En una charla con Ricardo Piña, escritor y vendedor en el puesto ubicado en la Avenida Corrientes, surgió la idea de esta crónica que intenta acercar al mundo colorido que proponen los libros hechos por Eloísa Cartonera. La historia de la cooperativa, sus objetivos, la relación entre la literatura y lo social, y la originalidad del catálogo que propone una narrativa border para lectores que no tienen miedo a meter los pies en la profundidad de letras nuevas. “En el exterior tenemos un reconocimiento increíble, hasta más que dentro de la propia Argentina. Algo que empezó en un contexto de crisis para sobrevivir, como una forma de dar trabajo, terminó trascendiendo a algo mucho más profundo”, sostiene Piña.
En la avenida Corrientes no es raro encontrarse con libros. Uno avanza desde antes del cruce con Callao y ya puede encontrar, al menos, dos librerías por cuadra. Entre nuevos, usados y polvorientos, uno se sumerge en búsqueda de la oportunidad, la oferta o el hallazgo inesperado, pero difícilmente compre un libro cuyas tapas sean de cartón…o al menos eso dictaría el sentido común. Por suerte están quienes los desafían y Eloísa Cartonera es un ejemplo de ello con su puesto de venta ubicado a metros de la esquina Paraná, camuflado como un puesto de diarios más entre los que plagan la zona, atacando al desatento lector que sin sospecharlo va a tener en sus manos un libro hecho con cartón y colores, a un precio absolutamente módico, como suele ser el precio de lo hecho con cariño. No es casualidad, entonces, que el nombre sea en honor a un amor fallido de uno de sus precursores.
“Este puesto está hace más de un año” cuenta Piña, de 52 años, mientras una señora, entre las miles que van y vienen en distintas direcciones, se acerca a preguntar sobre la editorial y sus costos. “Este lugar es para evacuar dudas también –agrega-, no sólo se vende. Eso sí, tenés que tener buen humor para trabajar en la calle, la gente percibe que este es un puesto abierto y preguntan muchas cosas, pero bueno, es parte del baile. Corrientes es una fauna increíble”, sentencia.
Eloísa Cartonera surgió a principio del año 2003, en el contexto de la crisis más grande de la historia argentina. Crisis que no fue sólo económica, sino que afectó a todos los sectores de la vida cotidiana. En respuesta al derrumbe generalizado, un grupo de vecinos encaró este proyecto que, años después, se consolidó como una alternativa en el mercado editorial y genera admiración en distintos puntos del mapamundi. “¿Qué mejor que darle trabajo a un cartonero, pagándole más y con eso armar estos libros?”, reflexiona Piña. Producto de esos alborotados años, Eloísa Cartonera empezó vendiendo libros y verduras, quizás como símbolo del cambalache de la época.
“Yo hace 10 años que estoy en esta cooperativa – cuenta Ricardo-. Me acerqué por Juan Desiderio, un poeta muy influyente de los 90’s, que tenía trato con Washington Cucurto, uno de los precursores de Eloísa. Lo primero que publiqué acá fue “Sentimiento Bielsa”, un libro de poesía. Entré como escritor, me iba acercando para ver como editaban lo mío y me fui quedando, ayudando un poco a armar los libros, participando de distintas cosas. Un día me vi y ya estaba adentro”, concluye.
Otra de las características principales de los libros de Eloísa Cartonera es su catálogo, el cual va desde clásicos como Cortázar y Piglia hasta escritores del under argentino y latinoamericano. “Poder vender este catálogo y estas ediciones en Corrientes es algo genial – afirma Piña-, además de los precios que son muy convenientes. En cierto sentido los libros de Eloísa Cartonera son como revistas porque son pequeños y se venden como una novedad. Si compraste un poeta y te gustó, venís y te comprás más del mismo. Después venís y te llevás algo del mismo género”, comenta mientras dos adolescentes se ponen a hojear los libros y se terminan llevando dos ejemplares.
Once años después de su surgimiento, Eloísa Cartonera es un ejemplo a seguir en muchos lados del mundo. “En el exterior tenemos un reconocimiento increíble – asegura Ricardo-, hasta más que dentro de la propia Argentina. Somos una suerte de referentes, se han replicado cooperativas como la nuestra en todos lados, nos hacen preguntas. Algo que empezó en un contexto de crisis para sobrevivir, como una forma de dar trabajo, terminó trascendiendo a algo mucho más profundo”, concluye. Lo cierto es que Eloísa Cartonera fue imitada a lo ancho y largo del Mundo, pasando por toda Latinoamérica y llegando hasta China.
Así entonces, más que una forma de sobrevivir, Eloísa Cartonera se puede ver como una forma de vivir y compartir la literatura. Afianzados y reconocidos por los lectores y la crítica, ya tienen su lugar por peso propio dentro del mundo editorial. Sin ir más lejos, no son pocas las librerías que venden sus libros entre tantos otros. En este mismo sentido, Piña asegura: “hace mucho que no hacemos souvenirs de la crisis, sino que esa etapa ya pasó”.
Siempre que llovió paró, dicen las palabras populares. Y si no para, al menos queda la posibilidad de que salga el arco iris. En nuestro país nadie se iba a imaginar que ese arco iris podía ser tan colorido y de cartón.