el humor como un recurso narrativo para contar lo que pasó en el último golpe es una apuesta valiente y que Tan gris, tan primaveral maneja a la perfección. Ambientada en una Argentina nebulosa de 1978, los personajes van envolviendo al público dentro de sus complicidades con pequeños guiños, los cuales llevan a perderse dentro de la habitación donde transcurre toda la obra. Se puede decir que Tan gris, tan primaveral es efectiva por lo que cuenta y por lo que oculta: lo que tiene de explícita lo tiene de encubierta, algo que se condensa en la confusa máquina que es el centro de la obra. El espectador es uno más en esa extraña oficina perdida en un ministerio, y tiene que hacerse cargo de su lugar, aceptar la propuesta que se le ofrece en escena y buscar la información necesaria dentro del clima de época donde el miedo, el amor, la amistad, la tristeza y las traiciones se barajaban en un mismo mazo.
Quizás, lo que más cabe destacar de Tan gris, tan primaveral es que lejos de quedarse con la postal cínica pero elegante de Videla, Massera y Agosti, la obra tiene la valentía de mostrar lo que en realidad eran los jefes militares de ese golpe cívico-militar: personas decadentes, grotescas, entrecruzadas de vicios y problemas psicológicos. La única forma de manejar la impotencia que les producía ser quienes eran, se daba a través de la tortura física y psicológica hacia los demás. Tan gris, tan primaveral se nutre del humor para mostrar a través del personaje del oficial Garibaldi algo a lo que muy pocos se animan: ese lado desgarradoramente humano y patético de las cúpulas del ejército durante esa época. El ejemplo más claro de eso seguramente sea el caso del tristemente célebre Leopoldo Fortunato Galtieri, que mandó a una guerra en la nieve de las Islas Malvinas al mismo tiempo que luchaba contra el hielo de su whisky en la Casa Rosada.
No solo hay que ser valiente para hacer teatro independiente y moverse hábilmente entre los circuitos under, sino que aún más hay que tener el coraje de ir a ver esas obras, alejarse de lo oficial, desenredar la telaraña mediática y aceptar la interpelación. Lo alternativo demanda un público alternativo y eso, por suerte, se ve cada vez más en cada sala de los centros culturales emergentes. Tan gris, tan primaveral propone un desafío humorístico y dramático desde el primer minuto de la obra, sólo hay que animarse. El resultado es mucho más que prometedor.
SALA: Centro Cultural El Deseo (Saavedra 569- CABA.)
Sábados 22hsEntradas: $100 / Estudiantes y jubilados: $80
Reservas e informes: tangristanprimaveral@gmail.com
ó al 4941-4954
Ficha Técnica:
Clowns: Paula Cohen Noguerol, Alejandra Martínez, Anibal Brito, Luciano Rojas, Andrés Etienne, Fabián Caero
Dramaturgia: Tato Cayón
Dirección: Fabián Caero
Asistencia de dirección: Yanina Grasso
Producción: Michelle Wejcman
Vestuario: Celina Baribieri
Escenografía: Serendipia Teatral
Construcción Maquina: Osvaldo Melián
Fotografía: Luciano Rojas
Diseño Gráfico: Agustina Belen Perez
Video: Rodrigo Pedro González, Hernán Rodríguez Glossman
Prensa y comunicación: Cecilia Dellatorre y Analía Cobas