LOS HECHOS DE LA NOTICIA
Mañana se cumplen 6 meses de aquella trágica madrugada en la que 43 estudiantes mexicanos desaparecieron en Iguala, estado de Guerrero. Los datos certeros son escasos pero igualmente escalofriantes. Esa noche en la ciudad de Iguala se celebraba una fiesta en honor a la esposa del alcalde, quien pretendía presentarse a elecciones a pesar de la sospechosa relación que ella y su marido tenían con el poder narco. Los estudiantes desaparecidos provenían de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, donde se preparaban para ser maestros y luchaban año a año por mejoras en las instalaciones y en la calidad educativa. Vale la pena destacar que las pocas escuelas normalistas públicas en México que se mantienen en pie se encargan de acoger a los estudiantes de bajos recursos brindándoles una posibilidad de crecimiento. Esas centros educativos, además, son conocidos por su movilización y compromiso político. Cuando el alcalde de Iguala se enteró que estos estudiantes se acercaban al centro de la ciudad donde estaban desarrollándose los festejos, envió a la policía a reprimirlos: en ese primer enfrentamiento un estudiante es asesinado y muchos otros resultaron heridos.
Frente a ese panorama, otro grupo de estudiantes que se encontraba en Ayotzinapa llega para enfrentar a la policía y ayudar a sus compañeros. Las fuerzas policiales vuelven a reprimir y asesinan a otras 5 personas. Desde ese día, ya 6 meses atrás, 43 de esos estudiantes que sobrevivieron a la masacre permanecen desaparecidos. Al día siguiente el alcalde y su esposa se dieron a la fuga y recién fueron detenidos casi un mes después en el Distrito Federal y procesados por las muertes y desapariciones durante su gobierno. Las posteriores investigaciones de la fiscalía apuntaron a que los estudiantes fueron entregados por la policía al cartel de Guerreros Unidos esa misma noche, quienes los habrían asesinado y quemado en un basural cercano, arrojando los restos en bolsas de residuos al río. Los padres no confían en esa sentencia y exigen continuar con la búsqueda, ya que hasta ahora no se encontraron los restos de ninguno sus hijos. En el transcurso de la investigación se descubrieron al menos 4 fosas clandestinas donde los miembros de los carteles arrojaban cadáveres, pero ninguno pertenecía a los estudiantes.
LOS DESECHOS DE LA NOTICIA
Los restos de los estudiantes parecen haber desaparecido también en la memoria colectiva y en la agenda mediática, que por supuesto están íntimamente relacionadas. En este último tiempo y a raíz de la muerte del fiscal Nisman, mucho se habla en nuestro país de lo que el mundo dice sobre la Argentina. Son muchos los que se indignan y se avergüenzan de lo que los medios de los países centrales publican de nuestra realidad nacional. Pero deberíamos empezar a preocuparnos por lo que no publican. El caso de los 43 estudiantes desaparecidos fue tratado muy ligeramente por la prensa internacional, a pesar de ser que la ONU y la OEA lo hayan calificado como uno de los sucesos más terribles de los últimos tiempos. Para hacer una comparación simple y arbitraria, decidí tomar un caso de relevancia internacional que sí fue tratado por la comunidad de medios del mundo: el ataque a la revista francesa Charlie Hebdo en enero de este año, sin ningún ánimo de plantear que unas muertes sean más importantes o menos condenables que otras. Tengamos en cuenta que las muertes del atentado en Francia fueron resueltas en pocos días, los culpables fueron asesinados y se demostró que no pertenecían a una organización mayor, mientras que la búsqueda de los 43 estudiantes debería seguir siendo noticia en el mundo, ya que la policía, el gobierno nacional y los carteles del narcotráfico están involucrados. Esta es la comparación entre la cobertura de ambas masacres en los diarios más influyentes a nivel mundial*:
*La comparación fue hecha a partir de la búsqueda en las versiones online de los diarios, a través de las palabras “Charlie Hebdo” e “Iguala”. En el caso de los diarios en español, como la palabra “Iguala” se confunde con la conjugación del verbo “igualar”, se reemplazó la búsqueda por “43 estudiantes”.
Basta con recordar la repercusión que tuvo en Argentina el atentado a Charlie Hebdo, con su posterior marcha en Buenos Aires y en París transmitida en cadena por todos los medios y los millones de tweets y retweets con el hashtag #jeseuscharlie para comprender la dimensión del hecho. También hubo marchas por la aparición de los 43 estudiantes, sólo que quienes eligen de qué se habla decidieron que no eran lo suficientemente relevantes. Pensemos por un segundo si defendemos las causas en las que creemos o sólo aquellas que nos dicen que debemos defender. Pensemos por qué las muertes de Charlie Hebdo valen más que las de Ayotzinapa. Pensemos si es más fácil oponerse al denostado poder islámico que al intocable poder narco. Pensemos qué países integran “el mundo” que nos avergüenza que nos critique, y pensemos qué intereses defiende. Pensemos por qué los medios argentinos reproducen esa misma escala de valores y por qué no se preocupan por los problemas latinoamericanos. Dejemos de preocuparnos por lo que dicen y empecemos a preocuparnos por lo que quieren ocultar. Vivos se los llevaron, vivos los queremos. No los olvidemos.