Se apagan las luces. Silencio. Cuando se abre el telón, el escenario se ve extraño. Falta escenografía, colores, formas. Sólo hay una base metálica y algunas columnas grises. Darío Grandinetti aparece en escena solo, como lo estará durante toda la obra. Sólo con un traje que se pone y se saca según la ocasión. Encarna a un viejo trompetista de principios de siglo en Estados Unidos, acostumbrado a las grandes bandas de jazz y a tocar en el océano, en aquellos enormes barcos que llevaban toda la esperanza al nuevo mundo. “No estás realmente jodido mientras tengas una buena historia y alguien a quien contársela” dice, mientras toma otro trago de whisky que le seca la garganta. La historia que él tiene para contarnos es la de Danny Boodman T.D. Lemon Novecento, el mejor pianista que ha existido: el pianista del océano.
Novecento nació en un barco y nunca bajó de él. Ese es el nudo de esta historia extraordinaria. La obra se centra en la vida de este personaje enigmático, que fue encontrado en una caja de cartón en medio de la sala de baile más lujosa del transatlántico Virginian y que fue criado en el mismo barco por sus marineros. Viajó más que ninguna otra persona en su vida, yendo de Europa a América y de América a Europa. Aprendió a tocar el piano como nadie había tocado, creando notas y melodías que no existían en tierra firme, sólo en su cabeza y en sus teclas. Conoció gente de todo el mundo y música que llenó sus oídos y su corazón. Construyó su vida en altamar pero nunca quiso bajar del barco. Los límites del mundo de Novecento estaban dentro del barco, no le interesaba conocer nada más. Y con ese planteo, a lo largo de la narración interpela a los espectadores sobre sus propios miedos: ¿hasta dónde todos nosotros no nos mantenemos dentro de lo que conocemos por miedo a lo desconocido?
La historia atrapa y conmueve. Tiene un gran guión basado en un monólogo de Alessandro Baricco (que ya fue llevado al teatro en múltiples ocasiones e incluso al cine en 1998) pero lo que más impresiona es la actuación increíble de Darío Grandinetti en la piel del trompetista narrador de la historia. Solo sobre el escenario, cuenta un cuento al mismo tiempo que actúa los encuentros de los personajes apasionadamente. Cuenta chistes, se emociona hasta las lágrimas y durante una hora no suelta al público, que se aferra a él como niños escuchando un cuento antes de ir a dormir. Una obra realmente imperdible.
Novecento se presenta en el Teatro Metropolitan Citi los viernes y sábados a las 20 y los domingos a las 19 hs. Las entradas pueden conseguirse en la boletería online del teatro.
