Jamila Castillo, más conocida bajo su nombre artístico Jamila Purofilin, presenta Julio Cortázar songs: canciones interpretadas en su voz a partir de poemas de, como ella lo llama, el “Cronopio mayor” Julio Cortázar, coincidiendo (el azar otra vez metiendo la nariz cuando de Cortázar se trata) con el cumplimiento del centenario del nacimiento del escritor argentino (y, sobre todo, latinoamericano). “Encontré un poema que me atravesó, ‘Blues for Maggie’, y ahí arrancó todo”, comenta Jamila, quien el próximo 21 de agosto se presentará en el Teatro del Viejo Mercado, en el barrio del Abasto. La historia de un proyecto que mezcla la literatura y la música, algo que encarnaba el propio Cortázar en su vida, y cómo la cantante cubana y Julio “burlaron el tiempo para encontrar la enorme cantidad de melodías y ritmos que hay en sus preciosos poemas”.
-¿Cómo nació la idea de «Julio Cortázar Songs»?
-Todo surgió en una de mis visitas a la librería “Follas novas”, de Santiago de Compostela; encontré un título de Cortázar: Papeles inesperados. Lo manoseé, lo olí, volví a sugestionarme con la imagen siempre atractiva del “Cronopio mayor”, y me di cuenta de que desde hacía un buen tiempo no leía nada de él, menos siendo inédito. El libro era caro, pero lo compré, aún sospechando que sería de esas ediciones póstumas que los escritores habrían descartado. Entonces me fui al Derby, que hace una de las esquinas de la Avenida Rosalía de Castro. Era invierno, y ahí sirven un buen chocolate, el mobiliario es antiguo y me recordaba un poco a esos viejos cafés de Buenos Aires, regentados por gallegos. Encontré un poema que me atravesó, “Blues for Maggie”, y ahí arrancó todo.
-¿Recordás cómo fue tu primer acercamiento a la obra de Julio Cortázar?
–Yo nací en un barrio habanero llamado La Víbora, con unos parques ensoñadores, de flanboyanes viejos y frondosos. Lo más singular eran para mí sus jardineros guardaparques. Allí vivía en una pequeña habitación con mis padres, que eran jóvenes, tendrían unos 29 o 30 años cuando yo aprendí a leer. En esa pequeña habitación muy soleada, con gran ventana de dos hojas y una mata de mango que cruzaba a saludarnos desde el patio de la casa aledaña, yo ansiaba leer los libros de mi padre. Él por entonces cursaba la licenciatura en Español y literatura hispanoamericana en el instituto pedagógico “Enrique José Varona”. Por su clase pasaban a dar conferencias Nicolás Guillén y Alejo Carpentier, entre otros. Siendo una niña sólo alcanzaba a leer y releer los lomos de los libros tan bien dispuestos al azar. Entre ellos el nombre Julio Cortázar resonaba en mí. También estaban “El capital” con sus tres tomos, Waldo Frank con “Bolívar. Nacimiento de un mundo” y el “Núremberg epílogo”. Pero Cortázar, su onomatopeya, me hacía imaginar algo a lo que debía acceder, y cuanto antes mejor. Y así fue.
-Se suele decir desde la crítica que Cortázar es un escritor de la adolescencia/juventud. Tu proyecto marca lo contrario, resaltando su figura para cualquier edad. ¿Qué opinión tenés al respecto?
– A ver, creo que la obra de Julio evidentemente puede atraparte durante la adolescencia o primera juventud por azar o recomendación; por el hecho de ser tan cuestionadora, puede dar esta impresión. Pero pienso que lo que sucede en realidad es que Cortázar te propone -si concuerdas con él- ver el mundo de una manera distinta a la convencional, como un ejercicio personal. Te incita a un juego que queda en tu acervo, lo sigas leyendo, o no. A la edad que lo leas, no encontrarás nada de ingenuo o “juvenil” en el sentido simple de la palabra. Sí fresco, sí jovial, sencillo, no convencional, e indudablemente artístico.
-¿Cómo fue aceptado por la crítica y el público «Julio Cortázar Songs»?
-Mi disco, que comenzó siendo un single, fue financiado por el público a través de una plataforma de crowdfunding (www.verkami.com), tras haber recibido una especie de premio: la Ayuda de la Fundación Autor de SGAE a la creación de músicas populares en 2013. Lo estrenamos en un mercado cultural MicAtlántica, donde conocimos a Acqua records, el sello argentino que nos ha editado el disco para Argentina. El público de Galicia, que es donde resido, aprecia el trabajo de los creadores con efusivos aplausos y comentarios casi siempre halagüeños para Purofilin. Luego sucedió que en 2014, en Radio 3 (Radio Nacional de España), el programa “Discópolis” cuyo conductor es uno de los grandes prescriptores de música en España, eligió el tema “Save it pretty mama” entre otra veintena de música española no pop, para acompañar al equipo español “La Roja” en el Mundial de Fútbol 2014.
-¿Cómo sigue el proceso de presentación?
-Nos estrenaremos en Buenos Aires en el Viejo Mercado del Abasto, el día 21 de Agosto. En principio continuamos allí el sábado 23 y domingo 24. Luego habrá conciertos en ciudades como Rosario, Córdoba y Mendoza.
-¿Y qué otros países van a visitar?
–A mi regreso a España, luego de unos homenajes que tendrán lugar en otoño, nos han invitado al coloquio “Julio Cortázar” en la Universidad Stendhal, en Grenoble, Francia. Será el 20 y 21 de Noviembre. Por el momento es lo que hay, aunque mi sueño sería poder visitar países cercanos como Uruguay, Brasil, al menos en Porto Alegre, donde tenemos fans que están dispuestos incluso a venir a Buenos Aires. Han propuesto, -son chicas- una “quedada de cronopios en Buenos Aires”, a propósito de nuestros conciertos. También adoraría visitar la Feria del libro de Guadalajara en México, país que este año festeja el nacimiento de quienes además de grandes poetas fueron entrañables amigos: Octavio Paz y Julio Cortázar.
-En Agosto, como dijiste, van a estar por Argentina, cerca del centenario del nacimiento del escritor. ¿Qué sensaciones te produce eso?
– Argentina es mi segunda patria. Hace veinte años que no la visito y extraño, además de a mis amigos del alma, una serie de cositas tales como los sándwiches de miga, el dulce de leche con sabor a vainilla, el acentico vuestro, el cariño que siempre nos hemos profesado cubanos y argentinos, los helados, las pizzas enormes. Las grandes avenidas, caminar por Corrientes o Santa Fe; y visitar ciudades como Santa Fe. No son cosas propiamente “intelectuales”, pero me muero por Volver, como decía el mudo (NdE: Carlos Gardel), que por cierto, cada vez canta mejor.
-Por último, sos una gran conocedora tanto de la obra como de la vida de Cortázar. Apelando a tu imaginación, ¿qué pensás que diría sobre «Julio Cortázar Songs»?
-Te digo sinceramente que no me considero una gran conocedora de la obra de Don Julio. No me gusta presumir de lo que no soy. He leído bastante, pero aún me queda mucho, porque para ser, como tú lo has definido, un gran conocedor de la obra de Julio, hay que leer también muchísimas más cosas y dedicarse como lo hizo él a profundizar en la cultura universal. Pero volviendo a lo esencial, te puedo responder con una declaración de él mismo, que leí hace poco en una reciente edición titulada “Julio Cortázar, profesor de literatura”:
“Me siento un músico frustrado. Si algo me hubiera gustado es poder ser si no un creador de música, por lo menos un gran intérprete; grande en el sentido de ser feliz, no por los públicos ni nada de eso sino realmente dominar un instrumento y gozar como puede gozar un pianista o un clarinetista ejecutando su instrumento. No me fue dado porque había el hada esa que me fastidió, pero en cambio hubo una vocación total hacia la música de los demás, que venía hacia mí” (P. 155. Quinta clase. Musicalidad y humor en la literatura.)
Entonces, el hecho de haber burlado el tiempo y habernos puesto juntos a encontrar la enorme cantidad de melodías y ritmos que hay en sus preciosos poemas, creo que nos ha venido bien a los dos. Qué digo a los dos, a todos los artistas, que han hecho posible que este Julio Cortázar songs. Tributo Jamila Purofilin sea una realidad.