La cadena de comidas rápidas Nac & Pop tuvo un crecimiento exorbitante y, en sólo 3 años, llegó a tener 13 locales y 170 empleados. El secreto del éxito tal vez estaba en el discurso: la confrontación directa con McDonald’s resultó en un primer momento una estrategia interesante: “Es Nac y no Mac” se leía en sus locales, todos plotteados con figuras populares argentinas. La comida que ofrecían, rica y barata, hizo el resto y la cadena pasó a estar de moda.
Sin embargo, todo se vino abajo en el 2014. La empresa dejó de pagar los sueldos y los trabajadores (en su mayoría chicos jóvenes pero con hijos) comenzaron a desesperarse. El 22 de septiembre, los empleados del local de Congreso decidieron tomar el lugar y comenzar a manejarlo, tal vez la única salida posible ante el miedo de perder sus puestos de trabajo. Alex Gordon, el responsable de la firma, desapareció del mapa: el paradero del empresario, sobre quien pesan muchas denuncias, al día de la fecha sigue siendo un misterio.
Hoy, el sueño de la autogestión continúa, pero es una dura lucha diaria. En diálogo con La Primera Piedra, Karen Ibarra, delegada y trabajadora del local de Congreso, habló sobre la experiencia difícil e interesante de la autogestión.
— Después de todo lo ocurrido, ¿cómo se organizan y funcionan ahora?
— Nosotros somos un grupo de jóvenes trabajadores que se organizó para autogestionar y estamos hace 9 meses metido en esa tarea. Estamos transitando la conformación de la cooperativa, que si bien todavía no está legalizada porque no tenemos la matrícula legal, estamos luchando por eso. Muchos de los compañeros fueron a hacer el curso al INAE (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social) de capacitación de cooperativas, pero hasta ahora no hemos tenido mayores novedades ni respuestas de esa entidad, que es la que se encarga de dar las matrículas. Hemos recibido la demanda de desalojo, tanto en este local como en el de Carlos Pellegrini, el segundo autogestionado por los trabajadores de Nac & Pop. Fue un llamado de atención, pero por suerte aún no está ejecutado el desalojo.
— ¿Cómo repercutió en la vida de ustedes?
— Realmente es una lucha de muchos meses. Sobre todo, la presión moral que tiene uno de estar acá adentro y el esfuerzo físico también, porque no es cualquier cosa haber aguantado una toma de muchos días primero, para después considerarnos en autogestión. Empezamos siendo un grupo bastante grande de trabajo acá, y a medida que iba pasando el tiempo los compañeros, por diferentes presiones de la vida de cada uno, fueron dejando. No cualquiera tiene la espalda o la cabeza para sostener esto, llega un momento que la psiquis se te rompe.
— ¿Qué saben de Alex Gordon?
— En ningún momento pensamos la posibilidad de que apareciera y que tuviera la decencia de querernos pagar. Creemos que nunca va a aparecer. Realmente no sabemos el paradero: en domicilio que se conocía de él y de su hermano nunca los han encontrado. El tipo estafó a 170 empleados, estafó proveedores, dueños de diferentes inmuebles y dejó un montón de familias en la calle. Le quitó el sueño a un montón de personas y jugó con sus necesidades. Se borró, y después cuando nosotros tomamos la decisión de venir, organizamos y tomar los locales, encima nos denunciaba y nos mandaba gente patotera, matones que lo conocían y nos venían a apretar.
Esto tiene una presión diaria, porque muchos de los compañeros hemos sido amenazados de muerte
— ¿Estaban armados?
— Sí. Hubo diferentes secuencias y capítulos de la historia que no todo el mundo sabe. No toda la gente conoce la historia y el trasfondo de lo que tuvimos que pasar todos los trabajadores. Esto no fue un conflicto laboral tranquilo, que de un día para otro el jefe se borró y nosotros dijimos ‘ah, listo, vamos a tomar el laburo porque estamos aburridos’. Esto tiene una presión diaria, porque muchos de los compañeros hemos sido amenazados de muerte. No solamente de palabra o telefónicamente, sino vivirlo en carne propia, que vengan y que te apunten con un arma. Uno nunca puede dilucidar si el otro no está hablando en serio o si de verdad te va a meter un tiro.
— ¿Qué reacción tuvo la dueña de este local en particular?
— La dueña de este inmueble nunca apareció, nunca se apersonó ni mandó ningún representante legal. El nombre que tenemos de la persona que es propietaria de este local es Esther Cardoso, aunque hubo muchas especulaciones con respecto a quién es el real dueño del inmueble. La cuestión es que nunca apareció nadie que nos haya venido a reclamar el lugar.
— ¿Cómo fue el proceso entre que empezaron a adeudarles sueldos y el proyecto de la autogestión?
— Todo empezó a mediados del año pasado. Esto ya lo venían pre cocinando hace un montón y de a poquito le fueron soltando la mano a la gente. A los que eran del equipo de Alex Gordon le fueron soltando la mano y ahí nos empezamos a dar cuenta: si al que era la persona de confianza lo rajan, qué queda para nosotros. Empezamos a notar ese tipo de maniobras raras, empezaron a vaciar los locales de manera extraña. Tal vez te suspendían por cualquier cosa o te daban vacaciones que vos no habías pedido. La caída del imperio Nac & Pop era como una crónica anunciada. Esto se hundía como el Titanic, sabíamos que si no hacíamos algo y nos movíamos rápido esto se perdía. Y tomamos el local el 22 de septiembre, pero previo a eso hubo un montón de reuniones previas. Nosotros lo único que queríamos era mantener las fuentes de trabajo, porque tenemos familia, tenemos que comer y tenemos que vivir. No queremos robar, no queremos romper, pero tampoco queremos que nos vean la cara de tontos. Queremos trabajar y cobrar por lo que hacemos, nada más
Ojalá todo mejore y en un año el que pase por el local nos vea trabajando acá y que esto sea realmente una cooperativa legal, que es lo que necesitamos
— ¿Cómo siguen de acá al futuro?
— A nosotros nos gustaría llegar a un acuerdo económico con la dueña del local, pagarle el alquiler y darle un dinero extra por las faltas de pago que sufrió. Pero es muy difícil que esta persona se interese o haga causa común con nuestra lucha. Si no se puede, tomaremos la iniciativa de alquilar otro local y montar nuestro pequeño Nac & Pop en otra parte. Sabemos que la carta de desalojo está próxima a ejecutarse y que acá no tenemos una vida de más de 3 o 6 meses. Estamos a la expectativa lamentablemente de que se cumpla el plazo y nos quieran desalojar. Pero ante esa situación se va a resistir: como toda lucha laboral, hay fuerza y espíritu de lucha y nos queremos quedar. Ojalá todo mejore y en un año el que pase por el local nos vea trabajando acá y que esto sea realmente una cooperativa legal, que es lo que necesitamos.
Para comunicarse con los trabajadores autogestionados de Nac & Pop: Facebook – Trabajadores Nacypop En Lucha