Julián Kartún es un joven artista del barrio porteño de Villa Crespo. Es actor y saltó a la fama en el 2012 con los micros de Cualca que se emitían por la pantalla de Duro de Domar. Es vocalista de la banda El Kuelgue y además encara distintos espectáculos teatrales. Por autodefinición se denomina como inquieto y señala que su «rol actoral influye en el hecho de ser caradura, de no tenerle cagazo a la gente». Conocé más de este personaje poliartístico en la siguiente entrevista.
¿Cómo surgió El Kuelgue?
La banda empezó hace unos diez años, jugando entre amigos, cuando teníamos 20 y 21 años. Cada uno cumplía su rol con su instrumento, yo no toco ninguno, por eso empecé a cantar. Nos divertíamos, nos juntábamos los viernes a hacer cuelgues musicales horas y horas improvisando. Se los mostramos a amigos y les gustó, entonces seguimos haciéndolo.
¿Cómo fue tomando forma?
Fue creciendo poco a poco. Se fue mostrando entre amigos y amigos de amigos. A la hora de ponerle un nombre elegimos El Kuelgue Musical y después quedó solo El Kuelgue.
¿Qué hay de tu personalidad en la banda?
Hay un poco de todos en realidad. A la hora de la música yo me meto en la letras, en la parte instrumental y melódica están los otros.
Cada uno cumplía su rol con su instrumento, yo no toco ninguno, por eso empecé a cantar. Nos divertíamos, nos juntábamos los viernes a hacer cuelgues musicales horas y horas improvisando
¿Cómo definirías el género de la banda?
Es difícil, porque hacemos varios géneros. Intentamos ser fieles a lo que nosotros escuchamos pero cada uno escucha lo que le gusta, por eso a la hora de componer nos cuesta mucho hacer un género particular. El baterista y guitarrista son metaleros, yo escucho tango jazz, hip hop, folklore y también influye el rock nacional. Sin embargo hay una definición que le cierra muy bien: Genero Fusión, con ritmos latinoamericanos y letras absurdas.
¿Qué papel juega el humor en las letras?
El humor está presente, hay personajes también. Cada vez menos igual, tal vez porque de chicos era lo que más nos cerraba. Ahora estamos más metidos en la parte musical. En realidad la idea nunca fue que haya humor, pero con la improvisación sale.
Una vez dijiste que El Kuelgue es una reunión de amigos, ¿lo sentís de la misma manera con el paso del tiempo?
Sigo pensando igual. El espíritu de El Kuelgue es una reunión entre amigos pasándola bien, jugando a hacer música. Intentando hacer algo profesional, cada día perfeccionándonos un poco más, buscando sonidos nuevos, pero respetando cada sonido que hacemos. La idea es disfrutarlo, improvisar, jugar.
Hay una definición que le cierra muy bien a El Kuelgue : Genero Fusión, con ritmos latinoamericanos y letras absurdas.
Después de Ruli, su segundo disco, ¿cómo es el presente de la banda?
Nos conocimos mucho más entre nosotros. Cada uno se perfeccionó y mejoró con su instrumento. En estos meses se estuvo sumando mucha gente, producto del boca en boca y las redes sociales. Nos hizo girar por el país, siempre al sacar un disco nuevo da esa posibilidad.
¿Cumplió con las expectativas?
Cumplió a full: encontramos el sonido que buscábamos y creo que las expectativas previas las superamos. La gente se enganchó mucho con Ruli, es un disco fácil de digerir, respeta la impronta Kuelgue.
¿Cómo se da la interacción con el público?
Muy bien, además tocamos en lugares distendidos, como rockerías, lugares donde la gente puede tomar, moverse, bailar, y eso es muy cómodo.
¿De qué manera influye tu rol actoral arriba del escenario?
Influye en el hecho de ser caradura, de no tenerle cagazo a la gente. Los demás están con su instrumento, en mi caso la voz es mi instrumento. Es poner la cara y estar al frente, hablar con la gente, hacer que todo parezca “natural”.
Mi rol actoral influye en el hecho de ser caradura, de no tenerle cagazo a la gente. Los demás están con su instrumento, en mi caso la voz es mi instrumento. Es poner la cara y estar al frente, hablar con la gente, hacer que todo parezca “natural”.
Ahora hablemos de tu faceta actoral ¿pesa ser “hijo de” (Mauricio Kartún)?
No pesa ser “hijo de”, de hecho ayuda para generar palanca en algún lugar. No sé si mete presión. Por ahí para mantener el nivel, porque mi viejo es conocido, es grosso, la idea no es hacer cualquiera. Después es todo un aprendizaje.
Fuera de Cualca ¿estás con nuevos proyectos?
Sí, estoy con la obra Absolutamente Comprometidos, que se estrenó el jueves 18 en el Teatro Payró. Es un unipersonal humorístico de una hora y hago 30 personajes aproximadamente, es un ir y venir constante. Estos últimos meses me generaron mucho laburo y concentración. Fue muy exhaustivo, mucho ensayo y nervios.
Un chico de muchos compromisos, también estás al aire con Mute, ¿qué es la radio para vos?
La radio es un medio de comunicación hermoso, donde juega mucho la imaginación. La imaginación es un papel importante del oyente, uno tiene que laburar con eso desde la música y las voces. Laburando para la interpretación del oyente.
No pesa ser “hijo de”, de hecho ayuda para generar palanca en algún lugar. No sé si mete presión. Por ahí para mantener el nivel, porque mi viejo es conocido, es grosso, la idea no es hacer cualquiera. Después es todo un aprendizaje.
¿Cómo es tu participación en el programa?
Mi rol en Mute hace dos años es el humor. Hago diferentes personajes, como por ejemplo un locutor que lee las noticias y después es comentado en el piso.
¿Alguna vez se te ocurrió conducir fuera del humor?
Me encantaría, me encanta la radio en todos sus aspectos. No desde lo periodístico, pero sí me gusta la conducción. Está bueno acompañar a la gente a diario, está bueno que sea todo los días. Es una gran mérito de la radio.
Entre tantas actividades, ¿con cuál te sentís más cómodo?
En todas me siento muy cómodo, hay algunas que me generan menos trabajo que otras. La radio es genial, llego y me pongo a trabajar durante las dos horas. Cualca es un lugar de juego y creatividad. El Kuelgue, definitivamente, es el lugar donde más me relajo, es entre amigos, puedo viajar, conocer gente. Yo estoy cómodo donde haya improvisación y juego, donde no haya que hacer las cosas más específicamente.
Cualca es un lugar de juego y creatividad. El Kuelgue, definitivamente, es el lugar donde más me relajo, es entre amigos, puedo viajar, conocer gente. Yo estoy cómodo donde haya improvisación y juego, donde no haya que hacer las cosas más específicamente.
Y si tenés que elegir una sola ¿cuál sería?
Yo creo que El Kuelgue es la más integradora, pero igual no me puedo quedar con una. Me cuesta mucho… ¡elijo todas!
¿Logras conectarlas en algún punto?
Son muy diferentes, pero todas tienen juego y ese es el motor. La diversión que se transmite a la otra persona, también disfrutas de la diversión del otro. Creo que ahí está el gancho, en el disfrute.