Del 12 de junio al 31 de octubre se puede visitar en el Museo del Libro y de la Lengua una muestra interactiva y novedosa sobre Rayuela, la obra célebre del escritor argentino Julio Cortázar. Con entrada libre y gratuita, el visitante puede acercarse recreaciones de algunos de los momentos claves de la ¿novela? cortazariana, muestras fotográficas, primeras ediciones y mucho más en una exhibición que le hace honor a la esencia distintiva de un libro clave de la narrativa latinoamericana.
Durante todo el año se realizaron y se realizaran distintas actividades y homenajes al escritor argentino, en homenaje al centenario de su nacimiento el próximo 26 de agosto. El Ministerio de Cultura de la Nación denominó este año como el «Año Cortázar: Cien Años con Julio», que se inauguró en la Sala del Libro de París, donde Argentina fue invitada de honor y se cerrará con la transformación de una casa ubicada en la localidad bonaerense de Chivilcoy, ciudad donde Julio Cortázar vivió entre 1939 y 1944, en el Museo Cortázar, un espacio cultural destinado al disfrute de la comunidad donde se llevarán a cabo muestras permanentes y se dictarán talleres sobre la obra del escritor
Rayuela es, sin lugar a dudas, una obra lúdica que pateó el tablero de la narrativa latinoamericana del siglo XX. Generaciones de jóvenes la definen como una novela fundamental e iniciática, donde el aire de libertad, los cuestionamientos al mundo ordinario y la muestra del fracaso del capitalismo con su “Estado de bienestar” van delineando el espíritu del libro. Varios son quienes tildan a personas de “Maga” (Lucía) u “Oliveira”, sobretodo para hablar de amores desacartonados, confusos, que se empiezan a entrecruzar como los piolines en la habitación de Oliveira en el capítulo 56. En definitiva, para hacer referencia a amores que no son amores y a la vez son mucho más:
“”Así andaban, atrayéndose y rechazándose como hace falta si no se quiere que el amor termine en cromo o en romanza sin palabras. Pero el amor, esa palabra…(capítulo 6)
-Lo absoluto -decía la Maga, pateando una piedrita de charco en charco-.¿Qué es un absoluto, Horacio?
-Mirá – dijo Oliveira-, viene a ser ese momento en que algo logra su máxima profundidad, su máximo alcance, su máximo sentido, y deja por completo de ser interesante.(capítulo 9)-No somos adultos, Lucía. Es un mérito pero se paga caro. Los chicos se tiran siempre de los pelos después de haber jugado. Debe ser algo así. Habría que pensarlo. (capítulo 20)”
“Porque en Rayuela no había ninguna lección magistral pero había en cambio muchas preguntas que respondían al tipo de angustia típico de una juventud que se interrogaba también sobre la realidad en la que está creciendo, en la que tiene que vivir y que muchas veces cuestiona, impugna y pone en tela de juicio” (Clases de Literatura. Berkerley, 1980. Alfaguara 2013)
La muestra inaugurada en el Museo del Libro y de la Lengua el pasado 12 de junio recrea esos climas y el espíritu lúdico y poco convencional de la obra, apostando muchas veces al interactivismo y al dinamismo, lejos de lo inmaculado de los museos tradicionales. Dividida en cuatro pisos, otorga la posibilidad de ser recorrida de distintas maneras o siguiendo un tablero de dirección, emulando la ya célebre primera página del libro. El espectador puede encontrarse con recreaciones del puente que cruzaba las habitaciones de Oliveira y Traveller en el lado de acá, donde Talita se encontraba perversamente en el medio; o la trampa mortal de piolines y palanganas ya mencionada del capítulo 56. Si uno gusta también puede sentarse a ver el show de Berthe Trépat en la noche lluviosa de París o elegir de una rockola alguno de los varios y distintos temas que musicalizan la lectura de Rayuela.
No obstante, y al igual que en el libro, lo clásico también tiene lugar y convive a la perfección con ese espíritu de juego. Sectores de la muestra hacen acordar a las típicas exhibiciones de museo, como la exposición de primeras ediciones, el manuscrito original de Cuaderno de Bitácora, fotos del autor y más, bastante más, que el visitante debe descubrir por sí solo. Pero eso sí, siempre con el toque cronopio en el aire, donde quizás desprevenido puedas encontrar la voz de Julio sonando en el aire.
Tanto para quien ya haya leído (o más bien releído) este libro o para quien todavía tenga esa cuenta pendiente, esta exposición permite un acercamiento distinto, logrando captar la atención del espectador, ya convertido en lector, desde que empieza a cruzar la Avenida Las Heras.
Más información:
Sitio web: http://www.bn.gov.ar/museo-del-libro-y-de-la-lengua
Dirección: Av. Las Heras 2555, CABA
Horarios: Martes a Domingo de 14 a 19hs
Entrada: Libre y Gratuita
Nota y fotos: Gustavo Yuste